Una asturiana de 21 años con covid persistente: «Tuve que dejar los estudios por la pérdida de memoria»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

María Pedreda

Esta joven ha pasado el coronavirus sin ningún tipo de complicación, ni siquiera ha tenido que ir al hospital, pero ahora se toma a diario 15 medicamentos por las secuelas de esta enfermedad

12 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A pesar de tener tan solo 21 años, Blanca Álvarez -nombre ficticio- es una de los miles de asturianos que sufre covid persistente. En su caso lleva ya 14 meses conviviendo con los estragos de esta enfermedad que ha limitado su vida diaria hasta el punto de tener que abandonar sus estudios cuando solo le quedaba el último curso para graduarse por sufrir pérdida de memoria. También dejó de sacarse el carnet de conducir porque «no consigo leer ni siquiera una hoja, no capto ninguna información porque se me olvida todo», asegura antes de resaltar que «llevaba una vida de lo más sana posible y pasé el coronavirus sin ningún tipo de complicación, no tuve que ir al hopistal».

Esta joven se contagió en enero de 2020. Por aquel entonces como apenas se sabía nada sobre esta enfermedad, no pudieron diagnosticarla como tal. «Fue como una gripe muy intensa y ya sospechábamos que era coronavirus, pero en el médico no me pudieron hacer ninguna prueba al respecto porque no había con qué. No obstante, hoy en día lo sabemos porque había visitado a mi familia de Estados Unidos y una semana después les hicieron las pruebas y dieron positivo», señala.

Variedad de síntomas cambiantes con el tiempo

Así estuvo dos semanas, momento en el que se recuperó completamente. Pero en mayo comenzaron a salirle los síntomas del covid persistente, «aunque en todo ese tiempo no me volví a contagiar», señala. Comenzó a subírsele el pulso, tenía un cansancio inmenso a pesar de no hacer nada y se le dormían las manos. «Fui a Urgencias y como no tenía pruebas oficiales de haber pasado la enfermedad me dijeron que era ansiedad», confiesa.

Sin embargo, días más tarde empezó a padecer el resto de indicios. «Pasé todos los que hay catalogados: dolor de músculos, me picaba el cuerpo… en julio, incluso, se me partió una muela en dos y ahora tengo que hacer un implante». Una variedad de síntomas que coincide con los resultados del estudio realizado durante la primera ola en Bergen (Noruega), que señalaba que los más comunes entre los jóvenes de entre 16 y 30 años eran la pérdida del olfato y/o del gusto, la fatiga, la falta de aire, así como la alteración de la concentración y los problemas de memoria.

Además, el informe publicado en la revista Nature Medicine alertaba que más del 50% de personas de este grupo que ha pasado la enfermedad leve o modera sigue teniendo síntomas seis meses después. En el caso de esta asturiana, estos van cambiando cada mes, pero luego vuelven. «Más fuertes o más débiles, pero nunca desaparecen», lamenta. De la misma manera, cuando se presentan a simple vista parece que no están ligados, «hasta que sabes qué tienes esta enfermedad y ya atas cabos».

A día de hoy esta asturiana sufre pérdida de memoria, padece asma por lo que «tengo que usar un inhalador» y también ha visto mermada su visión periférica. «Veo las cosas, pero no distingo lo que veo. Mis ojos no enfocan bien y eso que nunca tuve problemas de visión», lamenta. Además, «me tomo 15 medicamentos al día por esta patología», detalla y añade que «lo mejor para describir el long covid es frustración total porque no puedes hacer cosas físicas y lo peor de todo que no tengo un diagnóstico como tal, solo sospechas de especialistas».

«Me tomo 15 medicamentos al día por sufrir covid persistente»

De consulta a consulta durante tres meses y a diario

En este sentido, Álvarez pormenoriza en que «desde julio hasta octubre del año pasado visité un médico a la semana. Además, los resultados de las pruebas y analíticas son correctos, pero no estás bien y cada vez quedan menos soluciones posibles». No obstante, la joven mantiene una actitud positiva puesto que «cuando se encuentre una solución, se zanjará todo a la vez».

Asimismo, ha decidido limitar su vida social para evitar contagiarse y comprometer su salud de nuevo. «No sabes con quien se relaciona tu entorno y las personas creen que por llevar una vida sana no van a contraer el virus o, incluso, de hacerlo no consideran que pueden tener secuelas y eso no es así», advierte. Por eso pide prudencia, especialmente a los más jóvenes, porque «a cualquier le puede pasar lo mismo que a mí», apercibe.

De la misma manera, anima a todo aquel que este en su misma situación a formar parte del colectivo Covid Persistente en Asturias porque «me siente comprendida y mucho más. Ya no me preocupan tanto las cosas porque sé que están ligadas a esta enfermedad. Ahora tan solo espero que los síntomas no vayan a más. Me da igual quedarme así sí sé que no voy a empeorar nunca más», sentencia.