La pandemia abre el debate de una semana laboral de cuatro días en Asturias

Carmen Liedo

ASTURIAS

Los sindicatos creen que se podría llevar a cabo y tendría un efecto positivo en la economía regional. La patronal considera que no será posible en algunos sectores e «inaplicable» manteniendo el mismo salario

25 may 2020 . Actualizado a las 22:13 h.

Las circunstancias laborales que ha generado el COVID-19, la obligación (al menos por el momento) de mantener la distancia social, la necesidad de conciliar y el planteamiento de que generar nuevas formas de trabajar incentivarían la productividad son razones que estos días han reabierto el debate en torno a la implantación de la semana laboral de cuatro días y tres días de descanso. En países como Japón o Nueva Zelanda ya está calando este nuevo modelo en muchas empresas, algunas tan importantes como las delegaciones de Yahoo y Microsoft. Incluso aquí en España una cadena de alimentación estatal ha reducido la semana laboral en esa línea a raíz de la crisis sanitaria. La pregunta que surge es: ¿se podría implantar la semana laboral de cuatro días en Asturias teniendo en cuenta el tejido industrial y empresarial de la región? ¿Cuáles serían las ventajas e inconvenientes de este modelo? ¿Sería beneficioso, en general, para la economía asturiana? Patronal y sindicatos hacen su valoración al respecto.

Desde la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) aseguran que la reducción de la jornada laboral si se entiende que va a ser con el mismo salario y en tanto que implicaría un aumento de la retribución «sería prácticamente inaplicable en la mayoría de las empresas, que no podrían asumir el incremento del coste unitario por hora trabajada». Cuestión distinta considera la organización empresarial que sería la concentración de las mismas horas en cuatro días.  «En este caso dependerá del sector y del tamaño de la empresa. Habrá compañías en las que será posible mientras que en otras, principalmente medianas y pequeñas empresas, que precisen dar servicios continuados durante cinco o seis días a la semana, será de difícil aplicación», trasladan desde FADE.

Desde las organizaciones sindicales de la región tienen claro que sería «positivo» y que bien sería una alternativa para Asturias porque consideran que la reducción de la jornada laboral semanal sería «aplicable a todos los sectores productivos si hay voluntad y se analizan las cosas bien», señala Gilberto García Buelga, responsable de Políticas Públicas y Económicas de CC OO. En la misma línea se expresa Mar Celemín, secretaria de Política Sindical de UGT, que recuerda que la reivindicación de reducir la jornada laboral no es de ahora, sino de hace tiempo. Ambos coinciden en apuntar que la actual jornada de 40 horas semanas es de hace más de un siglo y que «en este tiempo han cambiado muchas cosas», como la digitalización y los procesos tecnológicos. «Sin embargo, seguimos con esa jornada máxima, y hay que buscar una jornada lógica en el marco del diálogo social», añade Gilberto García, que al igual que Mar Celemín ve innumerables ventajas en una reducción de jornada laboral.

La representante de UGT apuesta firmemente por la jornada de 32 horas y recuerda que es un anuncio que hizo Pepe Álvarez, secretario general de UGT, a incluir en el próximo congreso del sindicato. Celemín tiene claro que la reducción de la jornada laboral no significa una merma de la productividad o de la competitividad para la empresa. Al contrario. Asegura que los países que ya han desarrollado esta forma de trabajar «son más productivos» que España pese a las 40 horas que se trabaja aquí. La misma señala que «los instrumentos de trabajo han cambiado» y que hay que aprovechar las competencias digitales, la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías para adaptar el tiempo de trabajo, y siempre reservando tiempo para combinarlo con la formación.

¿Y es una alternativa para la idiosincrasia empresarial de Asturias? «Claro que sí», manifiesta con rotundidad, porque aunque pone de relieve el peso tan importante que la industria tiene en la región, agrega que «la mayoría de las empresas se están sometiendo a procesos de digitalización importantes en los procesos productivos para ser una industria competitiva». A este respecto, el responsable de Políticas Públicas y Económicas de CC OO indica que «es aplicable a todos los sectores productivos si hay voluntad» y una buena organización del tiempo de trabajo y del tiempo de descanso, y advierte que no se trata de incrementar la jornada diaria para trabajar menos días a la semana.

Gilberto García Buelga enumera las ventajas que conllevaría la flexibilización y reducción de la jornada laboral: más tiempo para la conciliación y la atención a los mayores y menores; la reducción de la contaminación con una disminución de la movilidad, sobre todo, en vehículos privados; un mayor reparto del trabajo entre las personas; un descenso de los accidentes laborales y los accidentes en trayectos;  un aumento de la productividad porque se trabaja con las intensidad; y un refuerzo del ciclo económico porque al aumentar el tiempo disponible se incrementa el consumo.

Factor para la igualdad de género

El representante de CCOO pone de relieve la importancia que puede tener un descenso de la jornada laboral para una mayor incorporación de la mujer en el mercado laboral. «La forma de vida laboral que tenemos ahora no es acorde con los tiempos y con la igualdad», apercibe Gilberto García, que añade que «el cuidado de personas mayores o menores requiere flexibilidad para que recaiga en la igualdad de género» y, sobre todo, aquí en Asturias, una región con una población muy envejecida. Mar Celemín también hace esa consideración de que una reducción de la jornada laboral «reduciría las diferencias de género porque siempre son las mujeres las que piden la reducción para conciliar».

Otro motivo por el que Gilberto García no ve inconveniente en implantar jornadas laborales de 32 horas en Asturias es porque la legislación general estatal permite la modificación de las jornadas en las negociaciones colectivas, aunque el mismo apostilla que «en un país como el nuestro no va a ser fácil» llevar a cabo en cambio de modelo. Aunque exista la posibilidad de llegar a acuerdos en las convenios colectivos de las empresas, la secretaria de Política Sindical de UGT es más partidaria de que la reducción de la jornada se regule en el Estatuto de los Trabajadores para tener un marco legal «en el que se fijen los máximos de obligado cumplimiento». 

El teletrabajo debe quedarse

El responsable de Políticas Públicas y Económicas de CC OO ha destacado como aspecto positivo de esta crisis sanitaria, que ha obligado a todo un país a confinarse en casa, que se ha demostrado «que el teletrabajo es posible» y que es una de los aspectos que deben mantenerse laboralmente hablando. «En Asturias lo hemos conseguido con unas infraestructuras poco preparadas, así que lo que hay que demandar es una buena conectividad para todo el territorio para avanzar en este modelo», ha dicho Gilberto García.

«Funciona y está ahí para quedarse», manifiesta Mar Celemín, que entiende que «el COVID-19 nos ha enseñado que el teletrabajo es una forma de trabajo». No obstante, apostilla que «necesita una regulación» para evitar «que haya una merma en los derechos laborales y salariales» porque percibe que «esta forma de trabajar ha calado en el mercado laboral y la sociedad no va a renunciar». «Es un reto para la patronal y los sindicatos, pero tenemos que hacer los deberes y esforzarnos para llevar esto a los convenios colectivos», concluye la representante de UGT.