Esta es la Asturias que no se vacía

ASTURIAS

PACO RODRÍGUEZ

Siete concejos han aumentado su población desde el año 2000, casi todos en el área central de la comunidad

08 abr 2019 . Actualizado a las 17:13 h.

La pérdida de población, el envejecimiento de sus habitantes, es una constante para el conjunto de Asturias que se arrastra desde el año 1985 y que se ha ido agravando con los años. Pese a todo, la comunidad ha experimentado sus propios movimientos de población internos que se han ido haciendo más evidentes en los últimos años. Hay siete concejos asturianos que aumentaron su población entre el comienzo del nuevo siglo, en el año 2000, y el registro del padrón correspondiente a 2018, el último que recoge el Instituto Nacional de Estadística (el INE), la mayor parte de ellos se encuentra en el área central de la región.

La corriente interna del movimiento de población en Asturias es la de un vaciamiento de las alas en favor de los principales núcleos urbanos que se concentran en la llanura central. Aunque no todos.

En números absolutos, el concejo que más ha crecido en la última década en Asturias ha sido Oviedo. La capital pasó de los 200.411 habitantes empadronados en el año 2000 a los 220.020 que le atribuye la cuenta del INE para 2018. Son casi 20.000 habitantes más en ocho años. Le sigue Gijón, la ciudad más poblada, que también ha aumentado en habitantes aunque en una proporción menor. La villa costera pasó de 267.426 habitantes al comienzo del nuevo siglo hasta los 271.843 en el padrón del 2018.

En todo caso, otros de los concejos que han visto crecer su número de vecinos ponen de relieve que la atracción de población se concentra singularmente en la conurbación que rodea la capital asturiana. En pparte quizá por el incremento de personas que trabajan en Oviedo pero eligen para su residencia poblaciones cercanas aunque no se encuentre en el mismo término municipal.

Así en esa lista de siete concejos que han crecido se encuentran Llanera (que pasó de los 11.991 habitantes en el año 2000 a los 13.676 el año pasado); Siero (que pasó de 47.360 a 51.662) y que desde finales del siglo XX experimentó un relevante aumento de población hasta convertirse en el cuarto núcleo poblacional de la comunidad; y también Noreña (que pasó de los 4.320 habitantes hace ocho años a los 5.617 en el presente).

Hay dos concejos fuera del área central que han aumentado su población entre el año 2000 y 2018 aunque con un crecimiento muy pequeño. Se trata de Llanes, que concentra una importante actividad turística, y que pasó de los 13.144 habitantes a los 13.676; y Villaviciosa, que ocho años atrás contaba con 14.275 vecinos en el municipio en el último padrón del INE los aumenta hasta los 14.430.

El resto de los concejos de Asturias vio menguada su población en la última década, algunos de manera muy drástica como es el caso de Illano que perdió práctimante la mitad de sus habitantes, pasando de los 639 a 352. Como curiosidad hay un concejo que en ese plazo de tiempo de ocho años ha mantenido en un número constante la cifra de sus vecinos, se trata de Sobrescobio que tenía en el año 2000 y en 2018 el mismo número habitantes: 818. El único cambio registrado en el padrón en Sobrescobio es que descendió el número de mujeres en cuatro y aumentó en la misma proporción el de hombres.

La Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei) informó el pasado mes de marzo de que Asturias cuenta con 303 entidades singulares de población -villa, aldea, casería o lugar- con un único residente y otras 3.219 con diez o menos empadronados. Asturias es la segunda comunidad autónoma con mayor número de entidades singulares de población, con 6.942, sólo por detrás de Galicia, que cuenta con 30.347, casi la mitad del total nacional, que asciende a 61.788.

También a mediados del mes pasado, el Colegio de Ciencias Sociales y Políticas del Principado hizo público el primer informe con un ránking de calidad de vida por concejos en Asturias y de sus cifras se extraía la conclusión de que había una relación entre esas variables y el crecimiento o decrecimiento demográfico. Se daban mejores condiciones de calidad de vida en el área central, especialmente en los núcleos urbanos que acumulan más población y también los principales centros administrativos, mientras que había menos en los municipios que padecen mayor despoblación, en los territorios de montaña de las alas. Los autores señalaban además que este proceso está generando una brecha, que se acumula en el tiempo, de desigualdad dentro de la comunidad.