Estos son los cuatro asturianos que han entrado en la élite de los MIR

ASTURIAS

Los cuatro mejores asturianos en el MIR: Iván Sánchez, Cecilia Alonso, Borja González y Daniel Álvarez
Los cuatro mejores asturianos en el MIR: Iván Sánchez, Cecilia Alonso, Borja González y Daniel Álvarez

Iván Sánchez, Cecilia Alonso, Borja González y Daniel Álvarez relatan cómo han sido sus respectivos caminos hasta llegar a formar parte de los mejores licenciados del país

29 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de más de diez meses de intenso estudio, cuatro horas de examen y 175 preguntas, 10.249 licenciados en medicina de todo el país ya pueden respirar tranquilos. Tras haber aprobado un MIR marcado por la crisis sanitaria, al que se presentaron 13.329 aspirantes, ya tienen garantizado el acceso a una plaza como médico residente en formación. Entre todos ellos figuran cuatro asturianos, que se sitúan entre los 242 mejores de la convocatoria 2020 en España: Iván Sánchez, Cecilia Alonso, Borja González y Daniel Álvarez, por número de orden ocupan el puesto 51, 201, 218 y 242, respectivamente. Ahora, durante cuatro o cinco años, dependiendo de la especialidad, llevarán a cabo un conjunto de actividades académicas, asistenciales y de investigación que les permitirá especializarse como facultativos, ya que pasar la prueba no les «asegura el puesto de trabajo en un futuro». 

Iván Sánchez Sánchez. Gijón, 24 años. Puesto 51 en el MIR

Iván Sánchez, Gijón, 24 años. Puesto 51 en el MIR
Iván Sánchez, Gijón, 24 años. Puesto 51 en el MIR

Entre la lista de nombres admitidos en el MIR 2020 se encuentra el de Iván Sánchez con 151 aciertos, quien, a su vez, es el asturiano que mejor nota ha sacado en esta prueba. Después de dedicar más de 11 horas al día al estudio durante diez meses para ir muy bien preparado al examen, a parte de lo que ya llevaba memorizado mientras finalizaba el último curso del grado, este gijonés de 24 años ha quedado en el puesto 51 a nivel nacional. De esta manera, tiene una mayor ventaja para elegir la plaza que quiere. «Estoy muy contento. La nota al final es un número, pero esa cifra va a determinar mi formación», asegura entusiasmado.

Además, aunque ha encontrado su vocación médica a medida que cursaba los estudios, pues siempre había preferido ser biólogo, tiene muy claro en qué quiere especializarse: en cardiología. «Me gustaban muchas otras como puede ser digestivo, pero prefiero esta porque es muy versátil y, además, cuenta con una infinidad de ramas como internista, aerodinamista, radiólogo, etcétera. Hay mucha variedad e, incluso, en algunas puedes hacer con tus propias manos los procedimientos». Una formación para la que tendrá que invertir cinco años de su vida. «Hasta los 30 y pocos no voy a poder dedicarme a lo que realmente me apasiona», reconoce entre risas.

Tampoco Sánchez tiene dudas donde realizar la especialidad. «Me gustaría ir a Madrid. No porque allí hagan algo distinto al HUCA sino porque los hospitales son mucho más grandes y punteros», indica. Una decisión que también va ligada a su vida personal. «Llevo toda la vida en Asturias y me encantaría poder salir fuera de la región y conocer más culturas». Sin embargo, tendrá que esperar para saber si la capital de España será su destino porque, al igual que el resto de futuros residentes, aún no sabe cuándo va a coger plaza.

Cecilia Alonso Díez. Siero, 24 años. Puesto 201 en el MIR

Cecilia Alonso, Siero, 24 años. Puesto 201 en el MIR
Cecilia Alonso, Siero, 24 años. Puesto 201 en el MIR

Natural de La Fresneda, Cecilia Alonso, de 24 años, ha sido la segunda asturiana con mejor puntuación en el último examen MIR, en el tuvo 145 aciertos. Entre los más 13.000 licenciados que se presentaron a la prueba, la asturiana logró el número de orden 201 a nivel nacional. «Estudiaba unas siete horas diarias, más tres de clase y una hora más de test. Eso de lunes a viernes. Los sábados, además, teníamos simulacro de examen, la corrección y también estudiaba algo más», explica Alonso, que se desvivió durante meses para la prueba. El grado en Medicina lo estudió en la Universidad de Oviedo y durante el sexto curso, en pleno confinamiento, ya empezó manos a la obra hasta el 27 de marzo de este año.

Alonso, que tendrá hasta mediados de junio para tomar una de las decisiones más importantes de su vida, aún no sabe la especialidad que cursará, aunque sí tiene algunas ideas en la cabeza: «Me debato entre dermatología, ginecología, cardiología y anestesia». Lo que sí tiene claro es que dejará el Principado, «para vivir otros ambientes», rumbo a «Barcelona, Sevilla o alguna ciudad del norte. De momento estoy indecisa», asegura. Ahora comienza para ella una nueva etapa que afronta «con ganas, pero con mucha incertidumbre».

Borja González Rodríguez. Cangas del Narcea, 24 años. Puesto 218 en el MIR

Borja González, Cangas del Narcea, 24 años. Puesto 218 en el MIR
Borja González, Cangas del Narcea, 24 años. Puesto 218 en el MIR

Tampoco Borja González tiene muy claro la especialidad que quiere cursar. Al principio, se decantaba por la medicina interna, pero tras ver la realidad: «trabajan mucho y cobran muy poco», decidió cambiar de idea. Ahora en su cabeza ronda dermatología. «Es una rama de la medicina que pasa desapercibida pero que es fundamental». Una formación que dura cuatro años y que podrá realizar debido a que ocupa el puesto 218 en el MIR. Este cangués de 24 años consiguó acertar 146 preguntas gracias a que «empecé a preparar el examen mientras estaba en sexto. Sin embargo, tras graduarme me puse a memorizar intensamente: durante 10 meses más o menos 10 horas al día. Fue duro porque implicó mucho estrés», cuenta. Sin embargo, a la par, realizó ejercicios mentales. «En estos casos es fundamental tener una actitud positiva. Como me enfrentaba a supuestos casos clínicos, me los tomaba como si fuese una realidad. Todo el rato tenía en la mente ‘hago un sacrificio porque la recompensa es tan alta no solo para mi sino para la persona que va a recibir esa ayuda’», especifica.

Lo que sí tiene claro González es que quiere realizar la especialización en Madrid. «Ahí están todos los centros docentes de dermatología más importantes de España. No me importa en qué hospital me toque, eso ya es cuestión de suerte, pero sé que voy a adquirir muchos conocimientos». Concretamente González, le gustaría centrarse en la subespecialidad de oncología. Sin embargo, su objetivo es «hacer la mejor formación que pueda, complementarla con prácticas en el extranjero, para que así en un futuro pueda ayudar clínicamente a las personas».

En este sentido, reconoce que «cuando te subespecializas puedes perder la perspectiva de lo que es importante: el paciente que entra por urgencias con una enfermedad que puede acabar con su vida o mermar su expectativa vital». Por eso, considera que la formación es fundamental para «poder hacer lo mejor posible por mis futuros pacientes». Asimismo, subraya que «ser médico es un trabajo muy satisfactorio. Ya me lo decía mi madre que también es sanitaria y fue quien me animo a cursar medicina. Yo al principio dudé con la psicología, pero por la buena nota de la PAU y los consejos de mi progenitora opté por esto y fue la mejor decisión de mi vida», confiesa orgulloso.

Daniel Álvarez de Castro, Zamora, 29 años. Puesto 242 en el MIR

Daniel Álvarez, Zamora, 29 años. Puesto 242 en el MIR
Daniel Álvarez, Zamora, 29 años. Puesto 242 en el MIR

Por su parte, Daniel Álvarez, de Zamora pero descendiente de asturianos, ha estado toda su vida a caballo entre Castilla y el Principado. Tras haberse graduado en Enfermería decidió sumergirse en el mundo de la medicina en la Universidad de Oviedo. A sus 29 años ha logrado el número de orden 242 en el último examen MIR con un total de 144 aciertos en la prueba. Álvarez lo tiene claro: «Voy a hacer digestivo». Aunque el hospital aún no lo tenga decidido, sí que sabe el lugar: Madrid.

Hará una especialidad de cuatro años de duración en la que tiene depositadas grandes expectativas: «He hablado ya con algún residente y están muy contentos. Estoy muy ilusionado». Después de haber cursado sus prácticas como enfermero se dio cuenta que realmente lo que a él le llamaba era la medicina. «Ahí fue cuando realmente me di cuenta que quería ayudar a la gente siendo médico», explica. Su esfuerzo y constancia durante meses, con jornadas semanales de estudio que superaban las diez horas diarias con tan solo un día de descanso, le ha servido para ser uno de los mejores licenciados en España.