La heroína del angustioso rescate de Luarca: «Lo volvería a hacer de nuevo»

Xuan Menéndez REDACCIÓN

ASTURIAS

Sara Pérez durante la llegada a puerto tras haber caído al agua al rescatar a uno de los niños arrastrados por la marea en Luarca. De espaldas, el patrón Carlos Rodríguez
Sara Pérez durante la llegada a puerto tras haber caído al agua al rescatar a uno de los niños arrastrados por la marea en Luarca. De espaldas, el patrón Carlos Rodríguez

La policía local Sara Pérez fue arrastrada por las olas junto uno de los menores y gracias a la rápida actuación de los servicios de emergencias pudieron evitar una tragedia

11 ene 2022 . Actualizado a las 13:42 h.

Había alerta por el fuerte oleaje procedente de las aguas de Groenlandia en todo el Cantábrico, sin embargo, el aviso no evitó que se produjera una situación tan angustiosa como la ocurrida el ocho de enero en el puerto de Luarca. Se produjo un aviso en la Comisaría de la Policía Local, varios jóvenes, de entre 13 y 14 años, habían caído al agua, dos por el golpe de las olas y otro intentando auxiliar a sus amigos. «Nos encontramos en la oficina cuando recibimos la llamada alertando de que había varios chicos en el agua. Enseguida avise a mi compañero y arrancamos para allí. Allí hice un control de la situación, porque soy voluntaria Cruz Roja y Protección Civil y manejo un poco estas situaciones, aunque con la mar así nunca es del todo controlable y hay que actuar con mucha cabeza», explica Sara Pérez, agente de la Policía Local que, cuando rescataba a uno de los menores caídos al agua, fue arrastrada junto a él hacia la mar.

Perez, agente de la Policía Local del municipio y que además es socorrista, cuenta que en cuanto vió el estado de la mar y a los menores en el agua, avisó a Salvamento Marítimo de la Cruz Roja de inmediato para que se desplazase la lancha. Ya por la mañana, había advertido del peligro que suponía el fuerte oleaje. «Por la mañana cuando hacíamos la patrulla, al ver cómo rompía en marea baja, le dije a mi compañero: 'Ya verás, menuda tarde’». El mal presagio se cumplió aunque, por suerte y gracias a la rápida y coordinada intervención de los equipos de emergencia, no sucedió ninguna desgracia. 

«Lo primero que hice nada más bajarme del coche fue a los servicios de Cruz Roja, que fueron quienes nos rescataron con la lancha después. Le dije que tenía que venir a ayudarnos, que habían caído a la mar tres guajes y que tenía que venir». Entretanto, la Policía Local y varios transeúntes auxiliaban a los niños desde fuera del agua, dándoles indicaciones, ya que dos de ellos estaban logrando salir por sus propios medios. Pérez explica que esas situaciones son muy complicadas porque, aunque en un principio el instinto sea tirarse a rescatarlos, puede acabar complicando más la intervención. Una vez esos dos adolescentes lograron salir, los sacaron de la zona. «Yo fui a por los dos que ya estaban fuera del agua y los alejé de allí. Estaban muertos de frío, y una vez asegurados fuimos a ayudar al otro chico, diciéndole que nadará, le avisábamos cuando entraban las olas, para que pudiese bucear y respirar, hasta llegar a las vigas donde atracan los veleros en el puerto». 

Fue entonces cuando un compañero preguntó si alguien tenía una cuerda, que tenían en el coche. Le hicieron una lazada, la lanzaron y el chico consiguió ponerla en la cintura. Lo acercaron hasta las escaleras y consiguió salir del agua. Sin embargo, todavía no estaban a salvo. «Iba con el chico agarrado, porque cojeaba mucho y tenía dificultades para caminar. Les dije a todos: vámonos de aquí ya. Fue entonces cuando vino el segundo golpe. Mi compañero se salvó porque se apartó unos metros de nosotros. Llegó la ola y nos arrastró hacía el agua. Chocamos contra la barandilla, no sé si salimos por debajo, por  arriba o por el medio; fuimos directos hasta el agua».

Pérez fue arrastrada con el niño al que intentaba rescatar, pero sus conocimientos acuáticos le sirvieron para controlar la situación y tranquilizar al menor mientras luchaban por flotar en el agua, zarandeados por las olas. «Le intentaba tranquilizar diciéndole que ya estaba avisada la lancha, que ya venían, que no le iba a pasar nada…Lo típico que intentas decir y la verdad que el guaje se portó como un campeón».

En la zona del espigón de Luarca donde cayeron los niños a la mar hay un cartel que alerta del peligro por rebase de agua durante mareadas. «Todos las personas de Luarca conocen aquello. A partir de lo que se conoce como el Mesón de la Mar, no puedes pasar con la mar en ese estado. Los críos no debieron ver el peligro en un principio y tuvieron muy mala suerte», deduce Pérez.

Por suerte y gracias a la rápida intervención no hubo que lamentar ninguna tragedia, aunque uno de los menores sigue ingresado en el HUCA y Pérez terminó con cuatro costillas rotas y numerosas heridas. A pesar de haber puesto en riesgo su vida, Pérez asegura que «lo volvería hacer» y resta importancia a su valentía, a la vez que recuerda que, aunque fue ella quien se llevó la peor parte, el resto de compañeros que participaron en el rescate también se jugaron la vida.

La lancha de la Cruz Roja consiguió rescatar al niño y a Pérez, que fueron trasladados hasta el puerto y de ahí en ambulancia al hospital, donde evaluaron sus daños. Fue una situación angustiosa debido al estado de la mar. «Lo podemos contar, que es lo importante. Yo no quería perder de vista al guaje hasta que estuviera seguro», explica Pérez que conocía a los adolescentes y sus padres, que son del pueblo. Ahora, han pedido que se le otorgue la Cruz al Mérito Policial por su valiente actuación, pero ella resta importancia y asegura que «lo volvería hacer, incluso de paisano. Cualquier persona en esa situación actuaría igual». Pérez resalta la actuación de sus compañeros de la Policía Local, del Servicio Marítimo de la Cruz Roja, de los Bomberos y ambulancias que se trasladaron hasta el lugar y de los transeúntes que ayudaron en un principio a salir a los menores del agua. «Gracias a la buena coordinación y la rapidez, todos lo podemos contar hoy».