Dos semanas en mitad de curso y atrasar las vacaciones de verano: el calendario escolar a debate

SUSANA D. MACHARGO REDACCIÓN

ASTURIAS

E.P.

Los sindicatos de la Junta de Personal Docente y los comités de directores de Primaria y Secundaria apoyan un modelo intermedio

22 nov 2019 . Actualizado a las 20:17 h.

Una semana en noviembre y otra a finales de febrero, coincidiendo con carnaval, compensadas con un retraso en las vacaciones de verano. Esa fue la propuesta planteada para este curso 2019/202 por la Junta de Personal Docente no Universitario y apoyada por los comités de directores de Primaria y Secundaria y por el sindicato mayoritario en la concertada, Otecas, incluso una nueva federación de padres con arraigo en Gijón. No salió adelante. La Administración aprobó una organización más tradicional, con puentes incrustados al 1 de noviembre y a carnaval y con un clásico final de clases en junio. ¿Por qué no se aprobó esta estructura que tenía un amplio respaldo profesional? La Consejería de Educación no se atrevió a dar el paso con la oposición de las familias, organizadas fundamentalmente en torno a la Federación Miguel Virgós. Hubo cruces de declaraciones y una polémica  que en los últimos años no ha servido para avanzar ni un ápice.

Ahora rescata la idea el Consejo Escolar del Principado. En un listado de 64 propuestas trasladado a la Consejería de Educación para mejorar la salud del sistema educativo asturiano, incluye la medida. Asegura de manera literal que es necesaria «la sustitución del calendario escolar determinado por las fiestas religiosas y la tradición por un calendario escolar pedagógico equilibrado y racional en la distribución de los días lectivos que favorezca el proceso de enseñanza aprendizaje». La justificación es sencilla. «Un calendario escolar tiene que tener como criterio principal para su elaboración el pedagógico y no las fiestas religiosas católicas. Los descansos en el proceso de enseñanza-aprendizaje deben hacerse cuando conviene al alumnado», indica el consejo. No aporta, sin embargo, una solución cerrada, una idea concreta como en su día hizo la Junta de Personal docente, pero sí ofrece los criterios de elaboración.

«El calendario debe ser equilibrado en cuanto al reparto de los días lectivos contenidos en cada una de las evaluaciones. El objetivo ha de ser el de racionalizar la distribución lectiva para mejorar el bienestar físico y emocional de los alumnos», argumenta. El objetivo sería conseguir «una estructura racional y equilibrada redunda en una mejora del aprendizaje del alumnado», lanza como idea a la Consejería de Educación para que madure. 

La última propuesta rechazada

Esa es precisamente la justificación que ofrecen los sindicatos. Su idea para este curso no era una revolución total. Mantenía los tres periodos clásicos de verano, Navidad y Semana Santa, pero introducía en mitad de los trimestres más largos periodos de descanso de una semana. Su plan era transformar puentes que ya existen en una especie de minivacaciones. Tal y como cae este curso el calendario, la propuesta era aprovechar el 1 de noviembre, viernes, para coger los cinco días completos. Educación aceptó, finalmente, añadir solo dos más. No hubo clase desde el miércoles, 30 de octubre, hasta el domingo, días 3 de noviembre.

La segunda semana coincidía con carnaval, del lunes 24 de febrero, al domingo 1 de marzo. Partía, nuevamente, un largo trimestre. La consejería aceptó solo tres días festivos, en lugar de los cinco que pedían, y además cambió la organización. Educación decidió considerar festivo el 21 de febrero, el viernes anterior al martes de carnaval, y prolongarlo el lunes y el martes. Fuentes consultadas han explicado que la consejería adoptó esta decisión para contentar a Gijón, donde la celebración de Les Comadres cada año alcanza más fuerza.

Había una tercera propuesta que no llegó a debatirse porque ANPE, el sindicato que la elaboró, la retiró. Su idea era alargar los puentes pero no pedir semanas completas. Esta es su alternativa porque defiende el calendario tradicional pero con innovaciones. Esto supone respetar las fiestas actuales y aprovechando algún festivo ordinario, como fue el 1 de noviembre, para que haya algunos días de descanso a mitad de los trimestres más largos. Esto supone que el modelo actual, el que está en vigor en este curso, se acerca más a su planteamiento y al que mantienen sus afiliados, entre los que ha realizado incluso una encuesta.

Al presidente de ANPE, Gumersindo Rodríguez, no le gusta el tratamiento que recibe esta polémica porque se habla de semana de vacaciones y precisa que no es cierto, que eso es «retorcer la realidad». No son semanas de vacaciones, porque se suman sábados y domingos que no son días lectivos de facto. 

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