Pedro Sánchez promete no dejar en la estacada a Alcoa o Hunosa

ASTURIAS

El presidente del Gobierno asegura en Gijón que conseguirá un cambio de paradigma energético que aporte estabilidad a las empresas afectadas por la transición. Lastra vende éxitos del «sanchismo» como la subida del salario mínimo. Barbón: «Los que estamos aquí somos los que queremos avanzar»

14 mar 2019 . Actualizado a las 11:28 h.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado que no se va a dejar en la estacada a los trabajadores de empresas asturianas como Alcoa y Hunosa, afectadas por la transición energética. De la hullera ha llegado a decir que tiene que ser «buque insignia de la vanguardia» y de todo el proceso. «Por supuesto que vamos a llegar a un acuerdo en ese cambio de paradigma energético que aporte estabilidad en esas empresas porque entendemos que el progreso debe ser de todos, de una mayoría», ha señalado Sánchez, que precisamente ha utilizado este símil, el del progreso, para diferenciar lo que es la izquierda que representa el PSOE de las derechas. En estos términos se ha expresado durante un multitudinario mitin celebrado en Gijón. Sabe que el proceso de descarbonización preocupa en el Principado y no ha esquivado el tema. 

«El progreso para la derecha es que una mayoría se sacrifique en beneficio de una minoría y, para nosotros, es cosa de todos. Esa es la diferencia entre la derecha y la izquierda», ha aseguró, insistiendo también en que el debate político, el real, debería centrarse en «qué país queremos: una España que avance o una España que retroceda». El PSOE que Sánchez getiona quiere una España inclusiva, solidaria, feminista e integradora, «que necesita de grandes acuerdos con los que «se han logrado muchos avances sociales y democráticos». Frente a esa España, ha contrapuesto la de de quienes «pretenden que retrocedamos 40 años atrás y enarbolan una democracia excluyente, en la que solo caben los que piensan como ellos». «Por eso es muy importante que todos los que nos consideramos socialistas, los que nos consideramos progresistas, nos movilicemos y seamos generosos», ha insistido.

No le preocupa en exceso la extrema derecha. «Ha existido toda la vida, antes votaban al PP y ahora tienen su propia marca», ha argumentado, pero no ha parado de insistir en que los socialistas tienen que movilizarse, «no dar por hecho las cosas como ocurrió en Andalucía pese a que las encuestas digan que vamos a ganar». Ha hecho, por tanto, un llamamiento a votar el 28-A. «Por eso la derecha juega a favorecer la abstención y la baja participaión, porque saben que si hay mucha participación el PSOE va a ganar por goleada».

El presidente no ha obviado en su intervención que estos días el PSOE se está encontrando con que las propuestas sociales que se están planteando en el Parlamento están siendo rebatidas, «sin argumentos», por los partidos de derechas. Les ha animado a salir de su «sectarismo» y decir si van a apoyar medidas como los permisos de paternidad o el subsidio a mayores de 52 años. «Su problema, no obstante, es que no les gustan las políticas sociales», ha reconocido.

Multitudinario

El mitin de Pedro Sánchez está teniendo lugar en el salón de actos del palacio de congresos de la Feria de Muestras de Gijón. La asistencia de militantes se ha desbordado -calculan que son más de 1.500- y el partido ha tenido que habilitar una sala al lado que también se llenó. Pedro Sánchez, que ha llegado 10 minutos tarde, ha entrado directamente a ese segundo espacio a dedicarles unas palabras a la militancia y a prometerles que volverá a Asturias a un lugar mayor. Le han propuesto a gritos llenar El Molinón. En su intervención, ha insistido en poner en valor la «militancia de base» que siempre es la que moviliza, la «única esperanza de la socialdemocracia europea» y «la esperanza para que en este país quepamos todos y no solo los tres que se hicieron la foto en la plaza de Colón». «Sin embargo, para lograrlo es necesario que nos movilicemos todos el 28 de abril», ha asegurado, sobre todo teniendo en cuenta que «es evidente que están jugando a que haya abstención», en referencia a las derechas. «Si su oscuro deseo es la abstención, la esperanza es la movilización y el voto masivo», ha dicho a las bases, insistiendo como en otras de sus intervenciones recientes en que «en España o cabemos todos o no cabe ni dios», parafraseando la canción de Víctor Manuel entre los aplausos de los militantes y los simpatizantes.

A las puertas había convencidos menos convencidos. Precisamente, trabajadores de Alcoa o de la térmica del Narcea, entre otros, recibieron al presidente con gritos contra los temidos cierres en las centrales o en empresa electrointensivas y ondeando banderas de Asturias.

Otras intervenciones

En el acto político, todo se ha movido en torno a la ilusión. «Estamos en un momento crucial de la historia. Nos negamos a que nos arrebaten esto», ha dicho la candidata a la Alcadía de Gijón, Ana González. «El día que Pedro Sánchez entró en La Moncloa volvió la esperanza, la ilusión. Volvíamos a tener posibilidades», ha insistido. Por ello, también ha reinvidicado la necesidad de ponerle freno a las derechas: «La España del negro pasado no va a volver por mucho que se junten las derechas, ahora lo vamos a ver todo en color». Ha puesto como como ejemplo también el desbloqueo que, en su opinión, supuso la llegada del PSOE al Gobierno en asuntos para Gijón como el plan de vías.

El secretario general de la Federación Socialista Asturiana (FSA), Adrián Barbón, se ha felicitado del multitudinario mitin organizado a Pedro Sánchez. «Asturias nunca falla. Si algo nos mueve a los asturianos es la ilusión», ha señalado, en torno a esa sensación con la que los dirigentes socialistas quieren esperanzar de nuevo a los simpatizantes socialistas. «Los que estamos aquí somos los que queremos avanzar», ha añadido. A continuación, ha repasado varios de los retos que Asturias tiene por delante, con el demográfico como primero de ellos: «El reto demográfico es la gran amenaza de Asturias, también de España, y ¡se ha empezado a hablar de ello con Pedro Sanchez en el gobierno!».

Barbón no ha pasado por alto lo que está aconteciendo estos días en el PP asturiano con una expresión bastante gráfica: «No hay película de Almodovar que supere lo que está pasando en el PP de Asturias». Lo ha contrapuesto con la «seriedad y estabilidad» que ha dicho encarnar y garantizar como candidato al Gobierno del Principado. «Somos los únicos que ambicionamos ganar. El resto está con la calculadora a ver si suman entre los tres», ha argumentado también. Ha abierto el abanico de posibles pactos tras los resultados electorales y ha dejado claro «que el problema de Alcoa no cae del cielo, sino de un mal Gobierno anterior».

Adriana Lastra, la número 1 del PSOE asturiano al Congreso, ha recogido el testigo de Barbón. Lastra ha mencionado los buenos resultados obtenidos por los estudiantes asturianos frente a las declaraciones con las que Pablo Casado «lo reducía todo a hórreos y frixuelos». Con el impulso del 8-M aún pintado en la retina, ha reivindica el feminismo «que empezó en Gijón y en la cuenca minera, cuando decidíamos que no íbamos a permitir que la derecha mandara sobre nosotras». Ha repasado los logros de los meses de Gobierno socialista «que, en algunos casos, se decían que no eran posibles», como la subida del salario mínimo interprofesional a 900 euros.

La Casa Malva

El primer centro integral de atención a la mujer maltratada de España se abrió en Gijón en el 2007, solo tres años después de la aprobación de la Ley de Violencia de Género. Ese fue el destino elegido por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez antes de participar en el acto oficial organizado en la Feria de Muestras de Gijón. En la conocida como Casa Malva se declaró un «ciudadanos convencido de la necesidad de luchar contra la violencia de género». Frente al posicionamiento de PP, Vox y Ciudadanos defendió desde la terminología -«es violencia de género no violencia doméstrica»- a la necesidad de llegar a nuevos acuerdos para imprimir una marcha más a la batalla contra esta lacra social, que es «un asunto nacional». Si desde el 2003 han muerto 1.000 mujeres sin que nadie haya podido ayudarlas, Sánchez lo que quiere es que no haya otras 1.000 más. «Seguiremos sin cansarnos jamás», ha prometido.