La velocidad vertiginosa con la que se está expandiendo la variante ómicron en Asturias

Carmen Liedo REDACCION

ASTURIAS

Laboratorio de virología del HUCA
Laboratorio de virología del HUCA EFE | J.L. Cereijido

La nueva cepa resulta ser «más transmisible» que la delta, por lo que previsiblemente también llegará a hacerse dominante en Asturias

22 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El mundo ve con preocupación la rápida expansión de la variante ómicron y Asturias no es una excepción a tenor de la gran transmisibilidad que está teniendo la nueva cepa. Esta mutación ha ganado terreno en la región en apenas tres días. Si a mediados de la pasada semana desde el Laboratorio de Virología del HUCA se hablaba de que se estaban estudiando una docena de casos, durante el fin de semana ya eran más de un centenar los positivos por ómicron que se estaban analizando. Una expansión a una velocidad vertiginosa.

Por el momento, la variante delta continúa siendo la mayoritaria en nuestra comunidad autónoma, pero la previsión del profesor de Epidemiología y médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Pedro Arcos, es que la cepa ómicron pueda hacerse dominante en no mucho tiempo por la velocidad a la que se está extendiendo y porque en otras zonas del país ya supone «el 60% de todos los aislamientos», comenta el también asesor del grupo técnico de la OMS, que estima que la nueva variante «lleva circulando unos dos meses porque no aparece en dos días, otra cosa es cuando se empieza a serotipar».

Arcos explica que las mutaciones que está sufriendo el virus SARS-Cov-2 es el procedimiento normal de los virus. «Siempre hay varias variantes circulando por temas de adaptación y una variante va sustituyendo a las otras. La que mejor se adapta siendo menos letal y más transmisible acaba siendo dominante», señala el experto en epidemiología, que añade que «si sigue la evolución natural, en un año o dos se transformará en un coronavirus como los otros, que dará síntomas leves».

Lo que le preocupa al también director de la Unidad de Investigación en Emergencias y Desastres de la Universidad de Oviedo es que, epidemiológicamente hablando, «no estamos en ese punto todavía, estamos en pandemia», y por eso considera que ya antes del puente de la Constitución se tendrían que haber tomado medidas restrictivas y haber puesto limitaciones para tratar de controlar la expansión del coronavirus.

Según dice, controlar aforos, restringir horarios, limitar el número de personas que pueden reunirse o cerrar los bares por la noche son algunas de las medidas que, en su opinión, podrían contribuir a frenar el avance de los contarios. Lo que tiene claro es que «si no hacemos algo, la segunda semana de enero estaremos fatal». A este respecto, piensa que, en tanto que no hay tantos casos graves, sino más bien leves, la presión acabará siendo para el servicio de atención primaria.

Eficacia de las vacunas

Arcos defiende la implementación de restricciones porque advierte que la tercera dosis de la vacuna para hacer frente a la variante ómicron no llega a tiempo de cara a las navidades si se tiene en cuenta que han de pasar en tono a diez días para alcanzar el máximo de inmunidad. Además, añade que el máximo de eficacia de las vacunas ante esta nueva cepa es de un 70% cuando con anteriores variantes se superaba el 90% de efectividad.

Para ganar ese porcentaje de inmunidad, el experto en epidemiología comenta que las farmacéuticas tienen que adaptar las vacunas a las nuevas variantes, pero que ese proceso lleva un tiempo: «conseguir una vacuna más eficaz es relativamente fácil, pero tienen que adaptar la plataforma de producción y eso lleva unas semanas. No se trata de hacer dos o tres dosis, hay que multiplicarlas y producir millones de dosis y se tarda en introducir viales suficientes», expone Pedro Arcos.

Mayor concienciación de la sociedad

El asesor de la OMS pone de relieve, por otra parte, la mayor concienciación que está percibiendo en la sociedad porque, pese a la ausencia de restricciones o limitaciones, «la gente está anulando reuniones, viajes o comidas y cenas, lo que quiere decir que están adoptando medidas por su cuenta», indica el epidemiólogo, quien entiende que para las personas «la percepción del riesgo ha cambiado y es más consciente de lo que está pasando, por lo que espontáneamente se ponen limitaciones», algo que ayuda a contener la propagación del virus.