El niño que oyó voces saliendo de la tierra y salvó una vida

La Voz

ASTURIAS

Rubén López Rimada
Rubén López Rimada CEDIDA POR JORGE LÓPEZ

Rubén López, de diez años, escuchó los gritos de auxilio del senderista holandés que se despeñó por una grieta en Picos de Europa

24 jun 2019 . Actualizado a las 11:12 h.

Un niño de diez años, Rubén López Rimada, resultó clave en el rescate este domingo del holandés de 64 años que sufrió una caída y quedó atrapado en una grieta en los Picos de Europa, en el municipio asturiano de Cabrales. El pequeño, que había madrugado para ir a la montaña junto a su familia, le dijo a sus padre que oía gritos de ayuda.

Insistió. Nadie más había escuchado al herido, pero su aviso fue fundamental para localizarle. Al final del día, Rubén y su familia, residentes del municipio asturiano de Villaviciosa, estuvieron juntos con el rescatado, al que fueron a ver al Hospital de Arriondas a donde había sido trasladado.

El pequeño se había separado en la ruta de sus padres y su hermana, María, para hacer unas fotografías. En ese punto oyó lo que parecían gritos de ayuda sobre las 10.00 horas. «¡Hola, hola!» o «¡Ayudadme!», escuchaba desde lejos. Insistió ante su padre y le llevó a la zona donde oía las voces.

Según ha explicado su padre a Europa Press, las voces generaban ciertas dudas. Se producían a intervalos de cada minuto aproximadamente. El problema estribaba en que cuando gritaban para responderle, no escuchaban respuesta alguna.

Hubo momentos en los que parecía una grabación. Con posterioridad, averiguaron lo que pasaba. Con la caída, el hombre había perdido el audífono y no les escuchaba. Otros senderistas también estaban en la zona y oían sus lamentos. Tenían que guardar silencio para poder percibirlos.

De inmediato, llamaron al 112 Asturias para avisar de lo que ocurría, indicando el lugar, en el canal que sube de Bulnes al Urriellu, y lo que ocurría. Que escuchaban a alguien que parecía estar en apuros, pero que no le veían. Media hora después llegó un helicóptero con bomberos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias. Entre tanto, Jorge López, había estado buscando el origen de los lamentos, sin éxito.

Los bomberos comenzaron a rastrear la zona, tanto por tierra como por aire. Finalmente, tras aproximadamente treinta minutos, localizaron lo que parecían señales de luz hechas por una linterna y comprobaron que el hombre se había caído por una grieta. Estaba a unos 800 metros del lugar donde el pequeño Rubén escuchó su petición de ayuda.

El difícil acceso del lugar, la entrada simulaba una chimenea con una entrada muy angosta y una pared muy vertical, dificultó el rescate, para el que fue necesario ejecutar cuatro ciclos de grúa, en los que se desplegaron cada vez, entorno a 50 metros de cable. Primero entró un bombero-rescatador y a continuación el médico-rescatador que suministró analgesia al hombre accidentado. A continuación se procedió a su inmovilización colocándole el ferno-ked. El siguiente paso fue su evacuación, junto al médico-rescatador con el triángulo de rescate. Tras concluir la operación de rescate se evacuó al herido al Hospital Comarcal de Arriondas.

Visita al herido

Hasta el centro hospitalario se trasladó por la tarde la familia de Rubén, para visitar al herido. El hombre, convaleciente, se mostró muy agradecido con el pequeño. Apenas habla español, por lo que habló en inglés con la madre, Celia Rimada, quien domina el idioma y le explicó lo que había ocurrido en la habitación hospitalaria.

Realizaba la ruta en solitario esa mañana de domingo. Las instrucciones que había introducido en su GPS resultaron erróneas y le hicieron descender por la canal por un lugar que no era el adecuado. Cuando había bajado dos metros aproximadamente ya no podía dar marcha atrás y perdió el equilibrio, en parte por culpa de una mochila de gran tamaño que llevaba a cuestas. Fue entonces cuando cayó y se hizo daño en la espalda.

Comenzó entonces a pedir ayuda, utilizando el poco español que conocía. Repetía las palabras «hola» y «ayuda». El hombre, de 64 años, utiliza un audífono para poder escuchar bien, pero el aparato quedó inutilizado posiblemente en la caída. Por eso no oía la respuesta que le daban los senderistas. Cuando se recupere, su intención es volver a Holanda. Allí le esperan tres nietas de la edad de Rubén.