Sánchez elogia el estado de bienestar asturiano como ejemplo de autogobierno

ASTURIAS

José Luis Cereijido

El líder socialista llama a una movilización masiva para frenar la posibilidad de que se forme una mayoría alternativa al PSOE con la ultra derecha

24 abr 2019 . Actualizado a las 22:33 h.

Sólo hubo dos grandes mítines dignos de ese nombre en la campaña electoral asturiana. El de Vox, en sus mismos inicios, con un Palacio de los Congresos de Oviedo repleto para escuchar a Santiago Abascal, y casi en su cierre el que que convocó el PSOE en el recinto de la Feria de Muestras de Gijón para acompañar a Pedro Sánchez precisamente con una llamada intensa y reiterada a agrupar el voto en su partido para frenar la posibilidad de que «la derecha y sus tres siglas» pueda sumar una mayoría alternativa. No hubo demasiados guiños locales por parte del presidente en su intervención (los que hubo, sobre todo respecto a la luz verde definitiva al Plan de Vías de Gijón por parte de la candidata a la alcaldía, Ana González, y también de Adriana Lastra); pero sí tuvo una mención de elogio para el desarrollo del sistema educativo y sanitario de carácter público en Asturias como ejemplo de éxito del estado de las autonomías.

A la hora de alertar contra una deriva reaccionaria, a su juicio, en partidos como PP y Ciudadanos «porque le compran los argumentos a la ultra derecha», Sánchez señaló que «¿si no tuviera autogobierno tendría la sanidad o la educación que tiene Asturias?» para gran regocijo de los militantes, emocionados con las apelaciones a que su formación «después de 11 años vuelva a ser la principal fuerza política» pero también con una llamada constante a la movilización para garantizar que el PSOE logre una mayoría suficiente para poder gobernar.

En el día siguiente a la celebración de los dos debates consecutivos en televisión junto al resto de aspirantes en la carrera por La Moncloa, Sánchez se dio un baño de masas en Gijón (con unos 3.500 asistentes al mitin, según la organización) y en el que compaginó una seguridad firme en la victoria en la cita con las urnas junto a una advertencia de que hay «un riesgo real» de que PP y Ciudadanos terminen por apoyarse en Vox para llegar al Gobierno recordando el ejemplo de lo sucedido en Andalucía. 

«Estamos muy cerca de que pase, lo rozamos con las yemas de los dedos», alentó Sánchez a sus militantes reclamando con todo que lograran una «megamovilización» en la que pudieran convencer «a quienes nos votaron siempre en estos 40 años, pero también a quienes nos votaron alguna vez e incluso a los que no lo hicieron nunca porque somos la única fuerza que, visto lo visto, garantiza un futuro al país». 

No hubo mención por parte de Sánchez a asuntos que han marcado la actualidad asturiana de forma relevante en sus meses de gobierno como el impacto de la transición energética en la industria regional (si la hubo en buena parte de la intervención de Adriana Lastra). El único chascarrillo para el terruño fue cuando, para reivindicar el orgullo de ser español pero por las «conquistas sociales» del país, el presidente citara que España ha sido protagonista de avances como los derechos LGTBI, uno de los lugares considerados más seguros para viajar y con mayor esperanza de vida «y nos suelen poner segundos en gastronomía pero yo siempre digo que si no nos ponen primeros es porque quienes hacen esa clasificación no han probado la fabada asturiana».

Hubo grandes aplausos para la anécdota pero también y sobre todo, por parte de una militancia muy movilizada, para la reivindicación por parte de Sánchez de las medidas aporbadas en los «viernes sociales», mediante real decreto en los consejos de ministros y que fueron recurridas (sin éxito) por parte de la oposición. «Es que nosotros aprobamos reales decretos para medidas sociales y ellos para aprobar una amnistía fiscal a la que se acogiéron Bárcenas y Rato», dijo Sánchez.

El presidente comenzó destacando que si había logrado liderar el Ejecutivo en estos meses había sido gracias a una moción de censura que tuvo su último motivo en la corrupción del PP. Pero reclamó que las elecciones del domingo se conviertan «en una moción de censura social contra la intolerancia, contra la derecha y sus tres siglas». Así, se preguntó desde cuándo se habían comenzado a poner en cuestión aspectos como los derechos de las familias homosexuales, las políticas contra la violencia machista o el mismo estado de las autonomías, y apuntó que se había producido en los últimos meses por parte de partidos como PP y Ciudadanos que, en su opinión, se habían dejado marcar la agenda por parte de Vox.  

Acusó a ambos grupos de «mentir» en los debates y también en las declaraciones de campaña e insistió en que con un gobierno socialista «no habrá referendum, ni habrá independencia» a la par que reclamó a los soberanistas catalanes «que dejen de engañar a la sociedad, que digan en público lo que dicen en privado» y recalcó que en Cataluña «el problema no es de independencia, es de convivencia y vamos a resolverlo con diálogo».

En sus propuestas para la próxima legislatura marcó como brújula la subida del salario mínimo interprofesional que pese a los augurios conservadores de que aumentaría el paro han servido para «demostrar que se puede hacer una política social y económicia y cuadrar las cuentas»; también aseguró que derogarán la Ley Mordaza, que habrá una legislación sobre la eutanasia, y que «la democracia será más digna cuando no haya mausoleos de homenaje al dictador». Sobre este punto fue Adriana Lastra quien puso una fecha concreta para la salida de los restos del Franco del Valle de los Caídos: el 10 de junio. Al fin y al cabo, y en resumen de buena parte de su intervención, Sánchez resaltó que, frente a quienes reivindican «la reconquista», los socialistas «vamos a reconquistar la esperanza y la ilusión de los españoles».