El colegio San José de Sotrondio se vacía tras acoger a dos centenares de ucranianos

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Vecinos de la cuenca minera del Nalón preparan las instalaciones del colegio San José de Sotrondio, al que llegan hoy viernes 47 ciudadanos ucranianos que serán acogidos en la localidad asturiana
J. L. CEREIJIDO

El edificio de la Congregación de Santo Domingo ha servido en las tres últimas semanas de albergue provisional a decenas de familias que han escapado de la invasión de Rusia

02 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En las paredes de la entrada del colegio San José de Sotrondio permanecen colgados los murales que los escolares de otros centros educativos de San Martín del Rey Aurelio realizaron en los primeros días de marzo para dar la bienvenida a quienes llegaban a dichas instalaciones desde Ucrania huyendo de la invasión de Rusia. Todo hace indicar que los carteles se quedarán ahí expuestos aunque en unos días ya no arropen a nadie, y es que el colegio propiedad de la Congregación de Santo Domingo se va quedando vacío poco a poco tras servir de alojamiento provisional a decenas de familias de refugiados trasladados durante las tres últimas semanas. Por él han pasado más de 200 personas, pero a mitad de esta semana tan sólo siete familias, que conforman un grupo de 27 personas, permanecían en las instalaciones a la espera de ser acomodadas en viviendas, aunque la previsión de la ONG Expoacción era que en los días siguientes a esas familias se les pudiera asignar una casa en la que vivir los próximos meses.

Acompañando a esas familias están desde hace unos días dos Hermanas de la Congregación de Santo Domingo llegadas también desde Kiev, donde gestionaban la Casa de los Niños (Dim Ditey), un centro de acogida a niños y niñas en horario de tarde. Aunque en las primeras semanas de invasión varias hermanas optaron por quedarse en el centro asumiendo que pasarían mucho tiempo en el sótano del edificio, que hacía las veces de refugio para ellas y para la gente que reside en el entorno del mismo, la caída de misiles cada vez más cerca de la Casa de los Niños les hizo aceptar el último ofrecimiento de la Embajada Española de salir de Ucrania en el comboy que iban a organizar en dirección a Polonia. Una vez en España, algunas decidieron quedarse en Madrid mientras que ellas dos, que prefieren mantenerse en el anonimato, optaban por trasladarse al colegio San José de Sotrondio para encontrarse con algunos de los niños y jóvenes que atendían durante las tardes en la Casa de los Niños de Kiev y a los que han visto crecer.

Si bien las Hermanas sienten la tranquilidad de estar en Sotrondio y de que en esta localidad de San Martín del Rey Aurelio no caen las bombas rusas, también sienten la intranquilidad de lo que está pasando en Ucrania y en la capital. Tienen noticias de que la Casa de los Niños sigue en pie, una información que cuando les llega alimenta su esperanza de que la Congregación, y ellas mismas, puedan continuar la labor de apoyo a familias desfavorecidas en Kiev. Y es que pese a la edad (superan la setentena) su intención es volver al país ucraniano en cuanto se pueda y ayudar a una población y a un territorio muy dañado por la guerra. En el centro, que denominan «de formación humana», llegaban a acoger durante las tardes a más de dos centenares de niños y jóvenes, aunque en tiempos de pandemia tuvieron que reducir la capacidad a poco más de un centenar.

Algunos de los menores que acuden a la Casa de los Niños son los que han participado en el programa ‘Vacaciones en Paz’ impulsado por la ONG Expoacción desde hace 16 años, iniciativa mediante la cual varias decenas de niños y jóvenes ucranianos pasan los veranos con una familia de acogida asturiana. La mayoría de esos jóvenes son los que ahora han venido a la región, si bien ahora acompañados de sus familias.