Alfredo Ojanguren: «Si le dices a cualquier biólogo foráneo que tenemos lobos y les estamos pegando tiros, se lleva las manos a la cabeza»

X. Menéndez REDACCIÓN

ASTURIAS

Ejemplar de lobo ibérico
Ejemplar de lobo ibérico Ministerio para la Transición Ecológica

El profesor de la Universidad de Oviedo y miembro de la asociación Geotrupes señala que los problemas que atraviesa la ganadería no son culpa de la especie

02 jun 2022 . Actualizado a las 19:18 h.

Si hay una especie que en los últimos años ha generado un gran debate es el lobo ibérico. En peligro de extinción, el norte de España es el último bastión de uno de los depredadores más inteligentes de las montañas, una especie «clave» para el equilibrio de la biodiversidad en los parques naturales asturianos. En 2021 el lobo ibérico fue incluido en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) con el rechazo de las comunidades principales donde habita la especie (Asturias, Cantabria, Galicia y Castilla y León). En 2020, el Principado contabilizó 2922 ataques de lobos a ejemplares de ganaderos.

El biólogo Alfredo Ojanguren, profesor de zoología en la Universidad de Oviedo y miembro de la asociación Geotrupes, considera que la adhesión del lobo ibérico al Lespres fue un acierto. «El lobo tiene que estar protegido. Le dices a cualquier científico o biólogo de fuera de España que tenemos lobos y que les estamos pegando tiros y se llevan las manos a la cabeza», afirma Ojanguren, quien desde la asociación, creada en 2009, lucha porque el Principado adopte criterios científicos en la conservación, la gestión y el manejo de las especies y de la biodiversidad en general. Para Ojanguren, es posible una conservación de la especie y a la vez que las explotaciones ganaderas desarrollan su actividad. «Se debe hacer un esfuerzo de todas las partes, también desde la Administración, que son los responsables de gestionar los recursos y compensar a las partes dañadas».

«Hay ciertos sectores de la ganadería que hacen mucho ruido pero que no representan a todo el colectivo. Hay muchos ganaderos que apoyan la conservación del lobo. Pero estos hacen mucho ruido y consiguen que se hagan batidas en zonas donde, precisamente, los ataques son inferiores a otras donde no se hacen. La administración se deja arrastrar por estas peticiones» lamenta Ojanguren sobre las concesiones de caza de ejemplares del Principado, suspendidas con la adhesión de la especie al Lespre. Además, señala que «el lobo es un animal social y la eliminación de un ejemplar puede suponer un cambio significativo en la manada. Hay que tener en cuenta, a partir de criterios científicos, el comportamiento social del lobo. Parecería lógico que si matase 20, tendría 20 animales menos, pero no funciona así. Al estar matando, puedes multiplicar los ejemplares».

Ojanguren recuerda que la actividad económica en determinados espacios debe ser «compatible con la conservación de la fauna y flora de la zona. Muchos hablan de biodiversidad y se les olvida que el lobo ibérico es un depredador clave. Si eliminas a esta especie, alteras todo el ecosistema. Los lobos son muy importantes», argumenta Ojanguren sobre el papel de la especie protegida en la naturaleza. «Hay que hacer entender que los que trabajan en un Parque Nacional, en un espacio protegido, está implícito que deben ser actividades compatibles con la conversación de la fauna y flora del lugar».v

Ojanguren afirma que «no creo que el problema sean los lobos. Cuando algunos ganaderos, que no todos, explican el problema, las razones siempre son que deberían de contratar a alguien para vigilar, que no pueden mantener a un mastín…Razones económicas. El problema no está en los lobos, está en los gastos de producción, que son muy altos y los ganaderos venden barato. Si te pagan una miseria por la leche, el problema es el mercado y no los lobos. 

 Además, en su opinión los ataques de lobos «no son las causa de la situación de la ganadería asturiana. Las cifras están ahí. Los ataques de los lobos no son los causantes de la crisis del sector». Ojanguren también recuerda a la Administración que es su responsabilidad tanto el mantenimiento de las especies como encontrar soluciones que satisfagan a todas las partes. «Las subvenciones europeas, los millones que envían en fondos, están para algo. Hay que entender lo importante que es la conservación de estas especies. Creo que poniendo todas las partes, es posible».