La aportación póstuma de Margarita Salas: tecnología para detectar el virus a pie de calle

ASTURIAS

La investigadora MARGARITA SALAS en uno de los laboratorios del Centro de Biologia Molecular (CBM) Severo Ochoa de la UAM
La investigadora MARGARITA SALAS en uno de los laboratorios del Centro de Biologia Molecular (CBM) Severo Ochoa de la UAM benito ordoñez

Luis Blanco, discípulo de la científica asturiana,  diseña una tecnología basada en el descubrimiento insignia de Salas: la enzima polimerasa phi29

22 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Una técnica molecular igual de fiable que la PCR para detectar el nuevo coronavirus, con capacidad incluso para identificar a los asintomáticos, pero sin necesidad de contar con instalaciones complejas, ni con personal especializado ni con kits para la separación del virus, que España se ve obligada a importar en la mayor parte de los casos. Y con los resultados en menos de una hora. Todo el proceso se podría realizar incluso a pie de calle, concertando un punto para la recogida de muestras, o en cualquier centro de salud. También cabría la posibilidad de que si una persona está enferma un sanitario pudiera desplazarse a su domicilio con un equipo portátil, tomarle la muestra y ofrecerle los resultados en una misma operación.Sería como una PCR de bolsillo.

La clave de esta tecnología, 100% española y que se materializaría en un pequeño dispositivo de diagnóstico de uso individual, se encuentra en uno de los descubrimientos insignia de la ciencia española: la enzima ADN polimerasa de phi29 (phi29pol), que permite amplificar pequeñas muestras de ADN y que se ha convertido en la patente más rentable de la ciencia española. Su aplicación en el diagnóstico del COVID-19 será la aportación póstuma de la gran científica asturiana Margarita Salas, su descubridora hace más de 30 años, junto con el científico gallego Luis Blanco, su discípulo por aquel entonces. Esta enzima permite multiplicar por miles o millones de veces una ínfima muestra de material genético, incluso cuando está dañado.

Esta innovadora tecnología podría estar disponible en octubre si tiene éxito un proyecto para la detección masiva, precoz y a pie de calle que acaba de financiar el Instituto de Salud Carlos III y que será coordinado por el investigador gallego Luis Blanco, desde el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC) y por Felipe Cortés, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

La clave de esta tecnología, 100 % española y que se materializaría en un pequeño dispositivo de diagnóstico de uso individual, se encuentra en uno de los descubrimientos insignia de la ciencia española: la enzima ADN polimerasa de phi29 (phi29pol), que permite amplificar pequeñas muestras de ADN y que se ha convertido en la patente más rentable de la ciencia española. Su aplicación en el diagnóstico del COVID-19 será la aportación póstuma de Margarita Salas, su descubridora hace más de 30 años, junto con el científico gallego Luis Blanco, su discípulo por aquel entonces. Esta enzima permite multiplicar por miles o millones de veces una ínfima muestra de material genético, incluso cuando está dañado.

De esta forma podría detectarse en una muestra el material genético del virus. Y, lo que es más importante, sin convertir el ARN viral en ADN, que es lo que se hace para poder analizarlo con la técnica PCR, lo que añade más complejidad y tiempo a la operación.

La nueva técnica utilizará sondas lineales, secuencias de ADN sintéticas que presentan en sus extremos secuencias complementarias del virus. Si el SARS-CoV-2 aparece se produciría una hibridación que formaría una especie de círculos que serían amplificados por la polimerasa phi29pol. Sería la prueba de que una persona está contagiada.

Sería una especie de receptáculo en la que en un lado se pone la muestra y en el otro se ofrece el resultado», explica Luis Blanco. Pero advierte de que «es un producto de salud pública, por lo que no se dejará a la gente que lo pueda comprar para hacérselo en su casa, sino que, si la prueba se hace en un domicilio, tendrá que estar un sanitario que verifique los resultados». Blanco, en todo caso, cree que lo adecuado es que estas pruebas se hagan en centros de salud o en puntos concertados en la calle, tal y como ha hecho Galicia con los test en el coche, donde se recogerían las muestras y se ofrecerían los resultados.

El método de diagnóstico se basa en una mejora de phi29pol desarrollada por Miguel de Vega, discípulo de Luis Blanco.

Gracias al conocimiento previo y a la tecnología ya desarrollada con anterioridad, los expertos esperan tener la primera versión del sistema lista para otoño, coincidiendo con un eventual rebrote de la enfermedad. En una primera fase estudiarán la sensibilidad de la técnica para la detección del virus, incluidas muestras clínicas de pacientes. En una segunda harán una optimización de la herramienta para su posterior aplicación en clínica.

Muestreos en el aire de los centros de salud y hospitales

Otro de los proyectos que financia el Instituto de Salud Carlos III tiene como objetivo utilizar equipos de muestreo para la localización del virus en el aire de entornos sanitarios, como hospitales y centros de salud. En una primera fase se busca conocer mejor la diseminación del virus SARS-CoV-2 en medio aéreo y, en una segunda, se incorporaría una nueva tecnología para optimizar la detección y mejorar la vigilancia epidemiológica.