La agencia americana recoge en el Libro mundial de los hechos aspectos básicos sobre cada rincón del planeta
06 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Los tentáculos de la CIA se extienden prácticamente por todos los rincones del planeta. La agencia de inteligencia americana maneja información detallada de todos los países del mundo y acaba de actualizarla en su Libro Mundial de los Hechos, una página web en la que aporta su particular punto de vista. Según ese documento, Asturias tiene más bien poco interés para la agencia, ya que en el apartado dedicado a España apenas se cita a la comunidad autónoma.
La información que recoge la web sobre Asturias es escasa. Aparece mencionada como una de las 17 comunidades autónomas españolas dentro del apartado «división administrativa». Únicamente se le cita junto a todas las demás. Además, en el epígrafe de lenguas, en un nota aparte de las que son oficiales y el porcentaje de población que las habla, recoge que el asturiano «está reconocido como lengua regional dentro del Marco Europeo para lenguas regionales y minoritarias»
En ese informa de la CIA, en el que se detallan aspectos nacionales como geografía, población y sociedad, gobierno economía, energía, comunicaciones, transporte, seguridad o terrorismo, Asturias no vuelve a salir citada. Sí lo hace Carmen Moriyón como presidenta de Foro Asturias en el apartado en el que recoge la lista de todos los partidos y sus líderes.
Tampoco aparece ninguno de los puertos de interés general de Asturias en su reseña dedicada al sector entre los que considera principales. Sí que menciona los de Algeciras, Barcelona y Valencia.
Polémica en 2010
En el año 2010 se despertó un gran escándalo con la consiguiente queja del afectado con la publicación de que la CIA se había inspirado en los rasgos del que fuera portavoz de IU en la Junta General, Gaspar Llamazares para publicar un retrato robot de Osama bin Laden.
Aunque terminó por retirarse, el retrato robot figuró durante unas horas en la página oficial del programa «Rewards for Justice», un programa puesto en marcha por la oficina de Seguridad Diplomática del Departamento de Estado de EEUU ya en 1984 para recabar cualquier pista que pudiera conducir a la captura de terroristas, siempre a cambio de diversas cantidades de dinero. En el caso de Bin Laden, el número uno de Al Qaeda, la recompensa entonces era sustanciosa: 25 millones de dólares (unos 17 millones de euros).
