El secreto de un éxito: cómo el oso pardo ha pasado de la extinción a la expansión

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

Fundacion Oso Pardo

Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo explica cuáles han sido las claves para que la población de plantígrados en la Cordillera Cantábrica haya aumentado considerablemente en los últimos años

02 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La población de oso pardo en la Cordillera Cantábrica ha aumentado considerablemente en los últimos años. Pese a que a principios de los años 90 esta especie estuvo a punto de desaparecer -estaba en peligro crítico de extinción- a partir de ahí comenzó un periodo de recuperación que se mantiene en la actualidad y que hace que la población de plantígrados entre el suroccidente asturiano, los ancares lucense y el noroccidente leonés se situé en el año 2018 en 280 ejemplares. En cuanto a la parte oriental, que abarca la montaña palentina y los montes cántabros, la presencia se sitúa en 50 osos. Por tanto, según estos datos de la Fundación Oso Pardo, la población total se eleva a 330. Una buena evolución que, a juicio, de Guillermo Palomero, presidente de FOP, es fruto de que «todos los agentes hemos remado en la misma dirección» y, por tanto, se podría decir que «es un claro ejemplo de éxito de conservación en España».

Para ello, en primer lugar, han tenido que combatir el furtivismo. «En las últimas décadas, no solo nosotros desde la Fundación sino que también desde el Seprona hemos llevado a miles de personas ante los tribunales», señala Palomero. De esta manera, han conseguido reducir considerablemente el número de personas que cazan ilegalmente. También han trabajado de forma activa para que haya una aceptación social del oso. «Nos reunimos con ganaderos, apicultores, cazadores, vecinos de los pueblos, ONG… para debatir al respecto y poner en valor a los plantígrados», indica y añade que «las ayudas europeas también han permitido desarrollar proyectos que van en esa dirección».

Bajo esta premisa, el presidente de la FOP señala que cuidar y proteger el hábitat de los osos con, por ejemplo, plantaciones también ha sido clave. «Esto vino de la mano de las políticas europeas con el establecimiento de Red de Espacios Europeos Protegidos, ya que la Cordillera Cantábrica forma parte de la misma», subraya. «Trabajando en estas tres direcciones hemos conseguido crear un escenario favorable para los plantígrados», reconoce orgulloso.  

Una de las plantaciones de frutales realizadas en los últimos meses dentro del plan Life
Una de las plantaciones de frutales realizadas en los últimos meses dentro del plan Life FUNDACIÓN OSO PARDO

¿Cómo se calcula el tamaño de la población?

Por tanto, al tener un escenario favorable para el oso, se ha incrementado exponencialmente el tamaño y la tendencia de su población. Un censo que se estiman contando el número de osas con crías que se localizan cada año, puesto que saber realmente cuántos animales hay de una misma especie es muy difícil. Sin embargo, estas estadísticas, recogidas por la FOP en su página web, han permitido constatar la recuperación de la especie después de décadas de declive continuado. De esta manera, en el año 2015 se localizaron un mínimo de 40 osas con 64 crías, y en 2016 se igualaba en la Cordillera la cifra del año anterior de 40 osas, aunque con 67 crías en total.  En 2017, se detectaron 41 osas con 73 crías y en 2018, los datos han arrojado un total de 38 osas con 64 crías.

A partir de ahí se puede conocer aproximadamente la cantidad de ejemplares que hay. Para ello «hay que multiplicar las cifras de osas reproductoras por 8, puesto que las hembras maduras en España crían cada dos años en el mejor de los casos, por lo que la suma de osas con crías de los dos últimos años representa el número mínimo de osas maduras de la población. Además, si hay tantos machos como hembras, el número de osos adultos sería el doble del número de osas con crías de los dos últimos años. Para obtener el número total de osos, hay que multiplicar de nuevo por dos, ya que en las poblaciones europeas los cachorros e inmaduros representan el 50% de la población», explican en la web de la FOP.  Por tanto, de acuerdo con estos cálculos, en 2018 la población de plantígrados superaba los 300 ejemplares.

Pero esta comparación no es del todo fiable porque no siempre se detectan osas con crías, por eso actualmente las administraciones, entre las que se incluye la asturiana, en colaboración con Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico trabajan para establecer un censo basado en métodos genéticos. Este se elaborará a partir de la toma de muestras no invasivas de la especie, como excrementos y pelo, así como el estudio exhaustivo del grado de conectividad entre los núcleos de la población y el parentesco entre los ejemplares.

Una osa con su cría
Una osa con su cría Fapas

De la misma manera que se ha favorecido la proliferación de osos, se ha fomentado que los dos núcleos diferenciables de osos, los de la parte oriental y los de la occidental, hayan estrechado lazos, ya que hasta el año 2008 estaban casi completamente aislados y sin intercambio genético. Sin embargo, a partir de ahí el trasiego de machos al menos desde el occidente hasta el oriente ya parece habitual. Por su parte, las osas tienen tendencia a asentarse cerca del lugar donde nacen, y quizá por ello no se han detectado movimientos. De esta manera, se puede estimar que «ocupan ya un área de unos 8.600 km2, a la que hay que añadir todas las zonas con presencia esporádica de osos, cada vez más amplias».

«Los osos pardos ocupan ya un área de unos 8.600 km2, a la que hay que añadir todas las zonas con presencia esporádica de esta especie, cada vez más amplias»

No obstante, este aumento de su presencia, derivada del elevado crecimiento de la población, puede suponer un peligro. Es por ello que la tarea de las administraciones por conservar esta especie aún no ha terminado. «Habrá alguno que se familiarice con los humanos, otro que haga más daños a la sociedad… Por tanto, hay que seguir trabajando para resolver los nuevos problemas que se planteen y seguir arremangándose para mantener esa aceptación social y trabajar para aumentar el activo económico del oso, que tiene mucho», sentencia Palomero.