Rosa Aza justifica los nuevos despidos en la cúpula de Duro Felguera

ASTURIAS

 Sede central de Duro Felguera en el Parque Científico Tecnológico de Gijón.
Sede central de Duro Felguera en el Parque Científico Tecnológico de Gijón. J.L.Cereijido

La presidenta de la multinacional afirma que «la compañía venía arrastrando una situación de fuga de información que coincidía en muchos casos con variaciones en el valor de la acción» y que una investigación interna precipitó la decisión sobre el adjunto al consejero delegado y  director de recursos humanos

18 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Duro Felguera va de crisis en crisis. Cada vez que parece que comienza a levantar cabeza, al menos su cotización en Bolsa, un nuevo terremoto sacude a la multinacional asturiana y evidencia la delicada situación que atraviesa. Las divisiones internas van a más y la última demostración es el despido del número dos de la compañía, Javier García Laza, y del director de recursos humanos, Alfonso Gordon. Las destituciones se suman al cambio de presidente del mes de abril o a la espantada de Elena Pisonero Ruiz cinco días después de ser nombrada consejera. Las aguas bajan revueltas en una empresa que sopesa pedir un rescate al Gobierno.

En declaraciones concedidas a La Voz de Asturias, la presidenta la compañía, Rosa Aza, explicó que ambos despidos responden a motivos y antecedentes distintos aunque es la puesta en marcha de una investigación interna «forensic» la que precipitó los acontecimientos. «La compañía venía arrastrando una situación de fuga de información que coincidía en muchos casos con variaciones en el valor de la acción, eso es una práctica penada por la ley. Y entonces creemos que hay que actuar». El pasado jueves, dado que Duro Felguera está valorando acogerse al decreto de rescate, aún no convalidado por las Cortes, ultimado por el Gobierno, se reunió a los directivos de la empresa, parte de ellos en las oficinas de Gijón y otros en las de Madrid y se les instó a que «depositasen los dispositivos que utilizaban y que eran de la empresa y para uso de los fines de la empresa. Ya el viernes hubo algún movimiento y el lunes nos encontramos con una carta que firmaban cinco directivos en los que protestaban por haber hecho el forensic pero también decían otras cosas como que no se había contado con ellos para el plan estratégico».

Según relató Rosa Aza, tras esa carta y el «nerviosismo» generado por la petición del forensic (encargado a la compañía KTMG); «esto decantó el momento de tomar esta decisión pero ya venía abonada por una situación anterior». En el caso de Alfonso Gordon, la presidenta apuntó que «se habían detectado movimientos raros pero fundamentalmente hubo un hecho contrastable que nos dio mucho que pensar y que quebró la confianza y es que envió los objetivos de 2020 a los directivos sin conocimiento de la comisión de nombramientos y retribuciones del consejo de administración que es el competente para fijar la política de retribuciones de la compañía y además sin ponerlo en conocimiento del consejero delegado. Eso es una cosa que no puede hacer. Y eso quebró la confianza y los puestos directivos necesitan confianza en quien los ocupa». Según Aza, el director de recursos humanos aceptó este despido no disciplinario «se le pagaron los tres meses de preaviso y hoy (por ayer) tuvo el finiquito, recogió sus cosas y ya no es trabajador de la empresa».

El caso de Javier García Laza es paralelo pero diferente. La presidenta destacó que desde hacía tiempo la compañía venía considerando prescindir de su puesto, el de adjunto al consejero delegado, dada la política de reducción de costes de estructura emprendida por la compañía que, además, tiene vigente un ERTE y que, en su consideración, debía llegar también a puestos directivos. El de adjunto al consejero delegado suponía además la segunda retribución más alta de Duro Felguera, un volumen relevante cuya supresión supone un ahorro considerable. En todo caso, Rosa Aza afirmó que García Laza «ocupó puestos muy relevantes como director general de la compañía cuando se hizo la ampliación de capital. Se hizo en 2018 por 125 millones y pocos meses después se afloraron pérdidas por 150 millones. Desde luego, él conocía toda la información, estaba y fue parte activa en la ampliación de capital y no se puso de manifiesto. Además de esto era un problema y había que amortizar ese puesto. Pero además firmó una carta en la que dijo que no conocía el plan estratégico y él era el coordinador del plan estratégico y además había estado en todas las reuniones por lo tanto difícilmente podíamos seguir en la situación en la que se estaba».

La presidenta señaló que no se tomó la decisión con anterioridad «porque pensamos y confiamos en que trabajase aportando a la compañía mucha información y se contó con él en un puesto de confianza muy sensible. Y ante el nerviosismo con el forensic, nos dio mucho que pensar y eso precipitó la decisión». A todo esto quiso resaltar que «fueron cinco firmantes y sólo se despidió a dos y no se va a despedir en estos momentos a nadie más, esto se acabó».  

Desde la empresa han defendido que esta acción es un «forensic» -una investigación interna que se hace para esclarecer determinados asuntos a petición de la propia empresa o de un tercero vinculado a la sociedad como un accionista o miembro del consejo-, que ya se había realizado otro el año pasado y que no había generado ningún tipo de polémica. Por tanto, no entenden ese supuesto malestar.

La dimisión más rápida de la historia de Duro

Hace ahora un mes, esa división interna vivió uno de los capítulos más llamativos de la historia de Duro Felguera. Elena Pisonero renunció al cargo de consejera independiente de la empresa después de que cinco días antes el consejo de administración la compañía aprobase su incorporación. La exdiputada se incorporó, vio lo que había y dio la espantada.

Según explicaron desde la empresa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la renuncia de Pisonero se produjo «en prevención de futuros potenciales conflictos de interés en las áreas de energías renovables y nuevas tecnologías con las sociedades en las que ya ejercía de cargos de administración».

Cambio de presidente

La reestructuración más importante de los últimos meses se produjo en el mes de abril. La empresa nombró a Rosa Aza presidenta no ejecutiva, en sustitución de Acacio Rodríguez, que llevaba dos años en el cargo, y fichó al exministro Jordi Sevilla como consejero. En ese momento también se anunció el nombramiento de Rafael Bermejo González como nuevo director económico-financiero, tras la salida de Gema Vázquez Díaz por incorporarse a otro proyecto profesional. En el mes de enero, la compañía también anunció otro fichaje «estrella» para su consejo, el del exministro socialista Valeriano Gómez.

Todos estos vaivenes dentro de la estructura interna de la empresa evidencia la debilidad de una compañía que no acaba de recuperarse. El problema de fondo sigue siendo la crisis financiera y su falta de liquidez, lo que ha llevado a la multinacional a barajar la posibilidad de solicitar ayudas del fondo de 10.000 millones de euros creado por el Gobierno para apoyar a empresas estratégicas, según ha comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Su consejo de administración está analizando, junto con los asesores de la compañía, las diversas alternativas existentes y está manteniendo conversaciones con todas las partes implicadas. La empresa ha indicado que no prevé hacer ninguna comunicación adicional hasta que se haya completado la solicitud, si finalmente esa es su decisión.