La fusión de R y Telecable allana el camino de Euskaltel para venderlas

F. Fernández LA VOZ

ASTURIAS

GUSTAVO RIVAS

La teleco asturiana desaparecerá como empresa, y su sede estará en Galicia

16 mar 2019 . Actualizado a las 09:49 h.

La cablera asturiana Telecable desaparecerá como empresa y su sede se trasladará de Oviedo a Galicia cuando sea absorbida por R. «El impacto de la fusión será mayor para ellos, sí», manifestó el presidente del comité de empresa de la teleco gallega, Javier Gómez. Ambas compañías se fusionarán en una única sociedad, que contará entonces con una plantilla conjunta de 361 trabajadores y una cartera de 355.000 clientes. Así lo acordó el grupo propietario de las dos empresas, la cotizada Euskaltel, que enmarca esta «reestructuración societaria» en un proceso para que ambas sean más operativas y «unificar procesos de trabajo y maximizar sinergias».

La operación incluirá la externalización de 37 empleados (14 de R y 23 de Telecable), que pasarán a formar parte de la plantilla de ZTE, el socio tecnológico de Euskaltel.

Pablo Cantora, presidente del comité de Telecable, prefiere guardarse las valoraciones más en profundidad sobre la operación para cuando obtenga más información sobre ella. «Preferimos ser cautos, pero contentos no podemos estar ni con fusiones ni con externalizaciones», subrayó.

Pero que sea Telecable la abducida por R no tranquiliza en absoluto a la plantilla de la cablera gallega. Gómez dice no entender a qué viene la operación, ya que los procesos de trabajo están unificados y la integración de las tres telecos es casi total. «Ya estamos todos mezclados, con esta fusión no hay nada que no pudieran hacer antes, algo oscuro tiene que haber detrás».

Sí hay una cosa que parece más al alcance de la mano de Euskaltel tras la fusión: la venta del lote R y Telecable. Es lo que teme el comité de empresa de la cablera gallega, pero que la compañía matriz niega de forma rotunda. Claro que hace pocos meses también negaba que se fuera a producir la reorganización societaria que acaba de anunciar.

Este proceso coincide con dos circunstancias que quizá esté interrelacionadas. Por un lado, el rumor, o algo más, de que Orange había contratado a Credit Suisse para analizar una posible oferta de compra sobre Euskaltel, que unos y otros se apresusaron a negar. Ambas compañías tienen un acuerdo para el plan de expansión de la gran cablera del norte por otras comunidades limítrofes, de modo que Orange le presta su estructura de fibra para dar servicio a nuevos clientes. 

Y también coincide esta fusión por absorción con el intento del segundo accionista del grupo vasco (el fondo británico Zegona) por convertirse en el primero (que ahora es Kutxabank) y hacerse con el timón del barco. La relación entre Euskaltel y Zegona se fraguó en el 2017, cuando la primera le compró Telecable a la segunda. Ese movimiento propició la entrada del fondo en el consejo de administración de la operadora cotizada, pero no llegó para sentarse y estar callado, sino para intentar dirigir el rumbo de la nave. Y en eso anda.

Abogados expertos en derecho mercantil explican que este dos en uno que se ha marcado la teleco vasca facilitaría la venta en el caso de que esa fuera su intención porque es más operativo colocar un solo grupo que dos por separado. Más cuando uno de ellos está en pérdidas. Es el caso de Telecable, que se anotó un roto de casi 23,5 millones en el 2017, mientras que R registró 35.000 euros de beneficio, según la base de datos Informa. Esta operación puede proporcionar beneficios fiscales a Euskaltel.La sociedad resultante de su fusión aprovechará los resultados negativos de la asturiana para pagar menos por el impuesto de sociedades. 

La vasca firmó las últimas concentraciones en el sector

Euskaltel protagonizó dos de los más recientes movimientos de concentración en el sector de las telecos, al adquirir R en el 2015 y Telecable en el 2017. Este proceso podría no haber acabado aún.

La compra de la cablera gallega por parte del grupo vasco intranquilizó bastante a la plantilla, pues temía que la operación implicaría reestructuraciones de personal. Según Javier Gómez no las ha habido, aunque sí se produjeron algunos despidos, sobre todo al principio y en la cúpula directiva. También se registraron lo que el presidente del comité de R llama «fugas voluntarias», una treintena de bajas de empleados «que perdieron el cariño por el proyecto».

Pero la llegada de Euskaltel sí puso patas arriba toda la organización de la teleco gallega, con la fusión de departamentos entre una y otra compañía. Casi todos están dirigidos desde Bilbao, pero desde Galicia se coordina, por ejemplo, el área de márketing de empresas, explica Javier Gómez.

¿El principal cambio tras el cambio de dueño? «Que las grandes decisiones vienen del País Vasco», resume el presidente del comité.