La anchoa del Cantábrico resistirá a un cambio climático que dañará la anguila

E. Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

ASTURIAS

Iñigo Onandia

AZTI lidera una investigación sobre el impacto del calentamiento en los «stocks»

06 ago 2019 . Actualizado a las 17:38 h.

Cuando aún no ha tenido tiempo a adaptarse al cambio que significa pescar sin descartar, el sector ya puede ir pensando en amoldarse a otra transformación. Solo hace falta darle tiempo al tiempo. Meteorológico, este último. Lo pronostican los biólogos de AZTI. Ahora que ni el primo de Rajoy puede negar el cambio climático, pues la misma Organización Meteorológica Mundial certificó que la temperatura media del año pasado -la cuarta más elevada de la historia- subió un grado con respecto a la era preindustrial, aquellos advierten de que ese calentamiento tendrá consecuencias en los stocks y, por tanto, en su pesca.

Lo cierto es que en el sector algo intuían. Notan, por ejemplo, que la costera del bonito cada año arranca antes -dos días por década desde principios de los ochenta, han constatado los estudios-; que la merluza amenaza ahora con estrangular a las flotas del norte, cuando hace unos años apenas sabían qué especie era, y les extraña que flaquee la sardina en el Cantábrico y la haya en el mar del Norte.

Proyecciones de futuro

Con datos de varios proyectos, algunos pequeños, pero todos significativos, los científicos de AZTI han realizado proyecciones de futuro para conocer el impacto que tendrá el cambio climático en la abundancia, distribución y puesta de los peces con la intención de ofrecer propuestas para que el sector pesquero pueda adaptarse a esta nueva situación y gestionar los recursos marinos con la menor afección posible. Y así se han percatado de que habrá «especies ganadoras y perdedoras», dice Guillem Chust, experto de AZTI en calentamiento global. La anchoa del golfo de Vizcaya estará entre las beneficiadas, al ser una especie adaptada tanto a zonas tropicales como templadas. Los científicos prevén que, a medida que avance el siglo XXI, aumentará la producción de huevos y el área de desove. También el atún rojo está en el bando de los vencedores. El pronóstico de los científicos es que esta especie, con gran capacidad termorreguladora, amplíe su distribución a aguas del Atlántico norte, sobre todo los ejemplares grandes. Los pequeños seguirán entrando en el golfo de Vizcaya, sobre todo si sigue habiendo anchoa.

No lo tendrá tan fácil la anguila. Si ya se encuentra en estado crítico, su situación es susceptible de empeorar. El estudio muestra que el cambio climático se podría sumar a las severas amenazas que ya afronta, como la pérdida de hábitat, la explotación pesquera insostenible, la mortalidad en las turbinas de las centrales hidroeléctricas... De ahí que los científicos recomienden reforzar y ampliar las medidas de conservación para asegurar su supervivencia futura.

Nueva distribución

En otros casos, el cambio afecta a la distribución, dado que el calentamiento de las capas más superficiales provoca desplazamientos como los ya percibidos en el jurel, el lenguado, la merluza y el bacalao hacia el norte, y la entrada en el golfo de Vizcaya de especies de aguas más cálidas. Un ejemplo es la caballa. Los científicos han detectado un desplazamiento de su centro hacia el norte de unos 16 kilómetros por década desde 1992. Ahora bien, no desaparecerá del Cantábrico. Según Chust, allá por el 2050 o 2100, habrá «una disminución de la abundancia en esta zona mientras aumenta en el norte, allá por Irlanda».

También ha habido variaciones en la puesta o migración de las especies. El estudio ha constatado que el desove de la anchoa se ha adelantado unos seis días por decenio.