El cura que salvó judíos en París y a la Santina en Asturias

Carla Vega REDACCIÓN

ASTURIAS

Así regresó La Santina a Asturias tras su exilio en París durante la Guerra Civil
Así regresó La Santina a Asturias tras su exilio en París durante la Guerra Civil

El padre Joaquín Aller ayudó a salvar la vida a perseguidos por los nazis y fue una pieza clave para que la talla de la Virgen de Covadonga regresase al Principado tras la Guerra Civil

12 ago 2020 . Actualizado a las 08:38 h.

Son varias las épocas oscuras que la humanidad ha atravesado, marcando nuestra historia. Una de ellas fue sin duda la persecución nazi a los judíos en Alemania y otros países de Europa, entre ellos Francia, país en el que se protagoniza una historia que hemos conocido hace apenas unos días. A través de una investigación del historiador Santiago López Rodríguez, para una tesis doctoral, se ha podido reconocer la importante participación que tuvieron cuatro sacerdotes en salvar la vida de 155 judíos, tramitando falsas partidas de bautismo y matrimonios, que les ayudaran a huir del nazismo. Entre ellos se encuentra el padre Joaquín Aller, un leonés al que la historia ha ligado al Principado de una forma especial.

Aller, superior de los claretianos de la Misión Católica Española de los padres claretianos en París, fue clave para que todas estas personas pudiesen sobrevivir al nazismo, pero su relación con Asturias tiene más relación con la iglesia, concretamente con la talla de La Santina. Y es que el padre Joaquín Aller colaboró con un comunista asturiano exiliado para devolver a Asturias la talla de la Virgen de Covadonga, que pasó parte de la Guerra Civil en la Embajada española de París.

Así colaboró Joaquín Aller en la salvación de La Santina

Durante la guerra civil española fueron cientos de templos, imágenes, tallas, ajuares litúrgicos y efigies de vírgenes y santos fueron arrasados en el Principado, por lo que este exilio de La Santina la salvó de tener el mismo destino. De propiedad republicana, su talla fue exiliada, y retornó a hombros de los asturianos, que programaron varios actos para conmemorar su regreso, durante el verano de 1939. Para llegar a este punto, el padre Aller tuvo mucho que ver al esconderla para que no fuera destruida.

La historia del «exilio» y retorno de la Santina fue objeto de estudio del sacerdote Silverio Cerra, profesor de Filosofía, que recoge en el Foro Covadonga y detalla cuál fue el papel de Aller en todo esto. El de León entra en la historia cuando un hombre se dirige a él diciéndole: «Yo soy un comunista asturiano... Es el caso que la Santina asturiana, patrona de mi tierra, está, entre otros tesoros artísticos, almacenada en la Embajada. Ésta va a ser evacuada y yo no quiero que esta imagen tan querida sufra más ultrajes».

Fue entonces cuando el claretiano le dice al hombre que la esconda, y queda así oculta en un pequeño hueco junto al ascensor. Cuando en marzo de 1939 las nuevas autoridades del franquismo entran en la Embajada hallan, en medio de cajas saqueadas, una sin abrir con el letrero «Virgen de Covadonga».

Cuatro ángeles que salvaron cientos de vidas

Pero, tal y como se comenta al inicio de este artículo, esta no ha sido la única gesta del padre Aller en su historia. Y es que, en buena parte gracias a su buena voluntad, libró de los campos de extermino a 155 judíos sefardíes, falsificando partidas de bautismo y facilitándoles una identidad nueva con la que salir de la Europa ocupada. Esta historia ha permanecido en secreto durante décadas, y ahora ha salido a la luz gracias al historiador Santiago López Rodríguez y su tesis «El Servicio Exterior de España durante el Holocausto en la Francia ocupada (1940-1944)». Esta historia ha sido adelantada por López Rodríguez a El País.

El padre Aller, junto con los claretianos Gilberto Valtierra, Emilio Martín e Ignacio Turrillas, realizaban varias partidas de bautismo o matrimonios al día, que daban una segunda oportunidad a familias enteras. En estos documentos los nombres eran «españolizados», para que en su huida no se encontrasen con muchos problemas. Todo ello está recogido con detalle en la tesis de López, que espera que esté lista para finales de año. El historiador no descarta editar un libro sobre todas estas historias silenciadas, dado el interés que ha despertado.