¿Podrán los vacunados llevar una vida normal? El último dilema de la pandemia

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Vacuna contra el covid en Avilés
Vacuna contra el covid en Avilés EFE | jl cereijido

Los expertos aportan su visión sobre si se deben mantener las medidas higiénicas hasta que se alcance la inmunidad de grupo o se debe programar un plan de desescalada de las medidas restrictivas según avance la vacunación

22 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La pandemia de la Covid-19 ha sumido al mundo en un sinfín de dilemas y debates de un año a esta parte: dilemas políticos en la gestión de la pandemia, dilemas en torno a la economía, en las restricciones, los dilemas sanitarios que surgieron al comienzo de esta crisis sanitaria, dilemas con las vacunas… La última disyuntiva que se plantea y que también está generando controversia surge en torno a los que ya están inmunizados: ¿podrán los vacunados con las dos dosis llevar una vida normal al margen de las restricciones? ¿Deben seguir llevando mascarilla? La diferencia de criterio se da también entre los expertos, que oscilan entre mantener las medidas para toda la población hasta que se alcance la inmunidad de grupo y elaborar un plan de desescalada para que los vacunados vayan saliendo de las medidas restrictivas según avance la vacunación y cada vez haya más gente inmunizada, un plan que debería ir acompañado de una importante campaña de información a la ciudadanía.

En la posición de mantener las medidas cautelares de uso de mascarilla, distancia interpersonal, higiene de manos y eludir las aglomeraciones está el ex directivo de Salud Pública de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Daniel López-Acuña, que aboga por seguir manteniendo «la prudencia y la cautela» porque explica que «la vacuna protege contra la severidad y el riesgo de morir, pero no nos protege de infectarnos y contagiarnos». Por tanto, considera que la vacunación es hoy por hoy «un arma para no tener un proceso severo de Covid-19, pero no es un cheque en blanco para hacer todo lo que hacíamos». En su opinión, hay que mantenerse en la línea de «protegernos y proteger a los demás» porque «los que están vacunados pueden infectarse e infectar a los demás».

Acuña tampoco cifra en un porcentaje concreto la cantidad de personas que deberían estar vacunadas para levantarles las restricciones y la obligación del uso de la mascarilla, por ejemplo. El epidemiólogo señala que «hasta el momento no hay evidencia rotunda de que haya que llegar al 70% para alcanzar la inmunidad de grupo», por lo que es más partidario de ir viendo «cómo evoluciona la dinámica», aunque por el momento considera que es prematuro porque en el caso de Asturias apenas está vacunada el 5% de la población.

«No hay una cifra mágica», advierte López-Acuña, que considera que también hay que fijarse y aprender de la situación de otros países que ya han realizado o están llevando a cabo vacunaciones masivas, como pueden ser Israel o el Reino Unido «para ver cómo disminuyen los contagios y si, efectivamente, cada vez hay menos probabilidad de infectarse. En función de cuanta gente esté vacunada, hay que ir aprendiendo de la realidad». A modo de ejemplo pone las residencias de mayores, donde tras la vacunación se ha producido una disminución de los casos, de las hospitalizaciones y de la mortalidad. «Eso alienta a que vamos por un curso positivo, pero no podemos decir que nos cortamos la coleta», manifiesta el ex directivo de la OMS.

El mismo se muestra consciente, no obstante, de que quedan dos meses para la finalización del estado de alarma, previsto para el 9 de mayo, pero entiende que debe ser cuando nos acerquemos al estado de alarma y se vea la evolución de la incidencia cuando cabría planificar una desescalada si se observa un descenso «u otro escenario de haber un mayor número de repuntes y una curva ascendente». Es por ello que ve «prematuro pensar ahora en una desescalada» cuando, además, tiene en cuenta que empieza a haber «presencia de otras variantes». Así, desde el punto de vista epidemiológico, no descarta «un estado de alarma continuado y más restricciones si hay una cuarta ola».

La vacuna, una indicación profesional

Adonina Tardón, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, coincide en que en este momento «no cabe relajar medidas de ninguna manera» y justifica su tajante respuesta en los colectivos que están vacunados por el momento: las personas mayores y el personal de los colectivos esenciales que, recuerda, «están vacunados para que no sean foco de transmisión, porque la vacuna es una indicación profesional». Además, señala que la estimación que dan las autoridades sanitarias fijan el objetivo de que sea aproximadamente el 70% de la población el que esté vacunado para alcanzar la inmunidad de grupo. «Hasta entonces la transmisión puede seguir», por lo que considera que las medidas son buenas para seguir controlando la enfermedad que provoca el virus Sars-Cov 2.

La experta comenta, además, que permitir que el que está vacunado se quite la mascarilla generaría «un problema irresoluble» por lo difícil de controlar. Pero va más allá y añade que «seguramente la población ni siquiera se atreva a quitar la mascarilla» aunque hayan recibido las dos dosis de la vacuna.

«Yo mantendría las medidas de higiene hasta que el 70% de la población esté vacunada», manifiesta Adonina Tardón, que tiene en cuenta también que la variante británica ha amesetado el descenso de la curva y que las medidas pueden contribuir en gran medida a que no se produzca una cuarta ola. «Abril es un mes crucial porque va a haber muchas vacunas, por lo que hay que mantener las medidas de higiene hasta que se alcance la inmunidad de grupo». Incluso considera que la gente vulnerable por tener patologías de base previas debería mantener esas medidas de higiene «hasta que el 100% de la población esté vacunada y se haya eliminado la trasmisión del virus en nuestra población».

Un plan de desescalada acorde al proceso de vacunación

El epidemiólogo Pedro Arcos, en cambio, defiende la elaboración de un plan de desescalada y eliminación de las restricciones a partir de determinados porcentajes de personas vacunadas teniendo en cuenta que el estado de alarma actual tiene fecha de finalización. No obstante, es consciente de que ese plan generaría dos tipos de ciudadanos y que eso podría derivar en debates y conflictos, por lo que ve muy importante hace «una potente campaña de información para evitar el conflicto». «Pero más tarde o más temprano tiene que llegar la desescalada», apunta Arcos, que añade que una vez avance la vacunación de la población lo que habrá será «un problema social-político-organizativo más que un problema de salud pública». En este sentido manifiesta que «si hay mucha gente vacunada, la imposición de medidas restrictivas se complica y, lógicamente, las medidas de control generan resistencia».

«Cuando avance la vacunación, soy partidario de que quien esté vacunado eluda las medidas y pueda hacer vida normal, pero eso complica presionar a los demás y es un tema que habría que resolver», comenta el también profesor y director de la Unidad de Investigación en Emergencias y Desastres de la Universidad de Oviedo, que tiene claro que «no se pueden adoptar medidas sin informar adecuadamente». No obstante, insiste en que en mayo hay que tomar una decisión sobre el estado de alarma y para entonces debería tenerse un plan que se debería empezar preparar siguiendo criterios técnicos. «Lo necesitamos ya porque mayo está ahí, a dos meses vista, por lo que hay que tomar decisiones políticas y estratégicas», apostilla el experto, que concluye que «es difícil argumentar que se tienen medidas sine die».

Por su parte, Usama Bilal, epidemiólogo y profesor asistente en la Drexel University (Filadelfia, EEUU), señala que cabe diferenciar entre dos aspectos importantes: «que debe hacer una persona vacunada» y «qué debe hacer una población con suficiente inmunidad colectiva o de grupo» y que es en esto último en lo que «entran las decisiones de las administraciones acerca de abrir/cerrar cosas».

 Respecto al primer aspecto que apunta, sobre qué debe hacer una persona vacunada, el experto manifiesta que lo que recomiendan las guías es lo siguiente: «si vives en un hogar donde todo el mundo esta vacunado, puedes verte con otra gente que este vacunada en interiores, sin necesidad de mascarilla ni distancia. Si vives en un hogar donde todo el mundo esta vacunado, puedes verte con otra gente que no este vacunada y no tenga contacto con gente de riesgo, sin necesidad de mascarilla ni distancia. En el resto de ocasiones, las mismas precauciones habituales».

Bilal añade sobre el debate que se genera de si se produciría discriminación o no entre los ciudadanos vacunados y los que no lo están que «no es discriminación, es priorización de recursos sanitarios limitados con el fin de mejorar la salud de la población y garantizar la equidad».