El proyecto del Serida tiene como objetivo determinar la casuística en las personas tras analizar la presencia de la bacteria en rumiantes domésticos, sobre todo, en el oriente de la región
24 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Las enfermedades que contraen los animales domésticos afectan cada vez más a las personas. Los controles sanitarios que se realizan a las cabezas de ganado contribuyen en gran medida a controlar esas enfermedades y poner en marcha estudios e investigaciones que sirvan para atajarlas o aminorar su incidencia. Una de las zoonosis (enfermedad transmitida de los animales a las personas) emergentes en este siglo XXI es la Fiebre Q. Pero ¿qué es la Fiebre Q? ¿Tiene incidencia en Asturias? ¿Qué medidas cabe tomar en aquellas explotaciones ganaderas en las que se detecte?
En la región se tiene información sobre esta zoonosis gracias a que el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida) tiene una investigación en marcha. El experto Alberto Espí Felgueroso, del Área de Sanidad Animal del Serida, ha publicado recientemente un estudio en el que explica en qué consiste esta enfermedad infecciosa y en el que apunta los objetivos que se deben tener en cuenta para evitar su avance en Asturias. Según explica Espí Felgueroso en el artículo publicado en la web del Serida, la Fiebre Q es una zoonosis causada por la bacteria Coxiella bumetii, la cual asegura que «está presente en todo el mundo». Aunque señala que también está presente en el ciclo salvaje, se centra en el ciclo doméstico, es decir, cómo afecta a los animales de granja, especialmente a los rumiantes y a los animales de compañía, ya que la vía de contagio más importante es la aerógena en la transmisión a las personas. Según explica, «se produce por inhalación de aerosoles contaminados procedentes de establecimientos donde se manejan animales, a través de polvo contaminado por tejidos placentarios, líquidos del parto y heces de animales infectados».
Las personas contagiadas de Fiebre Q presentan distintos síntomas en función de su localización en España. Mientras que en la población del norte cursa con cuadros de fiebre y neumonía, en otras zonas del país predominan más los cuadros de fiebre y hepatitis. Desde 2015 la Fiebre Q en humanos es de declaración obligatoria, «lo que ha dado lugar a un aumento de las declaraciones de casos y brotes», Alberto Espí precisa en su artículo que uno de los objetivos del proyecto de estudio puesto en marcha es «determinar la casuística humana de la Fiebre Q en Asturias, tanto de los casos clínicos agudos como de los crónicos» para dar una serie de respuestas que supongan reducir la incidencia de la infección. Algo más de información se tiene sobre cómo afecta la bacteria Coxiella bumetii a los animales. Mientras que en el ganado ovino y caprino la infección produce abortos, en el ganado vacuno está asociada a infertilidad y mamitis. El estudio del experto del Serida señala que «la bacteria se elimina al medioambiente una vez que los animales quedan gestantes y abortan o bien tras el parto normal».
Resultados preliminares en animales
Los resultados preliminares de la investigación llevada a cabo por Espí Felgueroso, para lo que ha contado con los sueros recibidos del Laboratorio de Sanidad Animal del Principado de Asturias, procedentes de las campañas de saneamiento ganadero, concretan la detección de anticuerpos «en todas las especies domésticas estudiadas en Asturias». Las prevalencias obtenidas han sido del 8,44 por ciento (13 de 154) en el ovino, un 24,44 por ciento (33 de 135) en el caprino y del 18,40 por ciento (30 de 163) en el caprino. El estudio hace referencia también a la distribución geográfica de los animales seropositivos. Teniendo en cuenta que la cabaña de ovino y de caprino de Asturias está concentrada en el oriente de la región, aunque con presencia en la totalidad de los municipios, coincide que una parte importante de los casos detectados están en los concejos más orientales, aunque en el informe se señala que «se han detectado animales seropositivos en zonas muy distantes, lo que hace suponer que la infección es ubicua en la región».
Objetivos planteados para Asturias
Como se indicaba anteriormente, uno de los objetivos del proyecto que tiene en marcha el Serida y que está desarrollando Alberto Espí es determinar la casuística humana de la Fiebre Q, aunque el mismo fija otros tres objetivos más, como son: determinar la proporción de individuos infectados por Coxiella bumetii en los rumiantes domésticos, así ocomo en los animales silvestres y garrapatas de la vegetación de Asturias; determinar los genotipos de Coxiella bumetii presentes en la región en humanos, animales domésticos, animales silvestres y garrapatas; y elaborar un procedimiento de investigación de brotes y una guía de recomendaciones para la prevención y el control de la Fiebre Q en explotaciones ganaderas.
Medidas de control iniciales
El investigador del Serida avanza en su artículo algunas medidas de control o estrategias de prevención que se pueden tomar encaminadas a limitar los riesgos de transmisión de Coxiella burnetii por vía aerógena. Así, plantea «evitar la salida del estiércol de la explotación para ser utilizado como abono antes de tener la completa seguridad de que la bacteria se encuentra inactivada (mínimo 1 mes tras los partos); realizar labores de limpieza y desinfección de las instalaciones con productos que inactiven la bacteria; evitar los partos fuera de las instalaciones, así como la retirada rápida y destrucción de fetos y placentas; aislamiento de los animales que han abortado; prohibición de acceso a la explotación de personal ajeno a la misma; y uso por parte del personal de la explotación de guantes, botas y ropa de uso exclusivo dentro de la explotación».
Entre las consideraciones que hace este experto al final de su artículo está que «el tratamiento antibiótico no es eficaz» y que «la vacunación con vacuna inactiva es una opción para proteger frente al aborto y reducir la excreción de la bacteria al medio». No obstante, apunta también que «una vez que la infección se ha extendido en una explotación, la vacunación sólo es efectiva para la reposición (animales susceptibles no infectados)». Otros dos aspectos que apunta Alberto Espí Felgueroso es que «la vacunación es una estrategia que ha de plantearse a largo plazo durante varios años consecutivos» y que «incluso sin vacunación, tras sucesivas pandemias, se produce un descenso natural de la infección en las explotaciones ovinas infectadas»