Ni un solo fallecido por coronavirus en Asturias estaba sano cuando contrajo la enfermedad

s.d.m.

ASTURIAS

Personal de la UCI del HUCA atiende a un paciente
Personal de la UCI del HUCA atiende a un paciente

Un informe de Salud Pública confirma que todos presentaban patologías previas. El género influye en la edad media de los pacientes y en la tasa de letalidad

17 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni un solo paciente fallecido por coronavirus en Asturias estaba completamente sano antes de contraer esta nueva enfermedad. Todos presentaban patologías diagnosticadas. Desde el inicio de la epidemia, no ha variado el grado de afectación por edad y ni siquiera esas patologías asociadas pero sí el género. El último informe del Observatorio de Salud en Asturias, en colaboración con la Dirección General de Salud Pública, reconoce un incremento en la incidencia entre las mujeres. Hay otros datos curiosos. Mientras la mortalidad entre los varones generada por el COVID-19 se incrementa de manera paulatina con la edad, en el caso de las mujeres tiene un punto de inflexión, a partir de los 89 años. Reconoce el informe que hay más afectadas que afectados entre los usuarios de las residencias de ancianos pero también matiza que también son mayoría, por lo que responde a esa proporción. Son las conclusiones de la séptima edición de este trabajo, publicado hoy, 16 de junio, con datos cerrados a fecha 14 de junio.  

Esta estadística es diferente a la que facilita el Ministerio de Sanidad con los datos que le pasa la Consejería de Salud del Principado. La razón es sencilla: miden cosas diferentes. El ministerio solo incluye en sus bases las defunciones por COVID-19 confirmadas con pruebas PCR, las que miden la presencia de la enfermedad. Sin embargo, el Observatorio de Salud de Asturias suma otras fuentes diferentes, tanto los casos confirmados activos como los casos confirmados resueltos y las técnicas de PCR y test rápido de anticuerpos totales. Eso explica que, a fecha 14 de junio, contabilice 366 fallecimientos mientras que en los datos que ha enviado al ministerio el global era de 331.

Con 366 muertes, 203 son de mujeres y 163 de hombres. Ellas representan el 55,5%. El informe indica que esa diferencia no es estadísticamente significativa. Es más, incluso la tasa de letalidad es inferior entre las mujeres que entre los varones, ya que son mayoría en el censo de población. La letalidad es del 9,3% en mujeres y del 11,8% en hombres. Eso sí es estadísticamente significativo.

Este trabajo también reconoce que el patrón ha cambiado cuando hablamos de la incidencia, es decir, del número total de casos. Al contrario de lo que había sucedido en semanas anteriores, es superior entre las pacientes femeninas. La tasa lo clarifica. Ellas representan 38,3 casos por cada 100.000 habitantes y ellos 31,6. 

El género, no obstante, también influye en otros indicadores asociados. La edad promedio de fallecimiento por COVID-19 es de 83,6 años pero en ellas se eleva a los 86,7 años y en ellos cae a apenas 80. Tanto la mediana como la edad media son superiores en mujeres que en hombres. Esto, reconocen los epidemiólogos asturianos, también es estadísticamente significativo. Si se analizan los decesos por tramos de edad y no por medias, las cifras revelan que la mayor frecuencia absoluta de fallecimientos en mujeres sucede a partir de los 90 años. Hasta esa edad la letalidad es baja y en ese punto crece bruscamente. Pero, en el caso de los hombres, los fallecimientos aumentan de una manera más gradual desde más jóvenes. 

En lo que nada tiene que ver el género es en los factores de riesgos. Los 366 muertos por la epidemia de coronavirus tenían patologías asociadas. Ni uno solo estaba completamente sano antes. «Entre las 366 personas fallecidas no hay ni una sola que no presentara un factor previo, solo hubo una persona que al no tener historia clínica del SNS no se pudo recoger esa información», recogen las conclusiones. Seis de cada diez habían sido diagnosticados con hipertensión arterial. Cuatro de cada diez tenían cardiopatía. También cuatro de cada diez padecían algún tipo de demencia. El 27% eran diabéticos. El 20% padecía problemas respiratorios como EPOC, asma o bronquitis crónica. El listado de antecedentes continúa con ictus, insuficiencias renales, tumores, párkinson, epilepsia,…

Residencias de ancianos

El informe profundiza en un apartado polémico, cómo ha afectado el coronavirus en los centros geriátricos. Sus números señalan que de los 366 casos que manejan, han fallecido con un COVID-19s confirmado 234 personas cuyo domicilio era una residencia. Solo el 63,4%. 225 tienen una confirmación virológica, es decir, una prueba y los siete restantes una confirmación epidemiológica, vivían en la residencia pública de Grado en la que se detectó un brote. Asume la importancia de las cifras pero trata de contextualizarlas. «Asumiendo que el número total de residentes en Asturias se acerca a 13.500 personas una aproximación a la incidencia es que han fallecido 1,71% de las personas cuyo domicilio es una residencia», precisa. También recuerda que no ha habido decesos entre los trabajadores.

Un 65% de los residentes fallecidos eran mujeres y un 35%, hombres. Aunque puede parecer una diferencia grande, el estudio explica que la proporción de mujeres cuyo domicilio es una residencia es muy superior a la de los hombres, así que había más población femenina susceptible de contraer la enfermedad.