«En el futuro vendrán situaciones de riesgo para la salud que serán similares a la actual»

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Miguel Ángel Prieto, jefe de Alertas y Emergencias Sanitarias Covid-19 en Asturias
Miguel Ángel Prieto, jefe de Alertas y Emergencias Sanitarias Covid-19 en Asturias

El jefe de Alertas y Emergencias Sanitarias Covid-19 explica que el objetivo del departamento que dirigirá es «coordinar y dar una respuesta ágil ante situaciones de epidemia y de urgencia como la que vivimos»

15 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Miguel Ángel Prieto García (Oviedo, 1968) era nombrado hace unos días jefe de Alertas y Emergencias Sanitarias Covid-19 del Principado, un departamento cuya función será coordinar, fortalecer y dar una respuesta ágil a nivel regional ante situaciones de pandemia y de urgencia como la que está azotando el mundo desde hace casi un año. Con dicho departamento se formaliza de alguna manera como organismo la labor que el mismo venía haciendo desde el pasado mes octubre como coordinador de los procesos de vigilancia epidemiológica. Licenciado en Medicina y Cirugía en la Universidad de Oviedo en el año 1993, Prieto se especializó en medicina familiar y comunitaria, aunque su carrera profesional se encaminó hacia el ámbito de la salud pública más que a la medicina clínica.

En 2008 se incorporó a la Consejería de Salud, primero como técnico de  salud pública, en el año 2017 empezó como jefe de sección de programas de prevención y desde octubre de 2020 tenía una asignación temporal con tareas de base que ahora son las de la nueva Jefatura de Alertas y Emergencias. En su opinión, la creación de este departamento es importante no sólo a corto plazo para afrontar las siguientes olas de Covid-19 que se prevén, si no a medio y largo plazo al tener el convencimiento de que «en el futuro vendrán situaciones de riesgo para la salud que serán similares o parecidas a esta».

-¿Cuáles serán las funciones de este organismo de Alertas y Emergencias Sanitarias Covid-19 que esta semana creaba el Principado?

-Las funciones son la coordinación y el apoyo a los diferentes procesos que están en marcha de vigilancia epidemiológica; ordenar los diferentes sistemas de información de los que dichos procesos se nutren… Otras funciones serían la coordinación del trabajo con los municipios tanto en relación con las medidas que se están adoptando como con las diferentes intervenciones que están realizando los mismos en coordinación con otros ámbitos poblacionales y de la sociedad que se puedan ver implicados con las medidas que se están tomando y que tengan un papel importante en la contención de la pandemia.

-Hasta ahora coordinaba los procesos de vigilancia epidemiológica ¿Cree que la experiencia en ese puesto le servirá de base para su nuevo cargo?

-Espero que sí. En realidad esas funciones que comentaba ya se venían realizando y eso ha permitido que se empezaran a tomar decisiones y se fueran haciendo algunos cambios. Habrá que seguir insistiendo en esos cambios porque lo que tenemos como reto es la respuesta ágil a una situación externa como es una pandemia cambiante, porque cada ola epidémica tiene sus características y son situaciones que van cambiando. La sociedad varía a lo largo del tiempo y la forma de ocurrir los fenómenos también. Siempre hay cambios que realizar para ajustar la respuesta que hay que dar en cada caso.

-¿Cuáles serán las primeras medidas o acciones que llevará a cabo como jefe de Alertas y Emergencias Sanitarias Covid-19?

-Las medidas son todas de coordinación interna. Es intentar mejorar los flujos de trabajo en los que ya se está trabajando, valga la redundancia, desde hace unos meses. Hay que tener en cuenta que esta situación nos supuso un reto muy importante a la que se pudo dar respuesta con un esfuerzo ímprobo y un compromiso tremendo de todos los profesionales, tanto de salud pública como del sistema sanitario. Lógicamente nos obligó a hacer una reasignación de tareas a todos y a cambiar el modo de trabajo. Eso se hizo de la manera que mejor se pudo para dar respuesta de forma ágil a una situación que era de emergencia. La idea que ahora se fortalece es que dará estabilidad a esos procesos y a esos cambios para que sean más fluidos.

-Su trayectoria profesional poco o nada tenía que ver con la epidemiología ¿Cómo ha sido tomar el pulso a ese ámbito en plena pandemia?

-Efectivamente vengo del campo de la medicina comunitaria y después de la salud pública, y no tanto de la epidemiología. De todas formas, las personas que tienen que tomar las decisiones técnicas y que las están tomando diariamente son realmente los epidemiólogos. Los demás estamos de apoyo, de ayuda de coordinación para que, como comentaba, los procesos sean lo más fluidos posible y esa es nuestra tarea. No obstante, una epidemiología básica todos la conocemos y, evidentemente, esta situación nos obliga a todos a profundizar en el tema. Pero, insisto, hay varios epidemiólogos en la Dirección General de Salud Pública que están haciendo un trabajo tremendo y su papel es fundamental y no es reemplazable por el mío. Tomar el pulso a esta pandemia fue un reto, no sólo para mí, sino para todos. Recuerdo que a finales del mes de marzo del año pasado a todos nos supuso una reasignación de tareas, dejar lo que algunos llevábamos años haciendo y meternos en unos procesos de trabajo distintos y unas tomas de decisiones diferentes, pero siempre liderados por los epidemiólogos y descubriendo, como no, nuevos aspectos profesionales.

-Su puesto será en Asturias similar al de Fernando Simón en España ¿Lo valora como un buen referente para llevar a cabo su trabajo?

-Fernando Simón es un profesional que tiene un respeto muy amplio en todo el campo de la epidemiología y en nuestro ámbito de la salud pública y no quisiera compararme con él. Reitero, es un gran profesional fuera de toda duda dentro de lo que es el ámbito epidemiológico y de la salud pública.

-¿Por qué razón cree que se pone en marcha una jefatura de Alertas y Emergencias Sanitarias Covid-19 casi un año después de que comenzara la pandemia? Dicho de otra manera, ¿entiende que se tendría que haber puesto en marcha hace meses?

-Quizá esta pregunta sea más bien para quien toma la decisión de realizar este cambio. Visto desde dentro, y como persona que ha trabajado en salud pública desde hace 13 años, me imagino que la idea es intentar fortalecer y dar estabilidad a esta situación organizativa que fue motivada por una necesidad de actuar de forma ágil ante una situación de epidemia y de urgencia. Entonces, me imagino, la idea es dar fortalecimiento y estabilidad a esa situación a corto plazo. A medio-largo plazo, una reflexión es que esta situación también lo que hizo fue ponernos un espejo delante y nos señaló, de alguna manera, qué fortalezas y qué debilidades teníamos o tenemos como sociedad en los diferentes ámbitos de la misma. Estoy convencido de que vendrán situaciones de riesgo para la salud que serán similares o parecidas a esta y me imagino que a medio plazo la intención es también que cuando nos encontremos ante ellas, la Dirección General de Salud Pública del Principado de Asturias tenga una estructura que le permita reaccionar de una forma más ágil y coordinada de lo que pudo hacerse en esta primera situación.

-Asturias ha pasado por una segunda y una tercera olas muy complicadas .¿Sintió en algún momento en su anterior cargo que la situación se escapaba de las manos?

-Cada ola fue diferente y quizá en la primera ola sí tuvimos esa sensación en un inicio. Es cierto que había habido alertas similares en lo que va de siglo, con la Gripe A, la gripe aviar y, afortunadamente, en ninguno de esos casos se había propagado y creado una pandemia a nivel mundial. Entonces yo creo que en la primera ola si hubo en un momento dado una situación de no saber muy bien qué era lo que estaba pasando y a lo que nos estábamos enfrentando. En la segunda ola ya fue distinto. La Dirección General de Salud Pública ya estábamos más organizados y de alguna manera nos pilló menos por sorpresa porque en todo nuestro entorno se estaba produciendo al ir por detrás del resto de comunidades autónomas y de los países de Europa. Sabíamos que tarde o temprano nos iba a tocar. Y en esta tercera ola, un poco lo mismo, somos más conscientes de cual es la situación y de cuáles son los riesgos. Es verdad que a todos nos gustaría tener menos casos, una situación mucho más controlada, pero mirando de manera retrospectiva y con cierta distancia, podemos decir que el resultado es para estar moderadamente satisfechos, sin quitarle importancia a todo el coste que está suponiendo de vidas humanas, que es lo primero, ni el coste social y económico que estamos sufriendo. Me refiero a los resultados puramente de número de contagios.

«Nadie duda que habrá una cuarta ola»

-Los datos reflejan que la tercera ola remite, pero se prevé que la variante británica sea la dominante en unas semanas y al ser más transmisible podría provocar una cuarta ola ¿va a haber un plan en su departamento para hacerle frente? ¿Trabajan ya con la posibilidad de que se produzca esa cuarta ola antes incluso de que se termine de doblegar la curva de la tercera?

-Si, por supuesto, ya estamos pensando en una cuarta ola e, incluso, en una quinta. Aunque la pandemia sea la misma, cada situación en cada ola epidémica tiene variaciones y te hace afrontar situaciones diferentes. En esta tercera ola está siendo la variante británica que, si no es dominante ya en nuestra comunidad autónoma, poco le falta. Nos hace ver situaciones que no se veían en olas anteriores como es una mayor afectación en población infantil de 0 a 14 años. Por otra parte, la vacunación también está influyendo mucho de forma positiva en el desarrollo de la epidemia y se está viendo una afectación mucho menor que en olas anteriores, por ejemplo, en los centros residenciales. Entonces, la situación va cambiando y estamos continuamente intentando adelantarnos a los acontecimientos que, tarde o temprano, ocurrirán. Yo creo que en nuestra dirección general nadie duda que tras esta bajada de la tercera ola que, esperemos la consigamos bajar lo más posible, pues comenzará en un periodo de tiempo por determinar otro incremento con una cuarta ola.

-¿Hay un plan concreto para esa cuarta ola o es difícil de prever hasta que comienza?

-Lo que hacemos continuamente es evaluar, lo hacemos diariamente, ver cómo es la situación para ir ajustándonos lo mejor posible a los retos que se nos plantean y a las situaciones en las que vemos que puede haber un riesgo mayor. Por ejemplo, a nivel de rastreo, que se está haciendo un trabajo enorme por parte de muchas personas, continuamente estamos haciendo cambios en las técnicas de rastreo, ampliándolos, tomando decisiones en cuanto a los cambios de procedimientos… Son cambios que se hacen en nuestro funcionamiento de manera continua.

-¿Es de suponer que el rastreo que se hace ahora para detectar positivos poco tiene que ver con lo que se hacía al comienzo de la pandemia?

-Se ha evolucionado mucho a lo largo de este año en el rastreo y trazabilidad de los contagios y se sigue haciendo un esfuerzo tremendo por parte de los profesionales que se están dedicando a ello, tanto los del grupo general de rastreo, que son 180 civiles y 120 militares, que se dedican al rastreo de lo que es el ámbito familiar y social; como otros tipos de rastreo que tenemos desde un inicio funcionando en ámbitos que consideramos que son de especial vulnerabilidad, como son los centro socio sanitarios, educación y del ámbito laboral. Se está haciendo un esfuerzo tremendo y nada tiene que ver con los inicios y yo, como asturiano, me siento tremendamente orgulloso. Desde luego, el cambio ha sido tremendo desde la primera ola en la que, posiblemente, de manera indirecta podemos concluir que detectábamos uno de cada diez casos positivos, a una segunda ola en la que posiblemente hayamos detectado el 60 por ciento de los mismos, y a una tercera ola en la que la detección aún es mayor y el control de la situación es mayor que en las olas anteriores sin ninguna duda. Hay un dato muy interesante que es que de los casos nuevos que nos aparecen diariamente, prácticamente la mitad ya habían sido identificados y estaban cuarentenados en su casa. Eso tiene un impacto tremendo en el devenir de la ola epidémica y es el resultado del esfuerzo tremendo que se hace de rastreo. En 24 horas se contacta con casos y con contactos y se toman las medidas oportunas.

-Con esta variante británica parece que se da una mayor afectación a los sectores de la población de menor edad ¿Os preocupa? ¿Se va a tomar alguna medida concreta?

-Efectivamente, parece que está claro que esta nueva cepa afecta a población más joven. Luego no quiere decir que en los cuadros clínicos sean más severos por norma general. Lo que es evidente es que si al final se produce un mayor número de casos, al final se va a producir un mayor número de casos de los distintos tipos de evolución: de los leves, de los asintomáticos, de los moderados y de los que, lamentablemente, evolucionan peor. Otro problema es que aunque los niños no sufran especialmente las consecuencias del Covid, si son transmisores a sus padres o abuelos, que pueden sufrir una situación más problemática. Lo que estamos haciendo desde hace tiempo es un rastreo específico en centros educativos y estudio de contactos en esas edades para intentar identificar los contactos que se convierten en casos lo antes posible para seguir, de alguna forma, tomando las medidas en círculos concéntricos y poniendo en cuarentena a los contactos de ese nuevo caso.

-El proceso de vacunación está en marcha pero quizá va más lento de lo que sería deseable ¿Plantearía alguna otra estrategia de vacunación para implementar el procedimiento?

-El proceso de vacunación fue otro reto tremendo que ha salido adelante gracias al esfuerzo de numerosos profesionales que están en la coordinación de esos procesos hasta quien los lleva a cabo. Mi percepción no es que vaya lento, aunque sí puede que se ralentice un poco ahora por un tema inherente a los grupos a los que se va a vacunar. No es lo mismo vacunar en centros socio sanitarios donde tienes a las personas físicamente allí, y donde es más sencillo y más rápido poder vacunar, que pasar a grupos como los de ahora, como son los grupos con un grado determinado de dependencia o los mayores de 80 años que no están institucionalizados y que supone un esfuerzo organizativo mayor y no es tan sencillo ir rápidamente vacunando. No obstante, yo creo que va de manera muy adecuada y, de hecho, nosotros seguimos los términos de la Comisión Nacional de Salud Pública en cuanto a los grupos a vacunar y al tipo de vacuna que se está utilizando y lo que se está haciendo es favorecer la simultaneidad o el solapamiento de diferentes grupos que se vayan vacunando según los criterios organizativos aprovechando que ahora hay más vacunas disponibles para diferentes grupos diana.

-Este organismo que vas a dirigir nace vinculado a la Covid-19 pero después de la amenaza de este coronavirus ¿Ve necesario que un organismo así siga funcionando a nivel regional en el futuro en previsión de que puedan surgir otras epidemias o pandemias?

-En mi opinión sí. Yo como técnico de Salud Pública creo que deberían darle continuidad porque estas situaciones cada vez van a ser más frecuentes. El mundo que estamos construyendo es un mundo con cada vez más movilidad, es evidente, movilidad de mercancías, movilidad de personas y eso conlleva movilidad de gérmenes. Y yo no pondría solamente el foco en riesgos desde el punto de vista de bacterias o virus como es este caso, que es evidente que se pueden repetir, sino  en otro tipo de alertas desde el punto de vista de la salud pública, más amplias. A medio plazo, seguramente, y con la crisis económica a la que nos estamos viendo abocados, tendremos situaciones de emergencia en grupos poblacionales de nuestra sociedad, relacionadas con la situación económica, con el riesgo de exclusión y las desigualdades sociales.

-Después de casi un año de pandemia, ¿entiende que la población empiece a sentir cierto hartazgo?

-Entiendo que es una situación muy difícil que a todos nos está cambiando nuestra forma de vivir habitual pero, independientemente de que con la vacunación se esté abriendo una posibilidad nueva de ver la luz al final del túnel y de cambio de tendencia, no podemos olvidar las medidas de protección básicas: mascarilla, higiene de manos, distancia interpersonal e intentar evitar lo más posible los contactos sociales que no sean puramente los imprescindibles. Sé que es difícil pero hay que seguir insistiendo en ese mensaje. Además, yo creo que la sociedad asturiana tiene que estar muy orgullosa y satisfecha de la respuesta que, en general, todos estamos dando a esta situación. Hago especial mención al sistema de salud, a la dirección general de Salud Pública y, por supuesto, lo quiero hacer extensivo a todos los ámbitos de la sociedad, porque todo el mundo está poniendo de su parte.

-La pregunta del millón, ¿vamos a volver en algún momento a la normalidad como la conocíamos antes de la pandemia?

-Es una pregunta complicada. Yo supongo que a grandes rasgos sí, pero tampoco vamos a volver a la sociedad que teníamos, pero al igual que nadie se plantea volver a la sociedad de lo años 80 o 90. Si hay una cosa que es constante en este mundo es el cambio, entonces no vamos a volver a ser nunca la sociedad que fuimos en 2010 o en 1990, seremos otra. La pandemia quizá deje algunas marcas, como un comportamiento diferente, pero al final las aguas volverán a su cauce aunque con el conocimiento de que esto puede ocurrir y que es razonable pensar que seguirá ocurriendo o que podrá repetirse, pero entonces ya seremos más precavidos y como sociedad estaremos mejor preparados. No es lo mismo la primera vez que las siguientes.