«Las averías que tenemos en el Urriellu ya superan los 15.000 euros»

ASTURIAS

Refugio de Urriellu
Refugio de Urriellu

Tomás Fernández, el guarda del refugio de montaña, explica que los desperfectos del edificio se acumulan ya por una década. La Federación de montaña dejará de hacerse cargo de su gestión desde el próximo 1 de enero si no hay dotación en el presupuesto

24 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La situación de los refugios de montaña dependientes del Principado ha llegado a un momento crítico después de que la Federación de Montaña anunciara su intención de dejar de hacerse cargo de la gestión y mantenimiento a partir del próximo 1 de enero tras denunciar incumplimientos y la falta de dotación en los presupuestos que se debaten en la Junta General. El refugio del Urriellu, emblemático para el montañismo español, padece algunos de los desperfectos más graves, sobre todo porque los problemas se arrastran desde hace años y se cronifican con el tiempo. «Tenemos que reparar el depósito de agua que tiene agujeros y es de urgencia, la captación de agua, la fosa séptica nos da muchos problemas desde hace años y es un problema medioambiental importante. Eso es lo más urgente»; explicó el guarda Tomás Fernández.

«A veces podemos quedarnos sin agua, es una cuestión sanitaria de primer orden»; reitera el guarda quien llamó a que la situación se resuelva para que no se consolide un «limbo» en el que están atrapadas instalaciones señeras del turismo asturiano y también, porque son casas, las propias personas que viven en ellas, los guardas. Desde comienzos de la década que ahora termina, los refugios que son propiedad del Principado -Urriellu; Vegarredonda; Vega de Ario; Jou de los Cabrones y Brañagallones- asumen su mantenimiento mediante un convenio entre la administración asturiana y la federación de montaña, pero esta última denuncia que lleva años sin que se dote de dinero, la ausencia de financiación en el debate presupuestario fue la gota que colmó el vaso.

«Es un problema para nosotros porque desde hace ya muchos años no hay aportes del Principado para el mantenimiento de los refugios, que están en sitios muy elevados, con climatología muy severa y el desgaste de los materiales y del propio edificio es importante»; explicó Tomás Fernández. A veces la propia reparación puede suponer una aventura, por ejemplo ante las roturas de vidrios «que son especiales porque con la variación de temperaturas y la presión revientan, y son vidrios muy caros. Llevarlos arriba es un grave problema como no los lleves en helicóptero».

El guarda vive en el refugio. Cuando la Federación abandone la gestión el 1 de enero, también dejará de hacerse cargo de ellos. «Quedo en el limbo pero el refugio es del Principado, que es el dueño, no es que quede desamparado, en vez de hablar con la federación tendremos que hablar directamente con el Principado, pero así no se puede mantener»; destaca Fernández quien insiste: «no estamos desamparados, pero no es normal ni conveniente».

En el caso concreto del Urriellu, que arrastra problemas ya relevantes en la fosa séptica y el depósito de agua, con el paso de los años se ha podido «trampear» arreglos con la renta, 15.000 euros anuales que «reinvertimos, justificándolo y presentando los gastos con todas las facturas lo mismo a la federación que al Principado y así fuimos llevándolo como pudimos». Pero no es una solución que sirva para todos, ni tampoco a largo plazo, «otros refugios que tuvieran menos renta, lo que les queda es irrisorio, quizá sólo podrían reinvertir 1.000 euros y con eso no tienen ni para pintura. Las averías que tenemos en el Urriellu además ya superan de largo los 15.000».   

En declaraciones a La Voz de Asturias, el presidente de la Federación de Montaña apuntó que en Brañagallones «la energía eléctrica la tiene por generadores que están fallando continuamente y hay goteras en las cubiertas»; en el refugio de Vega de Ario «que es uno de los emblemáticos y va mucha gente, está dejado, la cubierta mal, las paredes cayendo y entra el aire por todas partes»; y en el Urriellu «hay que hacer una obra enorme porque si no va a tener un deterioro medioambiental de olores tremendo».

«No podemos llenarnos la boca de turismo verde y paraíso natural y resulta que las instalaciones que son básicas para que la gente disfrute de eso que se vende las tenemos en la edad de piedra. Si comparamos con los refugios de Aragón o Cataluña nos da vergüenza», apuntó Rionda.