¿Dónde se daban más en Asturias los matrimonios entre parientes cercanos?

Luis Ordóñez
L. Ordóñez REDACCIÓN

ASTURIAS

Retrato de boda delante de una cuadra. Autor de la fotografía: Juan Evangelista Canellada Prida (1862-1946). Cesión del Muséu del Pueblu d´Asturies.
Retrato de boda delante de una cuadra. Autor de la fotografía: Juan Evangelista Canellada Prida (1862-1946). Cesión del Muséu del Pueblu d´Asturies.

Un estudio de la Universidad de Oviedo revela que la endogamia era menor en el occidente que en el oriente

05 feb 2019 . Actualizado a las 12:02 h.

La idea del amor romántico es bastante reciente en términos históricos; la de que el amor sea causa fundamental del matrimonio también. A lo largo de los siglos, especialmente a partir de un determinado nivel de renta, en el acuerdo para una boda pesaban muy singularmente el reparto de los bienes patrimoniales que aportaba cada familia y con esta variante entra otra: el peligro de la consanguinidad cuando se trata de evitar que la herencia (la material, no la genética) se disperse demasiado. También se dio en la Asturias tradicional pero en menor medida que en otros territorios españoles y además de forma desigual, la endogamia se reparte de forma distinta entre el oriente y el occidente.

Así lo recoge el estudio «On ‘Proliferations’, Changes and Permanences: Marriage between Relatives in the North and West of Spain (1701-1900)», desarrollado en la Universidad de Oviedo y que para medir ese grado de endogamia en las matrimonios del noroeste de la península, toma como referencia analiza el peso porcentual que los matrimonios dispensados, es decir los enlaces que requerían una dispensa papal para realizarse por hallarse los contrayentes en grados de parentesco prohibidos por la Iglesia.

Acta sacramental de un matrimonio que en 1773 necesitó una dispensa en cuarto grado de consanguinidad (líneas 9 y 10) en la parroquia de Villandás del concejo de Grau/Grado. Archivo Histórico Diocesano de Asturias
Acta sacramental de un matrimonio que en 1773 necesitó una dispensa en cuarto grado de consanguinidad (líneas 9 y 10) en la parroquia de Villandás del concejo de Grau/Grado. Archivo Histórico Diocesano de Asturias

La investigación revela que el porcentaje de matrimonios entre consanguíneos y afines celebrados en Asturias en ese periodos es menor al que se observa en territorios de Castilla y de León (el estudio analizó documentos de (Asturias, León, Zamora y Salamanca). Sin embargo, dentro de la propia Asturias también se dan diferencias entre las alas; «mientras que en los concejos occidentales del Principado la presencia de este tipo de matrimonios es casi anecdótica durante los dos siglos analizados (un 3,5% del total de matrimonios), los datos de la zona oriental del principado son considerablemente más altos (casi el 15% de los matrimonios se conciertan entre parientes)», destacaron en la nota sobre la investigación.

En ello pesó sobre todo el distinto modo de repartir la herencia en los modelos tradicionales de familia. Así, según se señaló, «mientras que en la Asturias occidental imperaba la institución del meirazo (práctica hereditaria que privilegia al concentración de los bienes en manos del primogénito varón), las zonas centrales y occidentales asturianas tendrían un sistema hereditario que tendería al igualitarismo». El peso del mayorazgo, que dejaba en manos del primogénito varón la herencia de la casa marcó profundamente la forma en la que se acordaban los matrimonios en uno u otro lugar. 

Así, «la necesidad de recomponer un patrimonio potencialmente divisible animaría al desarrollo de una estrategia matrimonial en la que el matrimonio entre parientes intentaría paliar las sucesivas particiones de los bienes heredados»; de tal manera que en el oriente era más frecuente tratar de buscar matrimonios con una cierta cercanía familiar para no dispersar el patrimonio. Sin embargo, el estudio apunta que «en las zonas de heredero único, el 'meirazo' no estaba impelido a casar con un pariente para reconstituir un patrimonio aminorado tras generaciones de repartos igualitarios entre la prole porque, en principio, él disfrutaba de un capital íntegro y, por tanto, su nivel de vida no se veía estragado». 

Las diferencias en el grado de endogamia en los matrimonios no sólo variaron a lo largo del territorio sino también a través del tiempo. Así los investigadores apuntan que esa consanguinidad no menguó según avanzaba el siglo XIX sino que aumentó. «El artículo constata que no sólo no se produce esa modernización del hecho familiar, sino que, muy al contrario, a lo largo del siglo XIX, y particularmente en las últimas tres décadas, se produce una especie de ensimismamiento matrimonial que conduce al matrimonio entre familiares cada vez más cercanos (tíos con sobrinas, primos carnales, cuñados con cuñadas, etc.)».