El Gobierno abre ahora la puerta a extender las autopistas ferroviarias a territorios como Asturias

ASTURIAS

El ministerio aduce que las patronales del noroeste no remitieron propuestas en el plazo previsto

07 sep 2022 . Actualizado a las 10:47 h.

El Gobierno alega que el mapa con las líneas que estarán preparadas para las autopistas ferroviarias, y en el que no están incluidos Asturias ni el resto del noroeste, no es un diseño cerrado, a pesar de que se trata del documento definitivo del proyecto Mercancías 30, donde se elabora la estrategia del Ministerio de Transportes para duplicar la cuota de mercancías en el ámbito ferroviario, que ahora supone un escaso 4 %.

La exclusión de Asturias, cuyos dos puertos en Gijón y Avilés, suman el cuarto volumen de tráfico de mercancías por tren país, despertó amárgas críticas de la patronal asturiana que afirmó que «esta situación supone un grave paso atrás que daña a la industria de Asturias, a nuestra capacidad de importación y exportación con Europa, afectando a la competitividad».

 Las autopistas ferroviarias son servicios intermodales que transportan en trenes camiones o sus semirremolques, que después recorren los últimos trayectos por carretera. Exigen ciertas reformas en la infraestructura para adaptarla a los gálibos de estos convoyes. Fuentes del Ministerio de Transportes alegan que el estudio realizado por Ineco —la empresa pública de ingeniería— se basó en otro del 2015 en el que se analizaba la rentabilidad de los servicios con mayor potencial, dando prioridad a los corredores internacionales, tanto el atlántico como el mediterráneo. En aquel momento, el corredor atlántico transeuropeo no se había extendido aún al noroeste de España.

«Como el coste de adaptación de las líneas puede llegar a ser elevado, se propone actuar en primer lugar en los corredores de mayor potencial identificados en el estudio realizado en el año 2015, así como en aquellos en los que agentes del sector del transporte de mercancías han acreditado interés», explican en Transportes. Y añaden: «En todo caso, la relación de corredores recogida en Mercancías 30 no es excluyente de otras posibles rutas en las que apareciese un interés comercial por el desarrollo de dichos servicios». Es decir, abren la puerta a que se puedan incorporar a esta modalidad de transporte territorios ahora excluidos, como Asturias. Pero solo si se acredita ese interés empresarial.

En el caso del Principado, la reclamación de potenciar el uso del ferrocarri para el transporte comercial no es una reivindicación nueva de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) que ha apostado por fomentarlo en varios documentos de forma reiterada. No en vano esta semana, la patronal astur destacaba que «la desconexión ferroviaria es especialmente preocupante en el caso de la Autoridad Portuaria de Gijón», ya que el puerto que tiene «más kilómetros de vías de todo el sistema portuario español -que llegan a todos sus muelles y terminales- y que es el principal operador español en tráfico de mercancías por ferrocarril históricamente». 

En todo caso desde el Ejecutivo se resaltó que en octubre del 2021 el ministerio presentó un borrador de Mercancías 30 a los principales agentes del sector (asociaciones de cargadores y operadores logísticos, así como empresas ferroviarias de transporte de mercancías), que dispusieron de un plazo de un mes para remitir sus observaciones y propuestas. «En ninguna de las aportaciones recibidas se planteó la necesidad de ampliar la relación de corredores de autopistas ferroviarias identificados en el documento», concluyen las fuentes ministeriales.

Las autopistas ferroviarias consisten en transportar en trenes camiones completos o sus semirremolques para evitar la carretera y las emisiones en los recorridos más largos. Los camiones solo circularían por carretera en los trayectos de última milla. Esta iniciativa está incluida en el documento definitivo de Mercancías 30, el proyecto elaborado por Ineco —la empresa pública de ingeniería— con aportaciones del sector empresarial para fijar una estrategia que permita elevar al 10 % la bajísima cuota modal del transporte ferroviario de mercancías, situada en la actualidad en el 4 %. España está en la cola europea en este ámbito, solo antes de Grecia e Irlanda, países con una infraestructura ferroviaria muy limitada. Se trata de reducir el transporte por carretera para rebajar sus impactos negativos, como las emisiones contaminantes, la siniestralidad, el ruido y la congestión del tráfico. Es decir, evitar las emisiones de los camiones sin renunciar a su papel en la cadena logística.