Pablo González reclama 540 euros a Luis Venta por el caso del envío anónimo con amenazas

La Voz

ASTURIAS

Los testigos presentan versiones contradictorias en el inicio del juicio contra el exsecretairo general del PP de Asturias

26 nov 2019 . Actualizado a las 14:07 h.

El abogado del exportavoz del PP en el Ayuntamiento de Gijón Pablo González ha pedido este martes que se condene al exsecretario general de la formación en Asturias Luis Venta al pago de una multa de 540 euros por un delito de amenazas leves contra el ahora portavoz adjunto del grupo popular en la Junta General del Principado.

El juicio, celebrado este martes en el Juzgado de Instrucción número 5 de Gijón tras haber quedado suspendido el pasado 8 de octubre, se produjo a raíz de una denuncia presentada por Pablo González tras recibir una «carta anónima» en la que, supuestamente, se le amenazaba con desvelar determinadas irregularidades de empresas vinculadas con él.

La investigación permitió situar al entonces secretario general del PP asturiano en una oficina de Correos el pasado 23 de enero en el momento en que fue enviada la carta, cuya remisión ha sido admitida por Venta, pero no así el contenido que se le achaca.

En la vista el abogado del denunciante ha afirmado que ha quedado «claro» que Venta remitió una «carta amenazante» a Pablo González, por lo que ha pedido una sentencia condenatoria con la imposición del pago de una multa de tres meses con una cuota diría de seis euros.

Sin embargo, el abogado de Venta Cueli ha pedido la absolución de su defendido al asegurar que el ex secretario general del PP de Asturias reenvió la misiva pero que no ha quedado demostrado que él fuera también el autor.

La defensa, que sostiene que el texto de la carta «no es injurioso ni amenazante», considera que el caso tiene una «motivación política» dado que los protagonistas formaban parte de «facciones» contrarias de un mismo partido.

A su juicio, se ha pervertido el procedimiento porque un debate que tenía que haberse hecho en la «arena política» se ha producido en un juzgado.

«Lo que hice fue reenviar lo que había recibido como anónimo en mi despacho», ha afirmado Venta, quien ha insistido en que él no escribió la misiva.

Según ha relatado, el 23 de enero recibió una carta anónima en su despacho de la Junta General y decidió reenviársela al afectado como solía hacer con otros anónimos que le llegaban; informó EFE.

Momentos más tarde apareció en su despacho Alfonso Suárez, entonces jefe de prensa del PP en la Junta General, y le comentó su intención de enviar la carta a González con una tarjeta identificativa, ha relatado Venta, versión que ha ratificado el propio Suárez, que ha comparecido como testigo.

El ex secretario general se decantó por enviar la carta en la Oficina de Correos de calle Escosura, de Oviedo, porque ese día llovía mucho y podía acercarse con el coche, ha asegurado Venta que ha afirmado no se puso «ningún pasamontañas» para esconderse y le conocían los funcionarios.

Volvió a tener noticias del tema el 12 de marzo cuando le llamó el entonces número tres del PP, Javier Maroto, quien le dijo que o dimitía de sus cargos o le suspenderían de ellos y darían «toda la publicidad del mundo» al caso, a lo que respondió diciendo que no iba a asumir «ninguna responsabilidad» de algo que no había hecho.

A las horas de la conversación medios digitales publicaron lo sucedido y él fue suspendido de sus cargos orgánicos y posteriormente no formó parte de la lista electoral a las elecciones autonómicas de mayo, ha relatado.

Pablo González, por su parte, ha afirmado que en enero recibió una carta sin remitente y con contenido «agresivo» y «clara intención amenazante» en su despacho del Ayuntamiento de Gijón y horas más tarde la trasladó a la Policía pensando que el autor podía ser una persona que no estaba «en su sano juicio» y podía atacarle o rayarle el coche.

Jorge Hurlé, asesor de prensa que ha declarado como testigo, abrió en su presencia el sobre de la misiva en el que, según ha asegurado, no había ninguna tarjeta que identificara Cueli como remitente de un anónimo amenazante.

Mes y medio después, durante el que Venta no se puso en contacto con él, González se enteró de que el remitente era su compañero de partido, algo que le hizo pensar que la intencionalidad no era hacerle daño, ya que , ha apuntado, cuando un compañero lanza amenazas e injurias la intencionalidad clara es «amedrentar».