Un estudio realizado por la Universidad de Oviedo y la de Valladolid describe el miedo, la ansiedad, el estrés, la depresión o la irratibilidad provocada por el confinamiento
25 may 2020 . Actualizado a las 20:02 h.El miedo, la ansiedad, el estrés, la depresión y la irritabilidad son algunos de los efectos psicológicos que más han aumentado debido a la inactividad a que ha obligado el confinamiento, según un estudio realizado por la Universidad de Oviedo y la Universidad de Valladolid, coordinados por Anastasio Ovejero.
El experto ha señalado que el estrés acumulado durante la cuarentena y la incertidumbre sobre el futuro pueden hacer saltar por los aires la convivencia social y que se produzca un incremento de la violencia social, que solo cesará cuando se recupere la normalidad y sobre todo cuando se halle la vacuna.
«Es lógico que a partir de una situación explosiva como ésta pueda verse más violencia», ha afirmado Ovejero señalando las manifestaciones contra el gobierno «perfectamente orquestadas y planificadas» y que en algún momento pueden comenzar a ser contestadas desde el otro lado.
También ha advertido que «sin duda» habrá un riesgo de repunte en el consumo de estupefacientes como sucede en cualquier situación de ansiedad, angustia y estrés, en que se incrementa el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas.
El estudio, en el que han participado 6.000 personas en España y más de 2.000 en Israel -gracias a la colaboración de una profesora de Israel- busca establecer la repercusión del confinamiento en la actividad física y los efectos psicológicos y psicosociales ligados a la inactividad ocasionada por el confinamiento.
Según Ovejero los efectos psicológicos y psicosociales hallados «son los típicos de estas situaciones»: miedo, ansiedad, angustia, estrés, depresión, irritabilidad y empeoramiento de las relaciones interpersonales, que en niveles bajos ha afectado «prácticamente» a todas las personas que han estado confinadas y en «niveles más altos» en un porcentaje «realmente pequeño». Además las personas confinadas han presentado otros síntomas físicos como cansancio, insomnio, dolor de espalda o de cabeza.
El estudio establece que la incertidumbre y el miedo al futuro están siendo la principal causa de estos problemas y no tanto la inmovilidad y el aislamiento social que se ha compensado con ejercicio en casa y relaciones online. Asimismo ha afirmado que el sistema sanitario español no está preparado para responder «a la avalancha de problemas psicológicos que es posible (no seguro) van a salir una vez pase la pandemia», ya que ni siquiera está preparado para los problemas psicológicos habituales, que son muchos.
«En general la sociedad no se preocupa mucho del sufrimiento y el dolor de la gente, si no hay sangre, ni muertos», ha reflexionado. Por último considera que la sociedad sí va a estar preparada psicológicamente para un nuevo brote porque «ya hemos perdido la ingenuidad de que esto no nos podía pasar a nosotros». «Pero convendría que médicos, psicólogos, periodistas y los propios gobernantes insistieran mucho en la posibilidad real de que el Covid-19 rebrote en otoño, como dicen los expertos», ha advertido