«Cuando me planteé abrir, cerraba todo el mundo. En casa se echaban las manos a la cabeza»

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Dos emprendedores que han puesto en marcha negocios de enseñanza deportiva y de adiestramiento de animales cuentan cómo ha sido la experiencia de dar un nuevo enfoque a su vida laboral en tiempos de pandemia

16 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Emprender un negocio es una decisión que por sí sola genera dudas y nerviosismo. Hacerlo en tiempos de pandemia eleva esas dudas y ese nerviosismo a la enésima potencia. La incertidumbre de estos tiempos, en los que para tratar de mejorar la situación sanitaria se han impuesto multitud de medidas y restricciones que han afectado directamente a los pequeños negocios, ha sido un peso añadido con el que han cargado todas aquellas personas que por unas razones u otras han querido o tenido que dar un nuevo enfoque a su vida laboral.

Para testimoniar cómo ha sido poner en marcha nuevas actividades en medio de la crisis sanitaria y económica que ha ocasionado el coronavirus, La Voz de Asturias ha hablado con dos emprendedores. Janet Fernández y Jonathan Alarcón comenzaban sus nuevos negocios hace unos meses. La primera ponía en marcha un centro de enseñanza deportiva. El segundo se decidía a trabajar aquí en Asturias en el adiestramiento de animales, en concreto, a dedicarse a su pasión por la doma de caballos. Antes de emprender, ambos estuvieron empleados en trabajos en los que sentían que no encajaban.

«Me está yendo mejor de lo que creía»

Janet Fernández arrancaba el pasado mes de marzo junto con su madre la actividad de su centro de educación deportiva en El Entrego: Fitness Mary & Janet. Su decisión de emprender fue, en parte, consecuencia de que cambiara su situación laboral. Durante años impartió disciplinas en el polideportivo de esa misma localidad, pero el covid y las restricciones que se establecieron hicieron que tanto ella como su madre, que también daba clases de gimnasia, se quedara en la calle el año pasado. «Nos dijeron que hasta que no hubiera casos no iban a abrir y que entonces no contarían con nosotras porque iban a privatizar el servicio», cuenta Janet.

El hecho de haber invertido mucho en estudiar y prepararse, además de contar con una clientela, hizo que esta emprendedora empezara a plantear poner en marcha un negocio por su cuenta. «El agosto pasado ya lo tenía en la cabeza, pero no me correspondían ayudas de ningún tipo, así que empecé a trabajar de teleoperadora», un trabajo, añade, «totalmente opuesto a lo que hacía. De estar todo el día moviéndome, a estar sentada». Reconoce que el cambio le afectó personalmente y fue el punto de inflexión para plantearse abrir su propio centro de fitness y actividades dirigidas.

«Cuando me planteé abrir, cerraba todo el mundo, así que en mi casa echaban las manos a la cabeza», comenta Janet que, pese a los nervios que pasó, se muestra satisfecha de haber dado el paso porque «me han ido saliendo las cosas bien y la clientela que tenía me ha apoyado». Y eso que explica que en marzo todavía tenía muchas restricciones: «eran grupos muy limitados, de no más de seis personas, pero ahora ya pueden ser grupos más amplios y la gente se está animando más al avanzar la vacunación, con lo que nos está yendo mejor de lo que creía».

Tal es así, que asegura que ha empezado a impartir clases nuevas aprovechando que las instalaciones en las que está son bastante grandes. Eso le supone tener bastantes horas de enseñanza deportiva, pero, por el momento, se organiza para poder darlas ella sin tener que contratar a nadie «para que encajen los números». No obstante, no descarta hacer alguna contratación en el futuro si su centro de fitness sigue con la buena acogida que está teniendo. Además, considera que «la gente está motivada a hacer deporte», algo que recomienda mucho para mantener una buena salud. «Si algo bueno saco del covid ha sido dar el paso y emprender porque, si no, no me hubiera lanzado y el caso es que estoy muy contenta», concluye Janet Fernández.

«Tenía las ideas claras de a qué quería dedicarme»

Jonathan Alarcón ponía en marcha su negocio de doma y adiestramiento equino en Barcia (Valdés) tras el confinamiento y el periodo de desescalada del año pasado, todo un desafío cuando las dudas e incertidumbres relacionadas con la pandemia eran máximas. Llegado de Valencia a Asturias por razones familiares, en un primer momento trabajó como camarero. Sin embargo, Jonathan asegura que «tenía las ideas claras de a qué quería dedicarme». Conocedor del mundo de los caballos por haber recibido clases en Valencia y haberse federado, en cuanto la situación del coronavirus mejoró un poco en la primavera de 2020 se empezó a mover para impulsar un negocio que el confinamiento retrasó por las restricciones de movilidad. Así, en cuanto pudo, pidió asesoramiento a la Cámara de Comercio para hacer de su pasión por el mundo equino una profesión ya que, además, el negocio al que se dedica no requería una gran inversión para ponerlo en marcha.

«Para darme a conocer utilicé las redes sociales, subí algún anuncio que tuvo repercusión, puse cartelería por el occidente de Asturias y también ha funcionado muy bien el boca a boca», explica este domador de caballos, que añade que ahora ya se está planteando buscar unas cuadras más amplias porque las que tiene con capacidad para 8 caballos ya se le quedan pequeñas porque «me llama muchísima gente». Y eso que Jonathan ofrece la posibilidad de acudir a los domicilios de los propietarios de caballos y potros para realizar los trabajos de doma y desbrave. «Aunque para mí es más sencillo tenerlos en mis cuadras, los propietarios quieren ver el trabajo diario, así que ofrezco el desplazamiento a domicilio», señala el mismo, que entiende que los potros y los caballos son animales «de mucho dinero que no se ponen en las manos de cualquiera» porque «hay que educarles muy bien».

Algo que ha sorprendido a este emprendedor es la gran afición que hay en Asturias en torno al mundo de los caballos. «Más de lo que pensaba», apostilla Jonathan Alarcón, que señala que no sólo tiene clientes de la región asturiana, sino de otras zonas como León o Lugo.