Cómo diferenciar una «vespa velutina» del resto

N.G.R. REDACCIÓN

ASTURIAS

Vespa velutina
Vespa velutina WIKIMEDIA COMMONS

Algunas especies que se pueden confundir con la avispa asiática son inofensivas y no suponen una amenaza para las polinizadoras

28 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La vespa velutina se ha extendido tanto que ya no es raro encontrar ejemplares de esta especie invasora en núcleos urbanos. Por ello, y por las dudas que existen en torno al aspecto que presenta la avispa asiática, es necesario tenerlas en cuenta para no confundirla con alguna de las especies autóctonas. Esta información es especialmente importante para las personas que habitan en la zona rural y pueden encontrarse próximas a nidos de velutina, para poder comunicar de forma más eficiente la presencia de esta especie invasora a los efectivos dedicados a la destrucción de nidos. 

La vespa crabro es el avispón más común, y que presenta un tamaño igual al de la invasora (de entre 2,5 y 3,5 centímetros), de ahí que se suela asociar la presencia de los crabros con la velutina. Las avispas asiáticas reinas sí que tienen un tamaño más diferenciable, siendo casi dos veces el de una velutina promedio. Pero si la longitud y grosor son casi idénticos, el factor diferenciador entre ambas especies es la coloración. «La especie autóctona la podríamos llamar rubia, y la asiática, morena», afirma Luis Laria, presidente del Cepesma. La invasora se distingue de la crabro en el último tercio de las patas, que es amarillo seco, y los anillos del abdomen son escuetos y no tan anchos como el del avispón común, que tiene los círculos amarillos, mientras que los de la velutina son naranja apagado. 

El tórax de la asiática es negro, lo que le da el nombre de vespa velutina nigrithorax. Por su parte, el avispón autóctono tiene el tórax de color naranja apagado, diferenciándose del de la especie invasora. Las alas de la velutina son más oscuras que las de la crabro, que tiene una coloración amarilla brillante. Las colmenas también presentan diferencias en tamaño y población que alberga. Mientras que el del avispón autóctono es menor, el de la avispa asiática puede contener diez veces más especímenes que los de los nidos de crabro.

Las avispas comunes (vespa vulgaris) son muy fáciles de distinguir a simple vista de la especie invasora, ya que solo por el tamaño se puede inferir si es o no velutina el ejemplar, ya que esta es el doble que una avispa común, y la coloración de la vespa vulgaris es un amarillo muy brillante, sencillo de diferenciar a simple vista. 

Los riesgos de no realizar un trampeo selectivo

El método más efectivo de prevención contra la vespa velutina es el trampeo primaveral selectivo, que se realiza de febrero a mayo. Este procedimiento se debe realizar de manera muy meticulosa, ya que si no se lleva a cabo con celo, puede resultar muy peligroso para especies muy beneficiosas para el ecosistema, como son las polinizadoras, que pueden sentirse atraídas por las sustancias utilizadas para confeccionar la trampa. Como recomendación para evitar que las abejas caigan en este artefacto, se debe colocar una avispa asiática congelada, a poder ser reina, para atraer a las velutinas y espantar a las abejas. El diámetro de los agujeros de estas trampas debe ser de entre 6,5 y 8 mm en las botellas para que no se introduzca cualquier tipo de insecto, y solo se requieren de quince minutos para preparar estos artefactos, que pueden durar años.

El avispón más grande y peligroso del mundo

Aunque algunos ejemplares de velutina reina puedan alcanzar tamaños considerables, no se trata del avispón más grande del mundo. Esta marca le corresponde a la vespa mandarinia, nativa de Asia, que puede alcanzar los cinco centímetros de longitud. «Es un ejemplar sumamente peligroso, que ya ha causado más de 350 muertes en ese continente. Como su propio nombre indica, su color es anaranjado. Además del riesgo que supone para los seres humanos, su impacto medioambiental es muy negativo», afirma Laria. Su avance todavía no se ha dado en Europa, que sigue inmersa en la lucha contra la avispa asiática desde su entrada en el continente en 2004 a través de un carguero que llegó a Francia