Los objetores de las clases presenciales suman un centenar en Asturias

ASTURIAS

Saray Chao con sus dos hijas
Saray Chao con sus dos hijas

Defienden que se dé la opción de mantener clases telemáticas y aseguran que no cederán a la advertencia de sanciones por abstentismo escolar

25 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Asturias fue la comunidad que más retrasó el inicio del nuevo curso. Tras un verano frenético en el que el turismo fue intenso en la comunidad, las últimas semanas de agosto empezaron a reflejar un aumento de los contagios que dejaban cada vez más lejos los 25 días consecutivos en los que Asturias logró mantenerse sin positivos por coronavirus. Fue así como se postergó la apertura de las aulas casi un mes, los más pequeños en los ciclos de Infantil y Primaria volvieron a la escuela el pasado martes y el próximo lunes lo harán los mayores de Secundaria y Bachillerato. Todo con la promesa por parte del Principado de un refuerzo intenso de personal docente, una reducción de las ratios a un máximo de 20 alumnos por aula y la planificación de «grupos burbuja» y cuidado extremo de las medidas de distancia y seguridad. Pero nada de esto convence a un grupo de padres, organizados en una plataforma denominada «Por una Educación Presencial Voluntaria durante la pandemia» y que se niega a las clases presenciales a pesar de las advertencias, algunas ya destacadas meses atrás por la Fiscalía, de que la eludir la educación obligatoria puede conllevar sanciones.

Afirman ser alrededor de 1.500 familias, organizadas en un grupo cerrado de Facebook, una de las madres, Saray Chao asegura que tras el inicio del curso el pasado martes, fueron más de un centenar, unos 140, los padres que afirmaron dentro del grupo que no habían llevado a sus hijos al primer día de escuela. «Esto empieza principalmente por miedo, el miedo que tenemos las familias que llevamos cuidándonos muchos meses, Mis hijas llevan sin ir al parque desde febrero y en todo el verano sólo han visto a dos primos y porque sé que han tenido cuidado, en cuento me enteré de de que los primos empezaban a ir de vacaciones, a cines, teatros, parques y demás dejé de verlos, incluso», explica Chao quien insistió en que el temor al contagio ha sido la principal motivación para resistirse al regreso a las aulas «en el centro de salud prácticamente no te dejan entrar, el Inem tiene que ser con cita previa, yo para ir al banco tengo que pedir cita pero ¿mi hija al colegio puede ir?»

El curso comenzó el martes en Asturias, en teoría, para 63.929 estudiantes, con 511 unidades «covid» y más de 530 docentes de refuerzo. Pero no para los hijos de los padres que se niegan a las clases presenciales; y a pesar de que las autoridades educativas y hasta judiciales advirtieron a final del verano de que la asistencia a clase es una obligación y que el abstentismo sería perseguido. «A mí personalmente no me dijeron nada, la profesora es verdad que me intenta convencer para que la lleve pero por el tema más que nada de la sociabilización. Yo prefiero que mi hija no socialice unos meses y tenerla sana. Pero en el caso de que me amenazaran, yo no reculo, para mí es más importante la seguridad de mi hija y de mi familia», insistió Chao quien añadió que «hasta que no pasen dos semanas no te pueden decir nada, pero sí que hay gente a la que le están metiendo presión en los colegios porque ya el primer día al no ir ya les han llamado que a ver por qué no habían ido».  

A lo largo de los últimas meses distantas instancias educativas recordaron que la escolarización es obligatoria hasta los 16 años y que no se trata de algo opcional; además recalcaron que la asistencia a las clases forma parte también de los derechos de los niños a la educación.

Sin embargo, los padres renuentes insisten en que se debería dar opción a continuar con las clases telemáticas tal y como se hizo en los momentos más intensos del confinamiento y el Estado de Alarma. «Pedimos que sea voluntario para quien quiera quedarse en casa, que no es un capricho», afirmó Chao quien defendió que las clases on line funcionaron pese a la pegas a finales del curso pasado «nos pilló de nuevas en pleno marzo y pudimos sacarlo adelante, con trabas, pero pudimos; con preparación ahora podríamos hacerlo mejor».

La madre de dos pequeñas aseguró que no le convence la reducción de la ratio a 20 alumnos ya que «el curso pasado en la clase de mis hija eran 19»; aunque reconoce que en el colegio de la pequeña en este nuevo curso se ha incorporado una nueva profesora y la clase finalmente se quedaría en sólo 13 alumnos. Pero tampoco le convence la puesta en marcha de los llamados grupos burbuja. «Es que eso es falso porque será burbuja mientras están dentro del aula pero mi hija llega a casa y juega con su hermana y ya se rompió la burbuja. Cada niño llegará a su casa con su padre, con su madre, abuelos y demás, que vienen de trabajar o de dar un paseo o del supermercado y ya no hay burbuja, ya están en contacto con otras personas».

Aunque a día de hoy no se han dado casos de contagios entre pequeños dentro de las aulas, sí se han suspendido las clases presenciales de la facultad de Filosofía, en la Universidad, por contagio y también en los dos centros de infantil del concejo de San Martín del Rey Aurelio (que se encuentr en alerta naranja) después de que se detectara el positivo de una educadora, pero como medida de precaución, ya que no tuvo contacto con los alumnos. También se han suspendido las clases de las cuatro unidades de infantil en un centro de Cangas del Narcea por el positivo por Covid-19 de una profesora.

El retraso de la apertura del curso en Asturias despertó críticas principalmente por los problemas de conciliación que planteaba a muchos padres a la hora de volver la trabajo. En este sentido, Chao afirmó que «yo tengo el privilegio de que puedo estar en casa, ajustándonos un poco más, que trabaje sólo mi marido y quedarme yo con las crías; pero reconozco que mi caso es de mucha suerte. Entiendo que hay muchas familias que tienen que trabajar los dos, puede el hecho de que mi hija no vaya les venga bien, porque ya son menos gente en clase».