¿Llegará a ser Asturias el Caribe del norte de España?

D.R.

ASTURIAS

Un hombre se protege con el paraguas de la lluvia, en el paseo de muro de la playa de San Lorenzo de Gijón, en una imagen de este verano
Un hombre se protege con el paraguas de la lluvia, en el paseo de muro de la playa de San Lorenzo de Gijón, en una imagen de este verano Eloy Alonso-EFE

Esto es lo que dice un análisis de la evolución de la temperatura y la precipitación del último medio siglo en el Principado

21 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Está escrito que el extremo calor afecta al razonamiento y produce, a menudo, espejismos psicodélicos. Los intensos episodios de este verano han alcanzado incluso a Asturias, que se vio afectada por altas temperaturas nunca vistas. Este el contexto en el que hace unos días, el presidente del Principado, Adrián Barbón, emitía su particular predicción climático-económica: la comunidad se convertirá en un «refugio climático» y eso atraerá población e inversiones.

¿Podemos realmente predecir cómo será el clima a orillas del Cantábrico a largo plazo? La respuesta de los científicos suele ser clara: un pronóstico a varias décadas vista goza de la misma precisión aproximada que una bola de cristal. Hay modelos y propuestas, claro, pero los factores (entre ellos el factor humano) son tantos, que el resultado es muy incierto.

Lo que sí se puede hacer es analizar la evolución histórica del clima. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) dispone de datos, algunos de ellos de hace nada menos que 150 años, aunque con las comprensibles «lagunas y posibles faltas de homogeneidad», como reconocen desde ese organismo. Recientemente creó un registro de 110 años de antigüedad bastante fiable que permite observar tendencias con una perspectiva considerable.

Qué dicen los números

Observemos dos datos clave de Asturias en el último medio siglo: temperatura y lluvia. ¿Es cierto que cada vez hace más calor? Las series de Aemet sí reflejan una tendencia de subida constante y, en términos climáticos, relativamente rápida en los últimos años, tanto en mínimas como en máximas. La gráfica de tendencia señala que en la región se ha pasado de 21,4º a 22,2º de media.

Hay altibajos como anormalmente baja del año 1999 (21,2º) o la anormalmente alta de 2016 (22,6º), pero la línea es claramente ascendente. Esto no significa que no pueda interrumpirse, hacerse plana o bajar en los próximos años, pero la evolución de medio siglo hace prever que seguirá en esa tendencia. E incluso subirá más, si se atiende a los modelos más pesimistas sobre el cambio climático.

Más calor, pero no más secos

Paradójicamente, los datos de evolución muestran que el calor no ha traído una desertificación del Principado. La percepción personal de cada uno puede estar a favor o en contra de esto, pero lo cierto es que la línea que muestra la caída sumada de lluvia y nieve es también creciente. Hemos pasado de unos 1.000 mm. anuales a los actuales 1.260 mm, es decir, un muy considerable aumento de un 26%. También hay picos destacables en este medio siglo, como el año 2020, con un histórico registro de 1.755 mm. en un año, o el muy seco año 2000, cuando solo cayeron 809 mm.

Hay webs que analizan e interpretan los datos asturianos con perspectivas interesantes. Por ejemplo, meteoblu.com ofrece un gráfico que plasma «anomalías mensuales» entre los años 1979 y 2022 en cuanto a temperatura y precipitación. Así, marca en rojo cada mes en el que se produjo un aumento anormal del termómetro y en azul un descenso respecto a la media. Los meses «rojos» han venido siendo claramente predominantes en los últimos diez años, lo que parece confirmar la tendencia al calentamiento asturiano.

En cuanto a la precipitación, la misma web colorea en verde los meses de mayor precipitación que la media y en marrón los más secos. También aquí se ve un mayor número de meses lluviosos (y en mayor cantidad) que la media, y cada vez menos periodos secos.

El clima del futuro está por escribir. Pero, en conclusión, si se mantiene la tendencia del último medio siglo (y en especial de las últimas dos décadas), el Principado iría hacia un clima más parecido al tropical que al continental: más calor y más lluvia.