El ambiente de camaradería, las redes sociales y sus singularidades explican el éxito de una fiesta que atrae a numerosos extranjeros

Lo que nació en 1940 como una celebración familiar se ha convertido en un verdadero fenómeno de masas: una fiesta que, junto al Descenso Internacional del Sella, se erigen como los dos festejos más conocidos fuera de Asturias. El Xiringüelu ha crecido de tal forma que, explica Kike Tejada, de la peña El Ahorcao, «no es raro que alguien de Dinamarca se enterase de esta fiesta por redes sociales y decidiera venir». Este romero afirma que ya hay personas de países como Inglaterra o Italia que han participado en esta fiesta, y que no le extrañaría que más pronto que tarde se convirtiera en la celebración más célebre fuera de la región. La clave para explicar esta internacionalización se da por el grado de acogida que se da en la romería, haciendo sentir al primerizo como uno más, destaca Adolfo Marcos, presidente de la Cofradía del Xiringüelu. El proceso que ha generado este «boom» ha sido largo, manteniendo las señas de identidad que justifican la fama de esta romería.

Nacida en 1940, en sus orígenes se trataba de un festejo familiar en el que cada una se reunía en su caseta para pasar el día comiendo y bebiendo sidra. «Era muy distinta, por lo que me contaban mis abuelos y mis padres se tendía a quedar toda la fiesta en estos lugares, que eran una especie de cenadores, donde cocinaban una comida muy especial. Aunque sí que fuesen a otras casetas a ver a otras familias, la costumbre era quedarse cada uno en la suya», afirma Clara Cuervo. Esta joven praviana de 16 años, pese a su corta edad, es una veterana del Xiringüelu, ya que con dos años disfrutaba con sus padres de esta celebración. 

La tradición deja paso a los nuevos tiempos

De esa fiesta puramente familiar se mantiene el carácter de comunidad y camaradería que pervive en el Xiringüelu, aunque el paso de los años han devenido en una fiesta en la que los grupos de amigos y sus casetas vertebran esta cita veraniega. Ahora las familias se reparten entre las casetas. «Mis padres, mis tíos y yo nos encontramos en casetas distintas: lo que era antes el Xiringüelu en este sentido ha cambiado. Ahora estás más tiempo casi fuera de la caseta cogiendo comida y bebida para llevar que en tu caseta», explica Cuervo. Por otra parte, esta joven relata cómo el espacio se ha acabado dividiendo en dos partes: lo que denomina la zona de botellón y la propia zona de las casetas. «De esta forma sabes a dónde ir en función de lo que busques: si quieres ir a beber con los amigos tienes la primera opción, y si buscas algo más calmado tienes la segunda alternativa», añade.

La romería entra en la edad anciana pero se mantiene más joven que nunca

En 2020, esta fiesta cumplirá 80 años en un gran estado de salud. Pese a los cambios, ha sabido mantener su espíritu y singularidades, que le han hecho lo que es hoy. Aunque algunas tradiciones se hayan perdido, el afán de la organización de tener presentes algunas de estas costumbres es algo que valora mucho Tejada. La peña el Ahorcao, de la que es miembro, lleva 41 años participando en la fiesta. A sus 48 años, ha vivido casi toda su vida al abrigo de esta romería, a la que asistió por primera vez con siete años. «Una diferencia con los inicios era que en los primeros años a Cañedo solían subir desde Pravia buena parte de los romeros en romería. Se ha intentado algunos años convocar a las peñas a bajar al Salcedo a primera hora. Es algo complicado por temas logísticos: a esa hora hay mucha gente llevando comida y bebida, se trata solo de una idea», señala.

La camaradería y el ambiente que reina en las casetas son los ingredientes del éxito que se ha ido cocinando a fuego lento con el paso de las décadas, y que se mantienen desde sus primeras ediciones. No obstante, otros factores han ayudado a catapultar esta fiesta a lo que es hoy: un fenómeno de masas.

El papel de las redes sociales

Como cualquier fenómeno, el Xiringüelu actual no se puede explicar sin comprender cómo plataformas como Twitter, Facebook o Instagram han influido en la difusión de este festejo fuera de España. La posibilidad de dar a conocer las particularidades de esta celebración en la audiencia extranjera es una oportunidad que ha sabido aprovechar el Xiringüelu para, poco a poco, ser tenido en cuenta por extranjeros a la hora de acudir a una fiesta fuera de sus países. 

Españoles procedentes de todo el territorio nacional disfrutan de la fiesta

Además de darse a conocer internacionalmente, dentro de España existe un público numeroso que llega de puntos muy diversos de la geografía nacional para disfrutar de este festejo único. No solo habitantes de las comunidades vecinas lo pasan en grande en el Xiringüelu, sino que incluso de regiones muy alejadas de Asturias asisten al prao Salcéu a quedar prendados de la fiesta. «Hay muchas personas de puntos muy lejanos de aquí que vienen al Xiringüelu. Es algo muy especial: el estar toda la gente junta, comiendo, bebiendo, bailando y llevándose muy bien en general. Por eso viene la gente», sostiene Clara Cuervo, de la peña La Jungla. 

Sentirse como uno más nada más llegar a la romería

Aterrizar en una cita veraniega de las características del Xiringüelu puede resultar chocante para el que llegue por primera vez. Sin embargo, como afirma Adolfo Marcos, en el momento en que pise el prau Salcéu se convierte en uno más de la romería. «La hospitalidad es la seña de identidad, y a la gente de fuera que viene a la fiesta por primera vez se le invita en las casetas a tomar algo o a comer, y se le ayuda a integrarse en la celebración», afirma. Relata el ejemplo de un joven canario que, coincidiendo con las fiestas de su pueblo, se le presentó la oportunidad de asistir a la romería, y el propio Marcos convenció a la madre para que se decantara por la cita praviana, que acabó finalmente disfrutando.

El grado de confraternidad es tal que el propio presidente de la Cofradía del Xiringüelu relata las numerosas amistades forjadas a raíz de este festejo, que incluso llegan a perdurar años. Es el caso de un grupo de amigos gallegos con los que el propio Adolfo Marcos mantiene una buena relación, tanto es así que un año llegaron a asistir 16 integrantes del grupo al Xiringüelu. «Ya tenemos una edad en la que se hace complicado poder venir si eres de fuera de Asturias, pero siempre que pueden no dudan en disfrutar de la fiesta», añade.

«Tengo un amigo que vive en Shanghái que ha cogido el avión para no perderse esta fiesta»

El regreso de los expatriados pravianos

La Fiesta praviana con mayúsculas, como la define Marcos, también sirve para que emigrantes del concejo vuelvan a casa después de una larga época sin regresar. Pravianos procedentes de todas las partes del globo cogen el avión para disfrutar con los suyos de una celebración marcada a fuego en el corazón de estos asturianos. Tal es el arraigo que despierta esta fiesta que incluso llegan desde México o China para unirse a la romería. «Tengo un amigo que vive en Shanghái que ha cogido el avión para no perderse esta fiesta y que este jueves ya estaba en Pravia», comenta Adolfo Marcos. 

La razón que explica este nivel de amor hacia esta romería se explica por su importancia tanto en poner a Pravia en el mapa internacional como por el significado para los habitantes del concejo, que desean desde pequeños participar en la romería. Generaciones enteras crecen al calor de esta fiesta, cuya esencia familiar permanece imperturbable al paso de las décadas. Esta unión entre los pravianos y su celebración más insignie se marcan en las personas que, con dos años, ya bajan a la romería para estar con sus padres, como es el caso de Clara Cuervo. Además, la involucración de la población local y la hostelería en esta fiesta es tal que su éxito y el boom que vive en la actualidad no se puede comprender sin conocer cómo negocios de Pravia ahuyentaron en su momento los fantasmas de la desaparición del Xiringüelu.

El boom de este fenómeno se explica por la implicación del concejo

La hostelería y la formación de la Cofradía impulsan la romería

Pese al envidiable estado de salud del que disfruta este festejo en la actualidad, su historia demuestra que, como todo fenómeno, también pasó por horas bajas, aunque el sector hostelero y la ciudadanía se volcó en reflotar una celebración que encandila a propios y extraños. La amenaza de que la romería no se celebrara en años no muy lejanos fue un fantasma que planeó sobre Pravia, pero la intervención de negocios locales y de unos residentes dispuestos a sacar la fiesta adelante disipó cualquier tipo de rumor. «Han habido años en los que corría la voz a pocas semanas del Xiringüelu de que ese año no se celebraría, pero la hostelería dio un paso adelante y tomó las riendas para que la cita tuviese lugar», explica Marcos, que apunta a la composición de la Cofradía como un paso clave en la organización de la romería y en su consolidación.

El papel de los cofrades permitió hace seis años coordinar unos festejos que amenazaban con colapsar Pravia. «Uno no podía ni caminar: tal era el desmadre y la cantidad de gente que había que era necesaria una organización que controlase semejante caos. Entonces formamos la Cofradía del Xiringüelu», relata su presidente. El boom de este fenómeno de masas, señala él mismo, se viene produciendo desde hace ocho años, y para hacerse una idea del crecimiento de la romería, Adolfo Marcos apunta a que el número de casetas con los que en principio se planificó la finca era de 100, por las 157 actuales. Este incremento tan destacable del número de casetas refleja el éxito de la fiesta, que rompe récords edición tras edición. «El año pasado fuimos 37.000 personas, este prevemos estar entre las 42.000 ó 45.000», apunta. El Xiringüelu ha dejado de ser una romería puramente familiar y se ha convertido en una fiesta internacional.