Ganaderos asturianos lamentan la falta de mano de obra: «Nadie quiere trabajar pese a cobrar 1.000 euros y ser mantenidos»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

El ganadero allandés Rubén López
El ganadero allandés Rubén López UPA-UCA

Los puestos que se ofertan no se cubren por la escasez de servicios en el mundo rural y la falta de formación sobre el campo

22 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Hay muchos ganaderos que necesitan ayuda y si la gente aceptase se generarían muchos puestos de trabajo». Así de contundente se muestra Rubén López, quien denuncia la falta de mano de obra en el campo, pese a la elevada tasa de paro que se registra en Asturias. Como él, son muchos los compañeros de profesión que lamentan la escasez de profesionales. Este joven del pueblo allandés de Villanueva, que tiene a su cargo decenas de cabras bermeyas y vacas asturianas de los Valles, tras estar meses buscando un peón con el que repartirse las tareas, ha decidido desistir por el trastorno y el gasto que le suponía encontrar algún candidato y asumir él todo el peso de la ganadería. «Aunque ofrecía un sueldo mileurista, les mantendría porque la comida, el agua, la luz, la casa, etc. correría todo a mi cargo, las personas no quieren este tipo de empleo», lamenta.

Una necesidad del mercado ganadero que, en parte, no se cubre por la escasez de servicios en el entorno rural. «Nosotros vivimos en una zona aislada y la gente no está acostumbrada a la precariedad de donde vivimos, que no tiene nada que ver con la laboral. Las personas están habituadas a tener los recursos básicos en tan solo minutos, pero aquí el hospital, el supermercado e, incluso, el bar para ir a desconectar está a una hora mínima. No hay vida social y prefieren cobrar menos, pero no estar así», detalla.

En este sentido, López denuncia el abandono político hacia estas zonas rurales. «Yo pago impuestos al igual que los que viven en Oviedo o cualquier otro punto de Asturias, por tanto, esos derechos por lo que me están cobrando un tributo debo de tenerlos. No digo que me pongan aquí un bar o que hagan autopistas por todos los pueblos del Principado, sino que, por lo menos, las infraestructuras que ya tenemos, como las carreteras, sean de calidad», clama.

Asimismo, este ganadero allandés, indica que debido a esa incomunicación todo se encarece. «Por poner un ejemplo, a mí me sale más caro el porte de paja, que la propia mercancía porque para traérmelo aquí se echa por lo menos una hora y media desde Cangas del Narcea», reconoce. Un coste extra en el uso transporte que también repercute en la venta de animales. «Para llevar un ternero al matadero voy a gastar más dinero, pero para compensar no puedo comercializarlo a un mayor precio porque tengo que adaptarme al mercado», detalla.

Medidas eficaces para salvar el mundo rural

Por ello exige que se tomen medidas eficaces y cuanto antes por el bien del campo. «No hace faltan grandes iniciativas. Si por ejemplo se redujese el pago de la seguridad social, ese dinero que nos ahorraríamos los ganaderos en contratar a alguien se lo podríamos aumentar en el sueldo. De esta manera, seguro que habría más interés por trabajar y vivir en estas zonas», asegura.

Al mismo tiempo, López subraya que se trata de fomentar que personas como él o pequeñas empresas en núcleos apartados tengan facilidades para poder contratar a la gente y así asumir el gasto de estar en estos pueblos. «Aquí la única casa habitada es la mía y el día que yo pare esto se acabó. Tienen que dar salida a toda esa gente que está en el paro y todo este mundo rural, que quieren sostener e impulsar, para que no se vaya al garete», exige.

En esta misma línea, exige que se tenga en cuenta a la gente que vive en el campo a la hora de tomar medidas que les afecte y no basarse en los ideales del «sector seudoecologista». «Estos defienden al lobo como especie en peligro de extinción, cuando realmente la que va a desaparecer va a ser la cabra bermeya porque es imposible la convivencia entre estos dos animales. Uno es un depredador y otro es un herbívoro», justifica y sentencia con que «esto, sumando a la falta de peones y que cada vez en el pueblo somos menos, el futuro de la ganadería y de la zona rural es negro, sin luz ninguna».

Una falta de mano de obra de la cual Manuel Álvarez, de Ganadería Baldomero, también ha sido testigo. «La gente es reacia a trabajar en el campo. En mi caso, tardé tiempo en encontrar a un peón. Es verdad que los sueldos que podemos pagar no van muy allá, pero son como los de todo el mundo, mileuristas. Además, yo también ofrecía la casa, pero nada», asegura y añade que «en el caso de hacer alguna hora de más, los ganaderos siempre lo compensamos de alguna manera u otra».

Este desinterés, a su juicio, también es fruto de las malas comunicaciones. «Una vez fui a Oviedo, vi a un joven en la Calle Uría pidiendo y le dije: ‘no te doy dinero, pero sí trabajo'. Pero, cuando le dije donde era, se negó», lamenta. En este sentido, clama porque la gente se conciencie de lo que supone este trabajo. «Estamos haciendo una labor social porque aparte de ganarnos la vida, damos alimento a la sociedad, lo estamos vendiendo». Asimismo, exige que desde la administración pública se tomen cartas en el asunto ya que «después de los pocos que quedamos no va a venir nadie más». 

Los sindicatos agrarios también denuncian la falta de mano de obra

De la misma manera, desde la Unión de Campesinos Asturianos (UCA) señalan que si se mejoran los servicios en el mundo rural no habría este hándicap de falta de mano de obra. «Los ganaderos que necesitan un empleado tienen el problema añadido de que están en un pueblo donde ni siquiera hay medio de transporte y eso la gente no lo quiere. Si dices dónde está la ganadería y que tienen que estar allí durante toda la semana sin nada, pues las personas rehúsan», señala José Ramón García.

Una situación que «es malo para todo y que vemos que no son capaces de solucionar, aunque se pague más. Nadie quiere, salvo que el individuo viva en el mundo rural y vio siempre cómo se trabaja en el campo. La gente quiere vivir en la ciudad con 450 euros que con 1.000 en el entorno rural. No hay lógica», sentencia.  

No obstante, no se trata de algo puntual. «Hace muchos años un afiliado tenía un problema en la rodilla y le tenían que operar. Por ello buscaba a alguien para que le atendiese el ganado mientras se recuperase, sin embargo, no hubo manera», detalla Mercedes Cruzado del sindicato agrario COAG. Además, indica que «hay trabajo en cualquier zona ganadera porque hay que tener mucho ganado para poder malvivir de él».

En este sentido, Cruzado, que también es ganadera, precisa que se trata de contratar a alguien para que te ayude en las tareas, no de encargarse de todas las reses. «El trabajo de hoy de en día en una ganadería no es como hace muchos años. Hoy se hace todo con la maquinaria. Es estar allí y pendiente, ayudar en el parto, cambiar las vacas, cerrar algún prado o desbrozar. Ni es monótono ni se trata de un trabajo que no lo pueda resistir nadie», implora. Además, indica que «hay momentos puntuales en los que a lo mejor hay que echar algunas horas de más, pero se recompensa».

Sin embargo, reconoce que habrá granjas que cuando llegue el momento tendrán que cerrar porque «si no encuentras a nadie para contratar y seguir adelante con el negocio, lo mejor es dejarlo». Un cierre que se traduciría en una pérdida no solo para el medio rural sino para todos los consumidores. «La carne que tenemos en Asturias no la hay en ningún otro sitio», defiende y apostilla con que «debería de haber gente esperando que los llamase, viendo cómo están las cosas».

En el sector agrícola también necesitan trabajadores para la campaña de recogida

De la misma manera, Cruzado lamenta que la situación se extienda también a la agricultura. «En Grandas, por ejemplo, hay una plantación de arándanos y cuando llega el tiempo de la recogida nadie quiere ir. Tiene que venir gente de fuera a recogerlos y eso que pagan a tanto el kilogramo, que no están sujetos a un horario fijo». Por ello, exige que se les dé más visibilidad a las labores del campo. «Habrá personas que se den cuenta que esto les encanta, no solo para trabajar sino para hacerse cargo de una ganadería», reivindica.

Tampoco desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) entienden cómo un sector que oferta puestos de trabajo, nadie recurra a ellos. «Es muy triste que, en una región como la nuestra, con la cantidad de parados que hay, no haya asturianos que quieran incorporarse a las explotaciones, cuando es un trabajo digno, con una nómina mensual y dados de alta en la seguridad social», apostilla Ramón Artime.

Por ello clama porque haya una mayor formación. «No hay gente con capacitación y estamos en una época en la que en el mercado laboral hay mucha competitividad. Además, se debería de mostrar que el trabajo en la ganadería es igual que en cualquier otra parte. El tiempo de la gorra y la fesoria ya paso a la historia. Los ganaderos son gente que trabaja ya como empresarios», asegura. Sin embargo, reconoce que, al fin y al cabo, estos puestos acaban cubriéndose con foráneos.

«El tiempo de la gorra y la fesoria ya paso a la historia. Los ganaderos son gente que trabaja ya como empresarios»

Por su parte, Xuan Valladares, de Asturias Ganadera considera que se debe de coordinar la oferta y la demanda. «Si se ofrece un puesto de trabajo hay que publicitarlo más y demostrar que se trata de un oficio más con sus horarios y descansos», afirma. Asimismo, desde su punto de vista, defiende que la falta de mano de obra es algo puntual puesto que «las explotaciones son mayoritariamente familiares y es raro que busquen fuera de sus allegados. No obstante, las de leche que el sistema les obliga a tener muchas cabezas de ganado para sobrevivir, sí que necesitan ayudantes».