Carlos Umaña: «Estamos ante un riesgo altísimo de guerra nuclear»

Carla Vega REDACCIÓN

ASTURIAS

Carlos Umaña, Premio Nobel de la Paz 2017
Carlos Umaña, Premio Nobel de la Paz 2017 Tomás Mugueta

El Premio Nobel y activista costarricense visita Asturias y participa en una ponencia en la Universidad de Oviedo

11 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Carlos Umaña, médico y activista costarricense, fue galardonado en 2017 con el Premio Nobel de la Paz por su papel en la Campaña Internacional para abolir las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés). Umaña y el resto de participantes de esta campaña han impulsado desde 2007 el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN), al que esperan que, en un futuro no muy lejano, se unan a los 122 países ya que ya lo han firmado. El activista se encuentra en Oviedo para participar en la una jornada que gira precisamente en torno a su TPAN, en una ponencia bautizada como «El desarme nuclear humanitario: un imperativo global».

-¿Cree que actualmente existe un riesgo inminente de ataque nuclear?

-Claro que existe, pero no precisamente de un ataque nuclear, sino de una guerra nuclear. Esto se comprueba en el Reloj del Apocalipsis para este año del Boletín de Científicos Atómicos de la Universidad de Chicago. Este es un reloj simbólico que desde 1947 usa la analogía de la especie humana estando siempre «a minutos de la medianoche», donde la medianoche representa la «destrucción total y catastrófica» de la Humanidad, un reloj que mide el grado de amenaza nuclear, ambiental y tecnológica para la Humanidad. Para 2020 está a 100 segundos de la media noche, el riesgo más alto que ha existido hasta la actualidad.

Esto se debe a tres factores. La retórica incendiaria de los lideres de estados nucleares, que utilizan las amenazas con las armas muy a la ligera, por la crisis climática que es capaz de generar y que puede potenciar conflictos bélicos, y el riesgo que existe de una detonación accidental de las armas nucleares. Sabemos, por ejemplo, que en Estados Unidos hace unos años ya se habían dado mil casos de accidentes con armas nucleares, siete de los cuales casi terminan en una guerra nuclear. La alta dependencia de los sistemas automatizados hace que estos sean vulnerables a errores técnicos o humanos. Tenemos exactamente 14.000 ojivas nucleares, y 1.600 están en estado de alerta máxima, es decir, están apuntando a ciudades y son capaces de ser detonadas en minutos.

Entonces ante un fallo técnico, cuya posibilidad es cada vez más alta, o ante el ciberterrorismo, o un error técnico, pueden pasar cosas terribles. Esos sistemas ya se han disparado por cosas absurdas como una nube de tormenta o una manada de gansos, han interpretado esto como un ataque nuclear y se han disparado. El Future of Life Institute ha determinado que la guerra nuclear más probable es una accidental debido a todo esto, por ello estamos ante un riesgo altísimo, y eliminar las armas nucleares es algo urgente.

-Dice que puede producirse por un fallo tecnológico, y a día de hoy toda nuestra vida gira en torno a la tecnología. ¿Ahora mismo el peligro que corremos es mucho mayor por esto?

-Claro, porque cuando hablamos de las armas nucleares, hablamos de tres elementos: la onda expansiva, es decir, todo lo que por si misma llega a destruir. El calor, ya que se alcanzan miles de millones de grados centígrados. Y la radiación, que es lo que produce que el área de detonación sea inhabitable durante muchísimos años y que las personas padezcan sus efectos toda su vida y durante generaciones los sufran debido a la genética. Pero otro efecto que producen, algo cada vez más importante, es un pulso electromagnético, que dependiendo de la altitud de la que es detonada la bomba, el área que alcanza la onda expansiva es muchísimo mayor, causando que en toda el área que abarque que se deterioren los aparatos eléctricos.

En nuestra vida actual estamos hablando de absolutamente todo: las telecomunicaciones, los automóviles, los hospitales, incluso las centrales nucleares. Estudios recientes demuestran que estas son vulnerables al ataque de un pulso electromagnético. Esta es una amenaza que reproducía Corea del Norte sobre Estados Unidos. Esta se basa en que si se detona un arma nuclear en una parte central del subcontinente norteamericano, esa detonación seria capaz de producir un pulso electromagnético lo suficientemente fuerte como para abarcar todo el territorio norteamericano, independientemente de la potencia del arma. En esa área, habiendo mas de cien reactores nucleares en Estados Unidos, se podrían producir cien reacciones prácticamente simultaneas por todo el país, lo que sería catastrófico.

-Hemos vivido históricamente accidentes nucleares, como lo sucedido en Chernobyl o ataques nucleares como el de Hiroshima y Nagasaki, donde se produjo una alteración nuclear. A día de hoy y conociendo todos estos factores, ¿cuál de las dos situaciones sería más peligrosa?

-Una alteración nuclear sería mucho más peligrosa. Estamos hablando de un área muchísimo mayor y de una afectación de radiación bastante más alta. Justamente en las visitas que hemos hecho antes de llegar a Asturias por el resto de España, nos ha acompañado Setsuko Thurlow, una superviviente de 88 años. Ella cuenta los horrores que ellos vivieron en Hirosima por la alteración nuclear. Solo los efectos de la graduación, en tantísima gente, es una catástrofe. Estamos hablando del deterioro del sistema digestivo, el sistema nervioso, sistema hematológico. Ella lo define como una procesión fantasmagórica de gente sosteniéndose los ojos, explotándoseles los intestinos… terrible. El 90% del personal médico en aquella ocasión falleció tras la detonación, y debido la radiación, aunque en aquel momento no se sabía pero ahora sí, es imposible entrar. Eso quiere decir que todas esas personas que padecen esos horrores, los van a padecer solas, porque no hay posibilidad de atenderles. Esto sin hablar de las secuelas que puede dejar una alteración nuclear, que son mucho más altos que en el caso de una alteración nuclear.

-A día de hoy el foco también está puesto sobre Irán sobre su aumento en la producción de uranio, que viola el conocido como el acuerdo nuclear de Irán. ¿Qué peligro puede causar esta «producción extra» en el caso de una posible guerra nuclear?

-Esta es una historia que no es nueva. Ahora mismo el protagonista es Irán, antes era Corea del Norte, en la década de los 90 era Libia… estamos hablando de que las armas nucleares mantienen ese papel en la retórica mundial que representa la protección y la seguridad, que son honores que les siguen dando en algunos países. Por ejemplo, Corea del Norte fue parte del Tratado para la No Proliferación de las Armas Nucleares hasta 2006, cuando decidió salir del mismo para poseer armas nucleares. Ahora el foco es Irán, que participó constructivamente dentro de las negociaciones del tratado de prohibición. Actualmente tiene una capacidad de producción que anda sobre el 25% o 26%, pero el combustible necesario para crear un arma nuclear es en torno a un 80%, por lo que todavía no estamos tan cerca como para considerar a Irán un país nuclearmente armado. Sin embargo, la retorica potencialmente incendiaria de lideres como Trump, hace países como Irán respondan de esta manera.

Y es que precisamente la labor de las armas nucleares es esta, son armas que están hechas para apuntar a ciudades y destruir poblaciones civiles, pero no se pueden usar porque su uso implicaría un suicidio colectivo, así que su único valor es como símbolo de amenaza, de poder. Ese símbolo es lo que estamos debilitando a través del tratado de prohibición de ICAN. El valor de este símbolo es lo que nos esta poniendo a todos en un riesgo muy elevado, por lo que nos corresponde a todos cumplir con esta parte y deslegitimizar las armas nucleares, y no referirnos a los países como potencias nucleares, sino como problemas o amenazas nucleares.  Hay un cambio de paradigma que se está dando actualmente de que el más destructivo y con mayor poder militar, tiene el prestigio. Ahora más bien hablamos de que la capacidad de conciliación y dialogo, de cooperación y de construir puentes, es quien tiene prestigio. En este mundo no tiene cabida las armas nucleares ni la amenaza con la destrucción mundial.

La medalla del Premio Nobel de la Paz recibida por Carlos Umaña en 2017
La medalla del Premio Nobel de la Paz recibida por Carlos Umaña en 2017 Tomás Mugueta

-El Premio Nobel de la Paz que recibieron en ICAN en 2017, a pesar de haber comenzado su actividad diez años antes, ¿les ayudó a ganar más visibilidad y que más gente se uniese al tratado?

-El Nobel fue una maravilla. Setsuko Thurlow explicaba entonces que ellos no solamente vivieron los horrores de la detonación, sino que también se enfrentaron a la indiferencia y el rechazo del mundo. También se hicieron incluso 2.000 ensayos nucleares bajo los cuales también sufrió muchísima gente, entre ellos las poblaciones indígenas, no blancas y pobres, familias que sufrieron todos los estragos de malformaciones congénitas y este tipo de problemas. Por eso Thurlow decía que su mayor miedo era la indiferencia. Que se terminó al haber 122 países apoyando el tratado sobre la prohibición.

Los que nos metemos en esto no lo hacemos por un reconocimiento ni por buscar un valor a nivel personal, y de hecho al principio cuando comencé, teníamos muy poco apoyo en la comunidad internacional. Nadie quería la prohibición y al legitimarse ese apoyo con el tratado, y luego con el premio fue una maravilla. Ver Oslo, donde se encuentra la sede de los Nobel, lleno de activistas, con el logo de ICAN por todas partes, fue un sueño. A nosotros nos ayudó muchísimo porque en ese momento ya estábamos sin fondos, y esto nos catapultó también con el prestigio que nos otorgó. Antes todo el mundo nos cerraba la puerta en las narices y ahora se nos abren. Es una plataforma sobre la cual podemos hablar sobre nuestro mensaje.

-En cuanto al papel de España dentro de la prohibición de las armas nucleares, ¿está siendo el correcto, o podría mejorar en este aspecto?

-Como gobierno, como país, no ha hecho mucho. Todavía no ha apoyado el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares (TPAN), a pesar de que en 2018 estuvimos muy cerca. En aquel entonces Pedro Sánchez y Pablo Iglesias acordaron comprometerse a firmar, pero aún no se ha dado el caso. Si España lo firma, sería un gran paso hacia la deslegitimación de las armas nucleares. Esto es como pelar una cebolla e ir haciéndola más pequeña. La primera capa son los estados no nucleares, los que ya habían rechazado las armas nucleares. La segunda serían los estados que no son nucleares, pero tienen alianzas militares con países que si lo son. De la OTAN todavía ningún país la ha firmado, pero otros que también tienen alianzas militares con Estados Unidos en las mismas condiciones que estos, como Australia o Nueva Zelanda, y lo han firmado. Han tenido por supuesto presión política, pero no han cedido, y eso no ha afectado para nada sus relaciones dentro de la alianza militar. Lo mismo sucedería si algún país miembro de la OTAN quisiera hacer lo mismo.

Para España, sería ponerse del lado correcto de la situación y ser consecuente con la voluntad del pueblo español, que en 1986, cuando tuvo lugar el referéndum para permanecer o no dentro de la OTAN, se voto que si con la condición de prohibir explícitamente las arma nucleares en el territorio español. Y también seria ser coherente con la legislación española ya que las armas nucleares están prohibidas en el código penal español. Entonces España ya tiene todas las condiciones necesarias para firmar el TPAN, necesitamos que lo firme, todo el mundo lo necesita.

-Ahora que tanto Sánchez como Iglesias forman parte del Gobierno, y ya que había sido entre ellos ese acuerdo que menciona, ¿cree que se está más cerca de firmar?

-Este acuerdo en 2018 fue el compromiso un poco por guiado por Asuntos Exteriores y presiones políticas de la OTAN, pero en este momento no es el indicado tanto porque los dos estén en el gobierno, sino por la presión política que ha habido mas allá. Tuvimos una reunión en el congreso el 26 de febrero en la que no solo diputados de Unidas Podemos, que fueron quienes apoyaron desde el inicio este tratado, sino otros del Partido Socialista y mas partidos, también se han unido al apoyo del tratado. Ahora tenemos el apoyo de Barcelona, donde Ada Colau se ha ofrecido a apoyar y promover el tratado, y cada vez son más los aliados. Tengo muchas esperanzas de que España y este gobierno logre firmar el tratado y mucha esperanza en que el pueblo español se conciencie y logre crear presión.

-Desde Asturias, a pesar de ser una región pequeña, ¿qué podría hacer para colaborar en este problema, que al fin de al cabo es global, tanto desde el gobierno del Principado como la propia sociedad?

Lo que puede hacer cualquier ciudadano de a pie es precisamente compartir información, informarse e informar al mundo, mantener esta conversación activa. Hemos impulsado desde Madrid una campaña en Twitter: #ArmasNuclearesNO, donde todo el mundo que quiera compartir información lo hace ahí e incluso podríamos contactar para que sigan compartiendo información. También en 2018 lanzamos una campaña para que las ciudades, municipios y comunidades autónomas apoyen el tratado sobre la prohibición. Es algo muy relevante en un país tan descentralizado políticamente como lo es España.

Si hablamos de Asturias, que es una comunidad políticamente muy relevante tanto a nivel nacional como internacional, si apoya el TPAN sería una presión más para que el gobierno adopte la posición que debe de tomar y firme el tratado. Hoy tuvimos una reunión con el presidente del Principado que fue excelente, nos ha dado todo su apoyo y tuvimos también una reunión con el presidente del parlamento y con representantes de varios grupos que también fue bastante productiva. Es mi primera vez en Asturias, pero he estado hablando con mis amigos españoles sobre la historia y el rol del principado como gestor de movimientos sociales en España, lo que le hace un lugar muy importante. Todo esto y la jornada que viviremos en la Universidad de Oviedo, de casi un día entero, muestra realmente el compromiso y la preocupación que Asturias tiene con un problema que tiene relevancia para la humanidad.