El relato brutal de la violencia de género y cómo un héroe anónimo evitó un crimen

Juan M. Arribas

ASTURIAS

Imagen de archivo de un juicio por violencia de género
Imagen de archivo de un juicio por violencia de género JUAN CARLOS HIDALGO || EFE

El concienzudo relato de la fiscalía sobre cómo un hombre intentó matar a su pareja en Gozón

04 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Un maltrato y dominio salvaje, descrito con la brutal crudeza de los hechos. El concienzudo relato de la fiscalía sobre cómo un hombre intentó matar a su pareja en Gozón en abril de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia,  se convierte en un documento de gran valor. El procesado intentó matarla el mismo día en que el juzgado le impuso una orden de alejamiento y solo un héroe anónimo consiguió frustrar el crimen. La fiscalía solicita penas que suman 15 años y 9 meses de prisión.  

El procesado mantuvo una relación sentimental con la víctima desde el año 2002 y la pareja tuvo un hijo. Ya desde el comienzo de la relación el hombre dio muestras de un comportamiento violento: se dirigía a ella con expresiones como «hija de puta; eres una puta mierda; no vales para nada; eres una puta; estás loca; quién cojones te crees».

El patrón que define la fiscalía es habitual en estos casos: el procesado controlaba y limitaba las relaciones de la víctima con otras personas y con su familia. El objetivo era mantenerla aislada y bajo su dominio. Imponía su voluntad y criterio, no solo en las decisiones que afectaban al núcleo familiar sino también en el plano profesional y económico: ambos regentaban un negocio en Gozón.

El carácter de la mujer se fue transformando paulatinamente. Se hizo más introvertida y menos social. Su vida se redujo a trabajar y sus únicas salidas eran en compañía del acusado. La víctima empezó entonces a padecer problemas de ansiedad que requirieron apoyo psicológico y farmacológico. Fue entonces cuando se planteó en reiteradas ocasiones romper la relación sentimental pero tuvo que desistir porque el hombre le amenazaba constantemente con perder la custodia del menor.

En agosto de 2019, la fiscalía relata un episodio de violencia. El procesado quiso mantener relaciones sexuales y, ante la negativa de la víctima, el hombre la cogió por el cuello y la tiró contra el colchón, aplastándole la cabeza y apretándole los brazos con fuerza, ocasionándole hematomas.

Unos meses después, el 8 de marzo de 2020 se inició una discusión en el domicilio familiar en presencia del hijo de la pareja, después de que el procesado le pidiera el móvil a la víctima y esta se negara a entregárselo. El acusado la tiró contra la cama y le aplastó la cabeza contra el colchón, causándole varios hematomas. Cuatro días después, la víctima no aguantó más: interpuso una denuncia. Al día siguiente se dictó una orden de protección integral. Se acordó imponer cautelarmente al procesado la prohibición de aproximarse a menos de 200 metros a la víctima y de comunicarse con ella. El auto le fue notificado ese mismo día.

Pero, según la fiscalía, al procesado le dio igual. A pesar de tener conocimiento de las medidas impuestas, los días 28 y 29 de marzo de 2020 efectuó varias llamadas al móvil de la víctima por Whatsapp y los días 9 y 16 de abril de 2020 se puso en contacto con su hijo para que tratase de convencer a su madre para que hablase con él. Lo consiguió.

La escalada de violencia se precipitó el 25 de abril de 2020. Ese día, hacia las 04.25 horas, la víctima recibió una llamada del procesado pero esta vez la mujer no respondió. A las 04.27 recibió una nueva llamada desde un número oculto, a la que la víctima tampoco respondió. A las 04.40 horas, el procesado llamó al timbre de la vivienda familiar en la que se encontraba la víctima, pidiéndole que le abriese porque se encontraba mal, había tomado pastillas. La mujer no abrió.

Ya por la mañana, un juzgado de Avilés le impuso al procesado, junto con las prohibiciones de aproximación y comunicación vigentes, la de acudir o residir en el concejo de Gozón. No sirvió de mucho. Ese mismo día, tras abandonar el Juzgado, el procesado se dirigió hacia las 14.15 horas al negocio regentado por la víctima. Se acercó a la mujer y se inició un forcejeo entre ambos. El procesado, según la fiscalía, cogió un cuchillo de sierra de 32 centímetros que se encontraba en la parte interior del mostrador. Al tiempo que le decía «te mato, te mato» le propinó varias cuchilladas, «algunas de las cuales podrían haber sido potencialmente mortales de haberse producido con arma blanca de punta».

En ese momento un hombre, un héroe anónimo, tras haber visto a la víctima salir corriendo de su negocio pidiendo ayuda, entró en el establecimiento, saltó por encima del mostrador y agarró al procesado por la espalda, intentando quitarle el cuchillo. Se inició entonces un forcejeo entre ambos, momento que fue aprovechado por la víctima para abandonar definitivamente el establecimiento. El presunto agresor tiró el cuchillo al suelo y se dirigió a su vehículo, que había dejado estacionado en el exterior del local. Desde allí huyó a Lorenzana, en Lugo, donde fue detenido.

El héroe anónimo trasladó inmediatamente a la víctima al centro de salud, desde donde fue traslada a su vez al Hospital Universitario San Agustín de Avilés.

Al día siguiente, el acusado ingresó en prisión comunicada y sin fianza. Y ese mismo día, hacia las 18.10 horas, llamó desde la prisión de Bonxe (Lugo) al teléfono del domicilio de la madre de la víctima en dos ocasiones. La primera vez cogió el teléfono su mujer y la segunda un agente de la Policía Local de Gozón, que se encontraba de visita en el domicilio, y que identificó sin lugar a dudas al procesado.

La mujer sufrió diversas lesiones físicas (brazo, antebrazo, muñeca y mano), de las que tardó en curar 61 días, además una crisis de ansiedad. En los meses posteriores fue diagnosticada de «síndrome de maltrato, trastorno adaptativo con alteración emocional».

La Fiscalía considera que los hechos narrados son constitutivos de varios delitos de maltrato habitual en el ámbito familiar y quebrantamiento de medida cautelar continuado y que concurre agravante mixta de parentesco y de desprecio de género.