El coronavirus no pincha la burbuja del alquiler vacacional

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

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El coste de una quincena en Luanco, Gijón o Llanes ronda los 2.000 euros. Se dispara la reserva de casas tanto en la costa como en el interior de la región

29 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Si Asturias ya venía siendo un destino vacacional al alza de unos veranos a esta parte, este año puede decirse que será un destino por excelencia. El hecho de que la población española esté apostando por el turismo nacional tras la crisis sanitaria originada por el COVID-19 y que nuestra comunidad autónoma haya tenido una baja incidencia de la enfermedad, posicionan a la región «como un buen lugar para pasar las vacaciones». Además, cuenta a favor que tenga un importante número de casas en alquiler vacacional, ya que si algo apuntan quienes se dedican al arrendamiento turístico es que lo que más demandan este año los turistas son casas con finca más que pisos. Así, pese a las incertidumbres que se cernían sobre el verano, puede decirse que el coronavirus no ha pinchado la burbuja del alquiler vacacional puesto que el coste de la quincena en localidades tan turísticas como Luanco, Gijón o Llanes puede situarse en los 2.000 euros, una cifra que algunos veraneantes ya pagaron en la época estival de 2019.

César Gómez de la Fuente, responsable de Ruralia (empresa gestora de viviendas vacacionales), asegura que a pesar de la crisis sanitaria el alquiler vacacional «está animado» y casi en su totalidad por la demanda nacional. Según asegura, de todas las reservas de turismo internacional que tenía el pasado mes de octubre, sólo se mantienen cinco. Sin embargo, incide en que «el mercado nacional está funcionando fantásticamente desde que se anunciaron las fases de desescalada y cuando finalizaría el estado de alarma». Tal es así, que señala que la ocupación de las 200 propiedades que gestiona aquí en Asturias, ubicadas principalmente en la zona oriental de la región, están ocupadas al 85 por ciento para el mes de julio, mientras que para agosto afirma que «sólo quedan huecos simbólicos».

El mismo comenta que se ha optado por mantener las tarifas de los años anteriores, que se sitúan de media en unos 25 euros por persona y noche, lo que supone para una familia de cuatro miembros, unos 100 euros diarios por un alojamiento, aunque matiza que hay casas de mayor capacidad o con más servicios en las que el precio es superior. «No podemos subir el precio porque la situación económica de las familias no es la misma si han pasado por un ERTE y subirlo puede significar una anulación de reserva», comenta César, que añade que después de los momentos de incertidumbre de los meses de confinamiento, en las últimas semanas «todo se ha movido muy rápido». «Primero fue el parón y después una reacción de la gente como cohetes, hasta el punto de que hemos estado desbordados para atender todas las reservas».

Un apunte que hace el responsable de Ruralia es que «el 80 por ciento de los clientes piden una casa rural, algunos quieren que esté alejada de otras y a otros no les importa, pero lo que está teniendo menos salida son los apartamentos». César Gómez encuentra justificación a esto en que la mayoría de los turistas proceden de Madrid, Zaragoza o País Vasco, y que si han pasado el confinamiento en un piso, ahora buscan un alojamiento que les permita estar más al aire libre y, a la vez, mantener las precauciones y la distancia social.

Los pisos, a un ritmo regular

Con él coincide Víctor Rosón, coordinador de la Sociedad Española en Defensa del Alquiler Turístico (Sedatur), que manifiesta que «los pisos van a un ritmo regular, mientras que las reservas de casas rurales tanto en la costa como en el interior se han disparado desde que se abrió el confinamiento». «La gente busca una casa en cualquier zona, que tenga algo de finca o piscina», indica el mismo, que asegura que «el precio les da igual». En su caso comenta que las casas que tiene de cuatro, cinco o seis habitaciones oscilan entre los 2.450 euros la más barata y 3.500 euros la más cara por semana y que desde hace 20 días están al 95 por ciento de ocupación, dándose el caso incluso de clientes que las alquilan las casas por quincenas.

«La gente no puede o no se anima a ir al extranjero por el coronavirus, así que se gastan el dinero por aquí», comenta Rosón. Sobre la procedencia de los veraneantes, destaca que son mayoritariamente de Madrid, Cataluña o País Vasco y añade que si bien buscan zonas de costa o turísticas, acceden fácilmente a alojamientos que estén a 10 o 15 minutos de ellas o, incluso, buscan lugares de interior, como el Parque Natural de Redes.

Desde la Inmobiliaria Fleta, en Luanco, corroboran que las reservas de los alquileres vacacionales siguen muy fuertes y que si bien desde que empezaran la campaña en enero se produjo alguna anulación, lo cierto es que los porcentajes de ocupación se mantendrán en las mismas cifras que el pasado verano porque «los veraneantes mantienen sus hábitos». Así, señalan desde esta inmobiliaria que «lo más fuerte volverá a ser agosto» con el precio del alquiler «un poco más bajo» por quincena, que es el periodo mínimo por el que alquilan. Las tarifas se situaban el pasado año entre los 1.200 y los 1.300 euros para el mes de julio, mientras que el mes de agosto se incrementaba hasta llegar y superar los 1.700 euros.

La diversidad de precios de los alquileres vacacionales en Asturias también se puede ver en portales digitales especializados, como airbnb o Rentalia, donde se ofertan viviendas a un precio diario que va de los 58 euros a los 312 por noche. Así, una quincena en localidades tan turísticas como Luanco, Oviedo o Gijón pueden superar tranquilamente los 2.000 euros.

Pérdidas del 20% en el alquiler vacacional

A pesar de la remontada en las reservas que todos dicen que ha habido desde que se anunciara la desescalada y se pusiera fecha de finalización al estado de alarma, el responsable de Ruralia asegura que este 2020 ya no se alcanzarán los niveles de facturación del año pasado, con unas pérdidas en el negocio del alquiler vacacional del 20 por ciento. Según apunta César Gómez, hay que tener en cuenta que se han perdido fechas tan importantes como la Semana Santa, el puente del 1 de mayo o la festividad de San Isidro, cuando mucha gente de Madrid aprovecha para hacer una escapada y pasar unos días en la región.

Además, pone de relieve la pérdida de turistas extranjeros, potenciales clientes de las 200 casas que gestiona Ruralia por tener convenios y acuerdos con compañías internacionales. Víctor Rosón, portavoz de Sedatur (Sociedad Española en Defensa del Alquiler Turístico) también hace referencia a que hasta el 15 de junio los ingresos que han tenido «han sido cero».