Los efectos psicológicos de la pandemia: un auge de la violencia social

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Los enfrentamientos en las protestas del miércoles de Moratalaz se saldaron con un herido leve
Los enfrentamientos en las protestas del miércoles de Moratalaz se saldaron con un herido leve Rodrigo Jiménez | Efe

Un estudio realizado por la Universidad de Oviedo y la de Valladolid describe el miedo, la ansiedad, el estrés, la depresión o la irratibilidad provocada por el confinamiento

25 may 2020 . Actualizado a las 20:02 h.

El miedo, la ansiedad, el estrés, la depresión y la irritabilidad son algunos de los efectos psicológicos que más han aumentado debido a la inactividad a que ha obligado el confinamiento, según un estudio realizado por la Universidad de Oviedo y la Universidad de Valladolid, coordinados por Anastasio Ovejero.

El experto ha señalado que el estrés acumulado durante la cuarentena y la incertidumbre sobre el futuro pueden hacer saltar por los aires la convivencia social y que se produzca un incremento de la violencia social, que solo cesará cuando se recupere la normalidad y sobre todo cuando se halle la vacuna.

«Es lógico que a partir de una situación explosiva como ésta pueda verse más violencia», ha afirmado Ovejero señalando las manifestaciones contra el gobierno «perfectamente orquestadas y planificadas» y que en algún momento pueden comenzar a ser contestadas desde el otro lado.

También ha advertido que «sin duda» habrá un riesgo de repunte en el consumo de estupefacientes como sucede en cualquier situación de ansiedad, angustia y estrés, en que se incrementa el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas.

El estudio, en el que han participado 6.000 personas en España y más de 2.000 en Israel -gracias a la colaboración de una profesora de Israel- busca establecer la repercusión del confinamiento en la actividad física y los efectos psicológicos y psicosociales ligados a la inactividad ocasionada por el confinamiento.

Según Ovejero los efectos psicológicos y psicosociales hallados «son los típicos de estas situaciones»: miedo, ansiedad, angustia, estrés, depresión, irritabilidad y empeoramiento de las relaciones interpersonales, que en niveles bajos ha afectado «prácticamente» a todas las personas que han estado confinadas y en «niveles más altos» en un porcentaje «realmente pequeño». Además las personas confinadas han presentado otros síntomas físicos como cansancio, insomnio, dolor de espalda o de cabeza.

El estudio establece que la incertidumbre y el miedo al futuro están siendo la principal causa de estos problemas y no tanto la inmovilidad y el aislamiento social que se ha compensado con ejercicio en casa y relaciones online. Asimismo ha afirmado que el sistema sanitario español no está preparado para responder «a la avalancha de problemas psicológicos que es posible (no seguro) van a salir una vez pase la pandemia», ya que ni siquiera está preparado para los problemas psicológicos habituales, que son muchos.

«En general la sociedad no se preocupa mucho del sufrimiento y el dolor de la gente, si no hay sangre, ni muertos», ha reflexionado. Por último considera que la sociedad sí va a estar preparada psicológicamente para un nuevo brote porque «ya hemos perdido la ingenuidad de que esto no nos podía pasar a nosotros». «Pero convendría que médicos, psicólogos, periodistas y los propios gobernantes insistieran mucho en la posibilidad real de que el Covid-19 rebrote en otoño, como dicen los expertos», ha advertido