Los campings asturianos rozan el lleno: «Tenemos una clientela muy fiel»

X. M. REDACCIÓN

ASTURIAS

Una de las piscinas del Camping de Ribadesella
Una de las piscinas del Camping de Ribadesella Camping de Ribadesella

«Un camping ofrece mucho más que un lugar donde dormir», dicen en la Asociación de Empresarios de Campings de Asturias, donde explican que a las familias se suman nuevos perfiles de campistas

08 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los campings asturianos están viviendo uno de los mejores veranos de los últimos años. La pandemia descubrió, para muchas personas, un nuevo estilo de turismo cuyos puntos fuertes son los espacios abiertos, el aire libre y las zonas verdes, alejado de la concentración de personas. El tiempo durante junio y especialmente julio ha acompañado y, a pesar de la crisis, la ocupación en los campings asturianos en agosto se sitúa sobre 90% y en algunos puntos de la región rozará el 100%. Desde la Asociación de Empresarios de Campings y Parques de Vacaciones de Asturias resaltan el buen trabajo que desde hace años el sector lleva haciendo para ofrecer servicios de calidad, del que están recogiendo los frutos actualmente. Los campings de Asturias, hasta los más grandes los cuales son muy difíciles de llenar, superan el 80% y las próximas semanas de agosto prácticamente se llenarán.

«Un camping ofrece mucho más que un lugar donde dormir, bien sea en bungalow, caravana o tienda. Para las familias, que es uno de nuestros principales perfiles de clientes, tenemos grandes piscinas, parques infantiles, zonas verdes… Sabemos que un gran porcentaje de los campistas hacen vida en el camping, lo cual para nosotros es muy importante», resalta Toni Amieva, presidente de la asociación, sobre por qué los camping son cada vez más buscados por los turistas. Las familias son las que más acuden a los campings pero en los dos últimos años el perfil del campista ha cambiado y son muchos los novatos que se han estrenado este o el anterior verano en este tipo de este tipo de alojamiento que se adapta a las necesidades del cliente. 

El presidente de la asociación destaca que el turismo extranjero sigue siendo uno de los principales clientes de los camping asturianos. Familias de franceses, alemanes y holandeses tienen una gran tradición con los campings y los visitan durante un periodo extenso, con estancias largas. Los extranjeros suelen viajar en otoño o en invierno, cuando en el norte de Europa hace mucho frío y en Asturias la temperatura está en torno a los 17 grados.

Amieva es el propietario del Camping Deva Gijón, uno de los más grandes del centro de Asturias. Amieva opina que, en cierto sentido, la pandemia les benefició ya que muchas personas conocieron por primera vez este tipo de turismo y acudieron a camping perfiles que hasta el momento no habían visitado nunca un camping. «Por aquel momento la gente huía de las aglomeraciones y buscaban espacios abiertos y terrazas, y esa es una de las principales ventajas de los campings frente a otro tipo de alojamientos», afirma Amieva que el verano pasado han acudido al camping un perfil de cliente que nunca había estado. En el Camping Deva Gijón tienen reservas para todo agosto y la Semana Grande será, si el tiempo acompaña, la del puente de mediados de mes. 

El Camping Ribadesella es uno de los mejores campings de Asturias. Elegido mejor camping familiar 2019, sus principales clientes son familias y en el camping está enfocado en darle servicios y actividades tanto para toda la familia como para los más pequeños. Miguel López, propietario del Camping Ribadesella, cuenta que «el mes de julio fue muy bueno ya que el tiempo acompañó y para agosto esperamos que la ocupación en el camping esté sobre el 95%». López explica que estas semanas, entre el Descenso Internacional del Sella y el puente de mediados de agosto, estarán completos.

«Nuestro objetivo es atraer a las familias y dar actividades a los niños, que son los futuros clientes. En nuestras instalaciones tenemos varias piscinas, campo de fútbol, ludoteca, parques infantiles…» Para López, los campings deben ofrecer actividades y reinventarse continuamente, como han hecho en los últimos años, adaptándose a las preferencias de los campistas. «Debemos seguir mejorando la calidad del servicio, estar al día y escuchar lo que piden los clientes, lo que les gustaría tener en el camping. El cliente nunca se equivoca y hay que ver hacia dónde van las tendencias. Los campings asturianos deben invertir en calidad y evolucionar cada año como establecimientos». 

Además, Asturias destaca por tener campings más específicos para aquellos que desean conectar con la naturaleza en parajes únicos y vivir una experiencia rural. El camping Amaido, en San Tirso de Abres, es uno de los estandartes del ecoturismo en el occidente asturiano. Yolanda Alzu, su propietaria, cuenta que este verano está siendo bueno y que durante el mes de agosto rozará el lleno absoluto: «Nuestro perfil de cliente son fieles que ya han venido otros años o por recomendación. Muchas familias aprovechan con los niños para las actividades y también muchas personas jubiladas que buscan tranquilidad. Nosotros tenemos un perfil de cliente específico, que sabe lo que busca y lo que quiere, no viene de casualidad. Por ejemplo, unas niñas que venían con sus padres en 1994, en la actualidad vienen con su propia familia por el verano».

El camping Amaido está situado en una ubicación privilegiada, en plena comarca Oscos-Eo y en la reserva de la biosfera de Río Eo, Oscos y Terras de Burón. Desde el camping ofrecen un amplio abanico de actividades enfocadas al mundo rural, a la huerta y a la granja que forman parte del complejo y de la que recogen alimentos para su restaurante. Además, actividades deportivas como rutas de senderismo, a caballo o actividades acuáticas.

Alzu cree que el turismo de campings es el último sector en ser afectado por la crisis de precios, dado que suele ser más económico. Sin embargo, aunque de momento la crisis no se nota en presencia de turistas, Alzu señala que los clientes se han apretado el cinturón en las actividades de ocio. «Antes veías a 80 personas bajando el río cada día y ahora no hay ni la mitad», afirma Alzu.