Una gijonesa y su hijo de 6 años sufren covid persistente: «Cuando me ducho es como que me cae aceite hirviendo»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

Melissa Rodríguez, de 40 años, y su hijo Sergio de 6, sufren covid persistente
Melissa Rodríguez, de 40 años, y su hijo Sergio de 6, sufren covid persistente

Melissa Rodríguez cuenta cómo esta enfermedad ha limitado por completo sus vidas hasta el punto de que el progenitor de esta familia asturiana ha tenido que dejar su empleo para hacerse cargo de la situación

10 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde que el coronavirus entró por la puerta de casa en marzo de 2020 y se convirtió en persistente, el día a día de la familia Bravo-Rodríguez se ha convertido en un auténtico infierno. La crónica enfermedad ha puesto patas arriba la vida de estos gijoneses, hasta el punto de que el progenitor ha tenido que dejar su puesto de trabajo para poder coger las riendas de la situación. «Yo no puedo hacer absolutamente nada y mi estado de salud está perjudicando a todos», asegura la matriarca Melissa, quien lleva casi dos años sufriendo los estragos de esta patología con una amplia variedad de síntomas de lo más llamativo como que «me tiro semanas sin ducharme porque que me toque el agua es como si me cayese aceite hirviendo».

No obstante, Melissa Rodríguez no es la única persona de esta familia de ocho que sufre long covid. Su hijo Sergio de seis años también lleva meses lidiando con este síndrome. El pequeño se contagió cuando ella, en la primera ola. «Tuvo algo de tos y se le cogió al pecho». No obstante, no fue hasta mayo del 2021, cuando se vuelve a infectar y le diagnostican que la enfermedad desarrolló la persistencia. «De repente se levantó un día con mucha fiebre, dolor de barriga y un cansancio tremendo. Le hicieron la PCR y esta dio positiva. Estuvo cinco días muy malo, casi lo ingresan porque la fiebre no le bajaba», detalla.

A raíz de eso y a pesar de que todas las pruebas arrojan que todo está bien, el retoño sigue levantándose todos los días con dolor de cabeza y de barriga, un constante cansancio, febrícula, etc. Una variedad de síntomas que impiden que pueda llevar una vida normal. «Él practicaba béisbol que era su pasión y ahora la mitad de las veces tiene que estar en casa y quieto. Falla bastante en el colegio porque como está mal no lo puedes llevar. Tengo suerte que la profesora también tiene covid persistente y lo entiende. Además cogió pánico. Tiene miedo cuando hay mucha gente y todo el rato sale con mascarilla, gel…», detalla la progenitora.

Casi dos años sufriendo covid persistente

En el caso de Melissa Rodríguez fue más difícil determinar que era covid persistente. «El 18 de marzo me encontraba mal y llamé al médico». Este le dijo que era depresión postparto ?había tenido una hija en enero- y ansiedad por la situación, ya que era pleno confinamiento. No obstante, «como soy una persona que para acudir al médico tengo que estar muy mal y ya llevaba un mes en la cama» decide ir al Hospital. Allí le atiende un facultativo «que me trató como loca y me deriva al psicólogo. Fue muy duro porque yo sabía más que nada lo que tenía mi cuerpo».

Pasaban los días y Melissa seguía encontrándose mal. «No mejoraba nada. Tenía muchos dolores de estómago y cabeza; el cuerpo era como si tuviese bichos todo el rato por encima; un calor horroroso y eso que no tenía fiebre; ahogo total, no era capaz ni de dar dos pasos; no podía comer nada y en un mes adelgacé 46 kilos», pormenoriza, antes de reconocer que «de noche no era ni capaz a dormir porque el corazón me volteaba, se paraba y no era capaz de respirar. Además me daba pánico hacerlo pensando en que mis hijos me pudiesen encontrar muerta», relata.  

«Tocar cualquier ropa es un dolor espantoso y para ducharme, a veces, tengo que tirarme dos semanas sin poder hacerlo porque si lo hago es que como si me cae aceite viva»

Por eso, dado su delicado estado de salud y a que en la seguridad social «no miraban para mí», Melissa Rodríguez opta por hacerse un seguro médico privado. «Como no tenía una PCR positiva y de aquella no la hacía y no tenía fiebre, me miraron para ver qué podía ser. Después de tantas pruebas, ya que se barajaba que fuese esclerosis múltiple, cáncer… me dijeron que era covid persistente». Un alivio mental el poner nombre a lo que le atormentaba. Además, con el paso del tiempo el ahogo y la fatiga ya fueron mejorando. Sin embargo, la gijonesa no sabía que lo peor aún estaba por llegar.

Recaída y reinfección

«Como en ese transcurso del tiempo me quedé embarazada, decidí esperar para poner la vacuna». Pero «fue lo peor que hice», ya que cuando recibió la profilaxis contra el coronavirus le volvieron a florecer todos los síntomas. «Estuve mal dos días, tres bien  y luego otra vez como cuando empecé. Fui a Urgencias y me dijeron que era ansiedad, pero yo sabía que había vuelto para atrás. Además, síntomas que no tenía, me aparecieron tras inocularme. De vez en cuando el cuerpo se me pone cuando te quemas del sol brutalmente que no puedes ni tocarte. Tocar cualquier ropa es un dolor espantoso y para ducharme, a veces, tengo que tirarme dos semanas sin poder hacerlo porque si lo hago es que como si me cae aceite viva. Hago cosas y luego no me acuerdo que las hago o viceversa, todo el rato estoy constipada, como si tuviese fiebre…», afirma.

También perdió visión de un ojo, en la boca tiene heridas, los oídos le pitan constantemente y ya no tiene fuerza. Además, por si fuera poco, «el pasado 3 de diciembre me volví a contagiar». Aunque no lo pasó tan mal como la primera vez, los síntomas siguen presentes y hacen que Melissa Rodríguez parezca «una abuela de 80 años». «Era una persona muy activa, siempre pendiente de todo y ahora ni siquiera puedo atender a mis seis hijos. Siempre estoy mala», lamenta la gijonesa, quien asegura que su marido ha tenido que dejar su trabajo para darse de alta como autónomo y así poder atender la casa.

Responsabilidad social

«Quiero volver a ser la de antes», clama Melissa Rodríguez, al mismo tiempo que pide a las autoridades sanitarias que encuentren pronto una situación. «Es muy duro todo esto pero más aún cuando ves a tu hijo todos los días quejándose, sientes mucha impotencia porque no sabes qué le va a pasar», manifiesta. Mientras tanto, anima a todo aquel en su misma situación a unirse al colectivo covid persistente de Asturias (contacto: covidpersistenteasturias@gmail.com). «Es un alivio este grupo. Nadie te dice que existe el covid persistente y entonces piensas qué te está pasando. Llega un momento que piensas que estás loca, pero ver que hay personas con la misma patología es un desahogo. Además había síntomas que no sabía por qué me pasaba y ahora ya comprendo por qué sí, ya que también hay personas con ellos», resalta.

«Por desgracia hay gente que estamos quedando muy mal»

De la misma manera pide a la sociedad que cumplan a rajatabla las medidas sanitarias. «La gente que no se piense que esto es una gripe de unos días, que te puede arruinar la vida. No es una tontería y hay personas que se lo toman al pito del sereno. Si todo fuese unos días ya estaba, pero por desgracia hay gente que estamos quedando muy mal. Y no solo nos afecta a nosotros sino a toda la familia. Es una realidad muy dura», sentencia.