Es una historia de penuria y de indignación, la de un hombre que se define como «transportista, desde 1993 estoy afiliado al PSOE», natural de Avilés y que durante años lleva refrigerados a Madrid, con la emocionante nota de que lo hace desde que nació su hijo, para después explicar que «con las políticas del gobierno no llegamos a fin de mes. No aguanto más, hoy rompo mi carnet de afiliado y me uno a la huelga». El problema es que es falso, es una historia inventada o, de lo contrario existen miles de transportistas de Avilés con el mismo camión que se han decepcionado de su militancia socialista.
Porque el mismo mensaje, palabra por palabra, se reproduce en centenares de cuentas de Twitter hasta saturar la red social tratando de convertir la falsa historia en tendencia. Muchas de esas cuentas no tienen una persona real detrás sino que se trata de bots, cuentas automatizadas para difundir en masa mensajes de desinformación.
No se trata de una estrategia novedosa, y menos en Asturias, en abril del año pasado, se propagó también de forma masiva el caso de un supuesto anciano nacido en la cuenca minera que había sido admirardor de los maquis pero que a los 84 años había decidido votar a Vox «para garantizar el orden».
En la última semana, con el cierre patronal de varios transportistas que ha llevado al límite el abastecimiento de varias comunidades y que amenaza con llevar al cierra a varias empresas, han surgido las denuncias de que la protesta se ha favorecido desde la extrema derecha. Los convocantes de hecho están al margen de las asociaciones sindicales y patronales del transporte.
