El efecto mariposa de la nueva crisis naranja en los presupuestos de Barbón

Juan M. Arribas

ASTURIAS

F. Sotomonte

El chat interno de Ciudadanos bulle por el uso de recursos parlamentarios por parte de los críticos con Arrimadas

30 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay pocas dudas de que Asturias tuvo un peso muy relevante en la fragua del manifiesto que varias decenas de cargos electos de Ciudadanos hicieron público para pedir la dimisión de la presidenta del partido, Inés Arrimadas y la celebración de una asamblea extraordinaria. El protagonismo asturiano es indiscutible no sólo porque entre los firmantes se encuentren el número dos de la formación regional, el secretario de Organización, Sergio García, junto a la portavoz del grupo parlamentario en la Junta General, Susana Fernández; no sólo: es que al término del documento se remitía como responsable ante los medios a la misma persona que gestiona la comunicación de los diputados del parlamento asturiano.

A no pocos militantes de Ciudadanos en Asturias, desde afiliados a concejales, les pareció un abuso y las críticas bullían en los chats internos de los naranjas en el Principado, destacando que se estaban utilizando recursos públicos para intereses particulares, ya que estaban usando medios sufragados con fondos autonómicos para el funcionamiento del parlamento regional. «Yo no me apunto a esta movida», señalaron varios ediles, de Gijón y de otras villas marineras. Y se deslizó también que esto podría ser causa de expulsión.

Otra derivada interna es que los firmantes del manifiesto reclaman la dimisión también de todos los miembros del Comité Ejecutivo nacional entre los que se encuentra el máximo responsable de la formación en Asturias y teniente de alcalde de Oviedo, Ignacio Cuesta. La situación orgánica de los naranjas en Asturias ya era muy frágil a estas alturas, tras las sucesivas purgas que terminaron con la renuncia de Laura Pérez Macho y la expulsión a comienzos del verano de Armando Fernández Bartolomé, ambos enfrentados a la dirección tras acusarles de preparar el salto a las filas del PP de la mano de Fran Hervías.

Pero hay un efecto más que podría surgir de la escalada de tensiones interna de Ciudadanos. En el manifiesto se critica a Arrimadas por un supuesto acercamiento al PSOE e incluso a Podemos, se hace hasta el punto de afirmar que junto a la moción de censura fallida en Murcia se intentó junto a los socialistas otra en Madrid, lo cual no es cierto y, de hecho, pese a las protestas de Ignacio Aguado fue uno de los argumentos preventivos de Isabel Díaz Ayuso para aniquilar el pacto con Ciudadanos y adelantar las elecciones. El texto afirma que «Los constantes pactos con el gobierno de Pedro Sánchez y Podemos, tanto en el Congreso como para impulsar mociones de censura en la Región de Murcia y la Comunidad de Madrid y en otros municipios, son un claro ejemplo de la deriva a la que la actual dirección está llevando al partido».

Pero lo cierto es que en los dos últimos ejercicios presupuestarios regionales de Asturias el respaldo de Ciudadanos resultó más que relevante para ser aprobados. No fue así en el primer año de la legislatura cuando el grupo, con Pérez Macho como portavoz, había cerrado un pacto con el PSOE que fue vetado in extremis por la dirección nacional y que saldó con la renuncia de Ana Coto, diputada independiente que tras abstenerse para cumplir su palabra dimitió y volvió a la Universidad de Oviedo donde es docente.

El segundo presupuesto, en el contexto de la pandemia, logró un apoyo inédito (de todos los grupos menos PP y Vox), y en el tercero le acuerdo con Ciudadanos fue tan relevante que despertó las suspicacia de Izquierda Unida. Tantas que la coalición y también Podemos Asturies ha exigido a Barbón que busque apoyos a la izquierda para no derechizar sus cuentas. Quizá la geometría variable que el presidente asturiano ha manejado a lo largo de su mandato pierda de pronto una de sus bazas, la naranja.