La polémica relación entre hostelería y coronavirus: un estudio científico avala el cierre de interiores

Luis Fernández
Luis Fernández REDACCIÓN

ASTURIAS

Cartel en un bar de Oviedo
Cartel en un bar de Oviedo

El trabajo analiza 20 publicaciones realizadas en distintas partes del mundo y muestra la capacidad de los establecimientos «para generar eventos de super-contagio»

25 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Que el sector de la hostelería es uno de los más castigados por la pandemia es un hecho irrefutable. Las autoridades sanitarias de todas partes del mundo han implantado restricciones en este tipo de negocios con el objetivo de contener la expansión del coronavirus y Asturias no ha sido una excepción. Estas medidas han sido criticadas por muchos profesionales del gremio al considerar que son arbitrarias e ineficaces. Sin embargo, un estudio realizado por los epidemiólogos Usama Bilal, Pedro Gullón y por el médico de familia y asesor del Principado sobre Covid-19 (como Bilal  Javier Padilla avala el cierre del interior de los locales como una de las medidas más eficaces para frenar los contagios.

El estudio de los tres expertos está basado en el análisis de 20 documentos realizados en diversas partes del mundo y será publicado por Gaceta Sanitaria, la publicación sobre salud pública con más impacto en castellano. El objetivo, según explica Padilla, es «influir sobre la toma de decisiones» para conseguir disminuir el impacto del virus.

Padilla destaca que en toda la información publicada sobre la relación entre transmisión del coronavirus y hostelería existe una «coherencia total». «Mantener abierto el interior de la hostelería supone un factor de dinamización en la transmisión y cerrarla es uno de los factores más relevantes para frenar esa transmisión» detalla el médico, quien añade que el impacto en terrazas no se ha estudiado suficientemente, por lo que se hace necesario «tirar de sentido común porque no hay publicaciones al respecto». Su artículo también recoge que los estudios muestran «la capacidad de los establecimientos de hostelería y restauración para generar eventos de super-contagio».

El principal motivo, según afirma Padilla, es que en la hostelería «existe un factor que es intrínseco a la actividad que se realiza que es que no se ponen en práctica las medidas de precaución necesarias». «Para comer, beber o conversar con la persona con la que vamos nos quitamos la mascarilla y ese es el principal factor, que no se garantiza durante todo el tiempo que se está en el interior que se apliquen las medidas de seguridad», apunta. En este sentido, el asesor del Principado sostiene que esta relajación en la aplicación de las medidas afecta a los clientes, «que van de forma voluntaria» y también a los trabajadores «que están de forma permanente con personas que no cumplen las medidas y, por tanto, se exponen a más riesgo».

En los últimos meses cada vez es más frecuente la utilización de medidores de CO2 para saber si un local cumple las medidas y está bien ventilado. Padilla defiende que «son una herramienta más», pero recuerda que «el medidor es la consecuencia, no ventila, por lo que no elimina la posibilidad de contagios. «Son un elemento de monitorización de lo que estamos haciendo, pero no convierten un espacio en seguro», añade.

Medidas graduales

El artículo de los tres expertos también recoge la importancia económica del sector, por eso incluye la limitación de aforos y la ventilación como aspectos a monitorizar en los procesos de reapertura de estos locales. «Debemos ver esto como una situación de compromiso de equilibrio en el que si quitas una pesa de una balanza debes pornerla en la otra», explica. «Esto no es abrir o cerrar 100%. Cuando la transmisión esté relativamente controlada se puede ir abriendo con control de aforos, ventilación, mantenimiento de distancias, mascarillas… pero en cuanto la dinámica empeora, hay que cambiar la mirada. Lo primero es recortar de forma radical los aforos y cuando se descontrola, el cierre de interiores», asevera Padilla. «Tenemos que verlo como unas variables continuas con pasos graduales que se pueden ir dando. Esto no quiere decir que los locales deban estar cerrados hasta que se vacune el 80% de la población», concluye.  

En la misma línea, Usama Bilal detalla que el contexto de las estrategias de escalada y atenuación gradual de medidas en función de la incidencia, la evidencia científica apoya, por este orden, «asegurar, en todo momento, la gestión adecuada de la ventilación y corrientes de aire en el interior de la hostelería; reducir aforos estrictamente y de forma gradual según la situación epidemiológica de cada localidad; y cerrar el interior de los locales de hostelería en situaciones de alto riesgo epidemiológico».

Otro elemento que Padilla pone encima de la mesa es la necesidad de acompañar estos cierres con ayudas directas. En su opinión, estas deben ir dirigidas al mantenimiento de rentas de los trabajadores más allá de la subsistencia de los negocios».