La complicada situación de un asturiano con covid persistente: «Puede que me quede sin trabajo»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

María Pedreda

El langreano Gustavo Iglesias Orviz cuenta cómo esta enfermedad ha limitado por completo su vida hasta el punto de que su futuro penda de un hilo

01 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

No solo ha limitado su vida por completo sino que ahora su futuro penda de un hilo. Así es como el  covid persistente ha puesto en jaque a Gustavo Iglesias Orviz. El langreano de 46 años está preparando las oposiciones a maestro y desde hace unos meses sufre niebla mental debido al long covid. Un síntoma que ataca a la memoria y le impide continuar en lo que está diciendo o escribiendo. «Yo en el examen no puedo estar ni cinco minutos parado pensando en qué va ahora. Entonces, si hago mal la oposición va a haber compañeros que me pasen en la lista de interinos y, por tanto, puede que me quede sin trabajo», confiesa antes de lamentar que «no me veo con las mismas oportunidades que mis compañeros».

Aunque es una situación muy complicada, que requiere de un estado de salud mental fuerte, Gustavo Iglesias Orviz lucha contra viento y marea para aprender a convivir con ello. «Como llevo tanto tiempo con ello y es algo intermitente ya cuento con estrategias. Al dar clase a niños pequeños como son inocentes no se dan cuenta. Entonces, si intento decir el nombre de un objeto y no me sale pues lo señalo. Es más complicado cuando interactúo con personas adultas porque si me quedo pillado me cuesta mucho más. Aun así, utilizo sinónimos para continuar y que no se note mucho», confiesa.

No obstante, no es el único síntoma que este langreano padece debido al covid persistente. «Cuando me contagié en noviembre de 2020 -en plena segunda ola- me sentía mal como si fuese una gripe. Todas las PCR me daban resultado negativo, pero la médica de cabecera me dio la baja. Tras pasar la cuarentena, ese mismo día por la mañana me dan el alta y por la tarde me llaman del servicio técnico del covid que era positivo. De nuevo a confinarme y esta vez me sentía peor. Me dolía la cabeza, los huesos los músculos… Esto fue desapareciendo hasta que el dolor se me tiró al pecho y me ahogaba», cuenta antes de resaltar que «mi médica no me quería mandar al Hospital porque era positivo».

Sin embargo, como «ya no podía más», Gustavo Iglesias Orviz vuelve a ponerse en contacto con su médica y esta le deriva a Urgencias. «Tenía que esperar entre 8 o 9 horas porque me tenían que habilitar una ambulancia covid, pero como me encontraba tan mal fue mi mujer la que me llevó al hospital». Allí le diagnosticaron neumonía bilateral por coronavirus. «Me hicieron todas las pruebas por hacer y más y como ya solo me quedaban los restos me dijeron que si me quería quedar más tiempo, pero viendo que la situación del hospital era complicada decidí acabar de recuperarme en casa».

Variedad de síntomas que en su conjunto limitan la vida diaria

Tras desaparecer la neumonía, florecieron más síntomas. «Había días que me levantaba con un cansancio como si hubiese corrido la maratón de Nueva York. No obstante, si hacía cosas, es decir, reactivaba el cuerpo, se me quitaba el cansancio, algo que por lo general es al revés. También si estaba acostado tenía que coger las piernas y moverlas para poder sentarme. Ahora tengo dolores musculares increíbles; me quedó una fatiga recurrente, estoy sentando y sin hacer esfuerzo físico me entrega fatiga; tengo un dolor en la cuenca del ojo izquierdo que es con si me estuvieran taladrando; debo bajar las persianas de casa porque me molesta la claridad», detalla. 

Pero la cosa no se queda ahí. Como perdió capacidad pulmonar desde neumología le dijeron que tenía que empezar a activar el cuerpo porque el organismo estaba afectado por el covid, por tanto, comenzó a caminar y los músculos se le empezaron a romper. «Al principio pensé que era porque llevaba tiempo sin hacer deporte, pero cada vez que me recuperaba, volvía a romper. Fui al médico y me comentó que el virus debilita la capa que recubre el músculo.  Entonces, decidí ir al fisioterapeuta y parece que ya no me ocurren más roturas», señala.

Oposición y covid persistente

También el langreano debido al covid persistente tiene los mismos dolores que una infección de orina, pero las pruebas «dan todas bien». «Es una cosa que aparece y luego desaparece, pero es muy molesto», manifiesta antes de confesar que el síntoma que más le preocupa con diferencia es la niebla mental.  «Ahora estoy preparando la oposición y me dijo la neuróloga que me podía ocurrir a la hora de transcribir lo que yo estudio. Yo estudio sin problema, pero de una temporada para aquí empiezo a escribir y de repente, no es quedé en blanco y no me acuerde, sino que visualizo lo que quiero poner pero es como si hubiese niebla y no puedo seguir. Yo en una oposición no puedo estar cinco minutos parados además la segunda fase de la misma es una exposición y qué hago si se me van las palabras. Si hago mal habrá compañeros que me pasen en la lista de interinos y, por tanto, me quede sin trabajo», lamenta.

Ante esta situación, Gustavo Iglesias Orviz acude a su médica para que le dé una solución. «Como me dieron cita en el neurólogo para mayo y el examen es en junio, me derivó al área de psiquiatría para que me diesen pautas para liberar el estrés y minimizar lo máximo posible la niebla que aparece. Me dieron unas gotas, sin embargo lo único que consiguen es aliviar la tensión. Pero, el día del examen es imposible estar nervioso. No juego con las mismas cartas, no me veo con la misma oportunidad que veo a mis compañeros. Me siento con inferioridad y no se adaptan a la realidad. Mucha gente infectada no va a decir que tiene covid y va ir igual al examen para no perder el puesto en la lista. Es tu vida, tu trabajo… deben buscar una solución», clama.

«El covid persistente limita muchísimo y no me queda otra que aprender a vivir con él»

En este punto, el asturiano subraya que «el covid persistente limita muchísimo y no me queda otra que aprender a vivir con él». Por eso, tras varios meses de baja y animado por los médicos, decide volver al colegio para impartir clases. «Como aparte de ser maestro de Educación Física soy especialista en Audición y Lenguaje es más sencillo porque intervienes con menos alumnos. Además no es el mismo trabajo físico que puedes hacer en una clase de Educación Física, después de haber pasado una neumonía bilateral», apunta.

Un trabajo que le apasiona y que le sirve mucho, sobre todo, para despejar la mente puesto que a diario ronda por su cabeza la idea de «qué va a pasar». Además, Gustavo Iglesias Orviz tiene «mucho miedo a reinfectarse». «En el colegio la situación no es buena y nunca sabes cuándo ni cómo te puedes contagiar. Yo tengo muchos TOCS, soy muy meticuloso con las cosas, y aun así contraje el coronavirus», manifiesta.

También formar parte del colectivo Covid Persistente de Asturias supone un chute de energía. «Buscando información por Google me apareció la asociación. Me puse en contacto con ellos (covidpersistenteasturias@gmail.com) e inmediatamente empezaron a preocuparse por mí y por mi caso».  «A nivel laboral, de compañerismo, saber que tu situación es esta se multiplica por 100. Mis compañeros me ayudan muchísimo. Sin embargo, a nivel administrativo y laboral no veo facilidades justificadas por expertos. Tienen que dar soluciones a todas aquellas personas que estamos pasando por esta situación», remata.