Denuncian retrasos en las ayudas al alquiler en Asturias: «Cobro 656 euros y por el piso ya pago 420»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

María Pedreda

Familias con escasos médicos económicos cuentan cómo hacen todo lo posible para subsistir y evitar endeudarse todavía más

16 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Varios asturianos con escasos medios económicos denuncian que llevan más de un año sin cobrar las ayudas al alquiler que el Gobierno del Principado, a través de la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar, otorga para facilitar el acceso y la permanencia en una vivienda. Un retraso en el pago de estas subvenciones, que aunque no suponen una elevada cantidad de dinero dado que como mucho es el 40% de la renta, en algunos casos les está llevando al límite. Se trata de familias que reciben pocos ingresos, en las que cada céntimo cuenta y que a diario deben de hacer malabares para evitar endeudarse aún más.

«Todo son largas y cada vez nos hunden más en la pobreza. Desde que el pago lo gestiona el Principado, fatal. Con Vipasa (Viviendas del Principado de Asturias) funcionaba mal, pero por lo menos iban pagando», denuncia Rosaura Martín, quien es madre soltera de 50 años y tiene un hijo de 13 a su cargo. «Las ayudas al alquiler salieron hace un año, nos dieron un mes para entregar todo el papeleo y cuando se supone que a los seis meses tienen que solucionarlo, nos dicen que se extiende otros seis meses más. Ya pasó ese tiempo y todavía no sabemos nada al respecto», detalla la ovetense, quien manifiesta que «toda esta gente que pedimos ayudas no es que nos sobre dinero».

Rosaura Martín percibe al mes una pensión de 800 euros y de ellos ya tiene que restar 400 para pagar la renta del alquiler de su piso, una vivienda de protección autonómica (VPA) gestionada por una empresa privada. Además a eso tiene que sumarle los gastos en comida, luz, agua, calefacción, teléfono y,  por supuesto, gasolina. «Como vivo en el culo del mundo, en Las Campas, y no puedo acceder a pagar en otro sitio, necesito el coche para todo. Hasta para llevar al crío al instituto que está a cuatro kilómetros», resalta antes de confesar que «así no llegas a fin de mes».

Es por ello que Rosaura Martín clama porque se resuelvan cuanto antes estas ayudas. «Imagínate como estamos… y eso que hay gente que está con el ingreso mínimo vital y cobra mucho menos que yo. Me parece que a mi es para denunciar porque estamos a la espera y sin ningún tipo de información. Además, puede ser que te digan que no entras en los requisitos y a ver qué haces después porque cada vez nos estamos endeudando más y en el alquiler no esperan para cobrar. Habrá gente que la desahucien por no poder pagar la renta y eso que promueven que la gente tenga una casa digna, pero como la vamos a tener si ni siquiera nos ayudan», apunta.

«Nada más que recibo cualquier ayuda ya es para pagar parte de las deudas que tengo»

También Graciela está a la espera de que le abonen la ayuda del alquiler. En su caso, esta vecina de Gijón, soltera y con dos hijos a su cargo -uno de ellos sufre una minusvalía-, cobra 656 euros del salario social y solo de alquiler ya paga 420 euros. Además, no puede acceder a las viviendas de Vipasa, «llevo 23 años en lista de espera y eso que sé que hay bloques que están vacíos y otros realquilados a otra gente», ni tampoco cambiar de arrendador ya que «nadie me va a dar un alquiler porque piden fiador y por lo menos una nómina de 1.000 euros».

De esta manera, con lo que le queda va haciendo todo lo posible para pagar el recibo de la luz; el internet «que ya es algo básico porque con la pandemia a los niños les mandan todos los trabajos por ahí y si quieres solicitar algo también»; realizar la compra y eso sin adquirir carne o pescado, «imposible porque no salen las cuentas»; y hacer frente a todos los gastos que conlleva una casa. «Vas sumando y cuando te viene un imprevisto tiras de familiares», resalta antes de confesar que «nada más que recibo cualquier ayuda ya es para pagar parte de las deudas que tengo».

Una situación que lleva a Graciela a evitar gastos innecesarios. «El alquiler se lo pago a la propietaria a través de la cuenta del banco de mi hijo, ya que sino con la mía me cobran trasferencias», asegura. Además, como lleva dos años esperando a que le pasen el bono térmico, «ni siquiera pongo la calefacción». «Te mueres de frío pero es lo que hay. Por las mañanas, como a mis hijos les cuesta muchos vestirse, lo que haga es enchufar un calentador de estos pequeños que son los que baños par que cojan algo de calor, pero no me arriesgo a más porque tienes que tener unos gastos fijos porque sino no puedes pagar». Tampoco sus hijos van a ninguna actividad extraescolar y eso que el que tiene una discapacidad le vendría muy bien. Ir al dentista, ya es un lujo. «No puedo meterme en más gastos porque todo sube, pero las ayudas llevan congeladas desde hace años».

Unas ayudas que a su juicio son un «auténtico cachondeo». «Te mandan dar vuelvas y vueltas, entregar papeles, hacer reclamaciones, escritos, pedir citas… y al fin y al cabo no compensa la cantidad de dinero con todo lo que tenemos que hacer para que nos las den», denuncia Graciela, quien lamenta que «los menores de 35 años sí han recibido la ayuda del alquiler y eso que por lo general no tienen familia y tienen más acceso a la vida laboral». «En estos casos debería de primar la necesidad», añade.

Además, otro «problema» de las ayudas es que «no las puedes solicitar si eres deudor de la Agencia Tributaria y claro la mayoría de nosotros si no es por uno es por otro y tenemos deudas con Hacienda. Pues si tengo una deuda y esa ayuda me pertenece, dásela a Hacienda para ir salando mi deuda. Pero no, ni te la dan. Además, como no puedes saldar la deuda haces que esta se incremente aún más porque te van cobrando intereses», apunta Graciela.

A juicio por la «mala gestión» del salario social

«Vives vendida a ellos», resalta la gijonesa, quien está pendiente de dos juicios por la «mala gestión» del salario social. «Antes por tres hijos me daban 716 euros. Por aquel entonces, mi hija la mayor, que ahora ya está independizada, estuvo tres meses con un contrato de formación. Mi obligación fue notificarlo todo, también cuando le dieron la baja, pero cinco años después, de repente, sin avisar, veo que me ingresan 400 euros. Imagínate con todos los gatos lo que es eso. Me pongo en contacto y nadie me sabe decir nada, solo que esperar a que recibiese una carta para poder reclamar. Cuando recibo la carta me dicen que había cobrado indebidamente y tenía que devolverlo. No es normal, si yo avisé, mandé nóminas y de todo», cuenta.

Ante tal notificación, la gijonesa decide leer de cabo a rabo el BOPA. «Me di cuenta que incumplieron 12 artículos de mi expediente. Para empezar tenían que haberme informado de que me iban a pagar menos, luego tienen la obligación de revisar los expedientes todos los años y yo mandé una variación de los datos que tardaron cinco años en hacerlo en vez de en un mes como aparece indicado», asegura. Es por ello que decide interponer una demanda. También ha puesto otra porque «tenía una deuda con Hacienda y acordé que les pasasen todos los meses 20 euros del salario. Pero a cuenta de la vivienda pido un certificado en Hacienda y me dicen que no están ingresando el dinero desde hace dos años. Miro las cuentas y resulta que a mí sí me lo están descontando pero no ingresan ese dinero».

En este punto, Graciela resalta que «no todo el mundo saber hacer escritos ni tampoco entienden las cartas que manda». «Es una vergüenza porque con la tecnología es solo darle a un botón y todos años siempre pasa lo mismo. Tardan meses en contestar, dicen que debes dinero, te mandan hacer reclamaciones, aportar los documentos que todos los años piden y que encima ellos mismos pueden mirar perfectamente. Hay gente que solicita el salario social porque no tiene ingresos y tardan dos años en aprobártelo y claro en ese periodo de tiempo no puedes percibir nada porque sino no te lo dan. Es mucha publicidad y luego la gente que no las recibe se piensa que estamos tirando en el sofá cubierto de oro. Qué más me gustaría a mí que encontrar trabajo y poder compaginarlo con mi situación personal», sentencia.