El ascenso de los indicadores preocupa en buena parte de ellos tras una primera oleada de la pandemia menos virulenta como ocurrió en el Principado
22 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Con casi 370 pacientes hospitalizados en la actualidad y 383 fallecidos desde el inicio de la pandemia, en Asturias preocupa y mucho la evolución de la pandemia de coronavirus cuya tasa de incidencia viene fluctuando en las últimas semanas en la frontera del porcentaje (5%) que define una situación epidemiológica bajo control. La curva de esta segunda ola de la pandemia comenzaba su ascenso progresivo sobre todo a finales de agosto, lo mismo que está ocurriendo en otros países del norte de Europa en los que la primera oleada, como ocurrió en Asturias, no fue tan virulenta como en España en general.
Siguiendo el mismo patrón que en parte de los países del norte de Europa, como por ejemplo Holanda, esta segunda ola es cada vez más preocupante en Asturias, que durante casi un mes en verano estuvo considerada un paraíso libre de coronavirus al no detectarse nuevos contagios. La llegada del otoño en Holanda ha sido el detonante para una continua escalada de contagios detectados que ha obligado a las autoridades a imponer restrictivas medidas para controlar la pandemia, sobre todo después de que esta misma semana se haya rebasado el récord de positivos varios días consecutivos. Por ejemplo, el cierre de bares y restaurantes, la prohibición de la venta de alcohol después de las ocho de la noche o recibir a más de tres invitados en casa.
En esta última semana también en Asturias la incidencia ha golpeado con fuerza, con varias jornadas con más de 200 casos diarios detectados en las pruebas PCR procesadas, que son las cifras más altas desde el inicio de la pandemia. Una escalada de positivos que también ha llevado a que el Gobierno regional adoptase medidas más restrictivas con una vuelta a la fase 2 de la desescalada e incluso valore la posible implantación de un toque de queda como ya han hecho algunos países europeos. En Polonia, en donde también la curva desde marzo ha tenido una evolución similar a la asturiana, bares y restaurantes cierran a partir de las 9 de la noche y varias grandes ciudades son zonas rojas en las que todas las clases son online.
En general, las principales medidas que se están adoptando en Europa van en la línea de reducir al máximo la vida social con restricciones de movilidad que no llegan a ser confinamientos como en la primera ola. Además, debido al descenso de las temperaturas, la estancias prolongadas en espacios cerrados y la inminente temporada de gripe, se está poniendo el foco especialmente en la organización de actividades de ocio y fiestas privadas.