La cultura sidrera asturiana muestra en Fitur las razones para ser declarada Patrimonio Mundial

La Voz MADRID

ASTURIAS

Presentación de las guías turísticas de Asturias en Fitur
Presentación de las guías turísticas de Asturias en Fitur

El objetivo es concretar con la presentación formal de la candidatura ante la Unesco los próximos meses

24 ene 2019 . Actualizado a las 17:30 h.

La cultura sidrera asturiana, una tradición milenaria convertida en sello de identidad del Principado, ha mostrado en Fitur su apuesta por un reconocimiento mundial con la presentación de su candidatura a ser declarada Patrimonio Mundial Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Ese objetivo, que se espera concretar con la presentación formal de la candidatura ante la Unesco en los próximos meses, «ha de ser un reto, una ilusión y un proyecto de la sociedad asturiana en su conjunto», según ha señalado la consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, María Jesús Álvarez.

Se trata, ha dicho, de construir el relato de una tradición «que es seña de identidad del ser asturiano con el gesto inconfundible del escanciado como parte intrínseca de una socialización que invita a compartir, celebrar y estrechar lazos de amistad». La candidatura encierra «un mensaje colectivo» que expresa la voluntad del pueblo asturiano de que se reconozcan los vínculos de amistad universal y de fraternidad que encierra la bebida más emblemática del Principado que ha sido capaz, a lo largo de los siglos, «de generar una cultura original y única». En torno a esta bebida, que aspira a seguir los pasos del reconocimiento que la Unesco otorgó en 2016 a la tradición cervecera belga, se ha desarrollado «todo un ritual que genera unos espacios de sociabilidad propios (el lagar, la espicha o la sidrería), que mantienen un fuerte carácter comunitario», ha apuntado. Las plantaciones de manzana están acreditadas en Asturias desde el siglo VIII y los historiadores han documentado la presencia de puestos de sidra en las romerías al menos desde el siglo XVI, una tradición artesanal de las caserías que se mantuvo casi invariable durante siglos.

Después de que en 2014 se diera a la sidra el reconocimiento de Bien de Interés Cultural tanto el parlamento asturiano como el Senado dieron su apoyo a la presentación de la candidatura ante la Unesco y ahora el Principado ha formado una extensa red de embajadores a través de internet para lograr ese objetivo. Históricamente la sidra tuvo que competir con bebidas de mayor graduación y mejor consideradas hasta convertirse en un emblema de Asturias ante la dificultad de elaborar vino en la región o de importarlo desde fuera del Principado por su alto coste. Tras haberse servido en vasijas de madera, la irrupción del vidrio aumentó su consumo junto a la técnica del escanciado y su degustación se socializó al generalizarse del uso del único vaso que, por su elevado precio, ofrecían los lagareros en su momento para que lo compartieran sus clientes. Asturias cuenta con más de 90 lagares que producen 25 millones de litros de sidra natural al año y con medio millar de variedades autóctonas de manzana de las que 76 están acogidas a la Denominación de Origen Protegida (DOP) Sidra de Asturias, que certifica bajo esa marca de calidad casi cuatro millones de botellas anualmente, informa Efe.