La asociación Llar Trans es la única de Asturias que integra a familias, personas trans y aliadas. «Al principio no quieres ni creértelo, no quieres que lo pase mal. La transición la hacemos todos», dice su presidenta, Ángeles Fal

«No queremos tener derechos por encima de nadie, sino una sociedad más igualitaria en la que todos quepamos y podamos vivir tranquilos», asegura Ángeles Fal, presidenta de Llar Trans, la única asociación de Asturias que integra a familias, personas trans y aliadas. «En la asociación hay todo tipo de casos, desde personas separadas cuyas parejas no admiten el cambio en sus hijos hasta familias que sí los apoyan. Cada vez hay más casos en los que tanto la madre como el padre apoyan a sus hijos, incluso tenemos abuelos y abuelas». En el último Orgullo, pone como ejemplo Fal, una madre y una abuela de un chico trans llevaban un letrero en la espalda que decía precisamente «Mi hijo/mi nieto es trans ¿y qué?»

Fal, que es madre de una mujer trans, explica que Llar Trans parte de un grupo de WhatsApp creado en Asturias por una madre de un chico trans. En principio, estaba formado por familias que coincidían en Diversex, el punto de encuentro impulsado por el Ayuntamiento de Avilés para adolescentes con dificultades con su identidad y/u orientación sexual. Poco a poco el grupo se fue ampliando con personas de otras partes de Asturias y pronto surgió la idea de crear una asociación formada por familias, personas trans y aliadas. Estas últimas, explica Fal, «tienen una inquietud de apoyar las reivindicaciones o las necesidades que pueden tener las personas trans por la situación histórica que vamos heredando de discriminación y, de hecho, tenemos alguna socia que no tiene familiares, pero sí amistades y empatía por esos derechos».

Todas las personas trans que forman parte de la asociación son jóvenes de menos de 30 años, salvo la socia de honor, Alicia Ramos, cantautora canaria que precisamente pondrá el cierre a la xuntanza pol ochobre trans que se celebra este domingo a partir de las 12 del mediodía en El Manglar, en Oviedo, con una mesa redonda en la que se abordarán los derechos trans con la participación de nueve asociaciones.

Llar Trans se presentaba el pasado 30 de marzo, día de la visibilidad trans, y próximamente tendrán su sede, que estará abierta los viernes por las tardes, en el edificio municipal El Foco de Villalegre, en Avilés. «En Asturias hay mucha desinformación en el tema trans en particular y desde las instituciones no se está dando ese apoyo, esa información, a pesar de que por ejemplo la Unidad de Tratamiento de Identidad de Género (UTIG) de Asturias es de las primeras que hubo en España. Se creó hace 15 años, pero no ha avanzado nada desde entonces», considera Fal.

La unidad «desconocida»

Esa unidad, que en su momento se creó para atender a 40 personas trans, ahora atiende a unas 300. Sigue estando integrada por dos psicólogas y un endocrino que están disponibles una vez a la semana en el centro de salud de El Quirinal, en Avilés, solo por las mañanas y previa petición de cita. «Buscas en internet y no hay manera de encontrar un contacto. La gente no sabe qué tiene qué hacer para ir a ella, no sabe si tiene que ir a esa unidad o a otro sitio y mucha gente no sabe ni que existe», lamenta. «Muchas veces» no saben ni que existe los propios médicos de atención primaria que tienen que derivar a esa unidad a las personas que quieren iniciar su transición «porque no han tenido casos similares antes y no lo saben porque tampoco les han formado para ello».

Fal explica que si el médico tiene buena voluntad «van saliendo las cosas adelante, pero no siempre es así». Recuerda ademas que la ley actual que regula la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, que data de 2007, «te obliga a hormonarte para poder cambiar un nombre en el registro» y que lo que se quiere precisamente es que la hormonación no sea impuesta. «Habrá muchas personas que a lo mejor no quieren hacer tantos cambios en su cuerpo», señala, recordando también que antes de la ley de 2007 si una persona trans quería cambiar su nombre en el registro se la obligaba a operarse. «A veces se escuchan bulos y parece que estamos deseando que nuestros hijos se operen, se hormonen… No. No es eso. Lo que queremos es que vivan tranquilos y que si tienen necesidad de hacer alguna adaptación en su cuerpo, puedan hacerlo y, si es la mínima que ellos quieran, mejor. Y si no necesitan hormonarse, si no necesitan operarse, que la ley se lo permita ».

Eso es lo que implica la autodeterminación de género reivindicada por el colectivo trans. Fal recuerda que, mientras se sigue debatiendo la ley trans estatal, en la actualidad sigue vigente la ley registral de 2007. «Esa ley dice que una persona, para llevar a cabo esa rectificación, tiene que pasar por un proceso médico en el que le diagnostiquen que tiene una enfermedad que se llama disforia de género», explica Fal, que recuerda que para la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace ya cuatro años que la transexualidad no es una enfermedad. «Pero esa ley sigue vigente y además recoge que la persona tiene que hormonarse como mínimo dos años. Si una persona es mayor de edad para votar o por ejemplo para dar su consentimiento informado en cualquier tratamiento médico, también debería serlo a la hora de cambiar su nombre en el registro», considera.

 Asturias, sin ley trans

La presidenta de Llar Trans también recuerda que ha habido sentencias e incluso una instrucción de 2018 a los registros para que el cambio de nombre sea más fácil en vista, además, de que hoy en día cualquier persona puede cambiar su nombre o el orden de los apellidos sin ningún motivo sexual: «Ahora el cambio de nombre es más sencillo, pero cuando entra la mención del sexo siguen exigiendo ese diagnóstico médico de que tienes una enfermedad que ya no existe y ese tratamiento. Esto es una de las cosas que se está abordando en la ley estatal».

Asturias es además la única comunidad autónoma junto con Castilla y León que no tiene su propia ley trans. «Nadie pide que se metan en lo que no es de su competencia, pero en muchas autonomías ya es la vida más fácil, aunque no hubiera una ley nueva estatal, por ejemplo en los colegios ya está avalado desde sus gobiernos autonómicos que pueden aparecer en los documentos no dependientes del ministerio, como las listas de clase o el carné de estudiante, y el nombre con el que se autoidentifican las personas trans. O en la tarjeta sanitaria, que en Cataluña es posible ya desde hace ocho años y, en Madrid, desde hace cuatro. Si estás en el proceso de cambio, con esa ley registral de 2007, el cambio puede tardar años y nunca son solo los dos años que te piden de hormonación».

Desde Llar Trans también reivindican que la ley asturiana contemple que se atienda a las personas trans en su zona sanitaria, formando y orientando a los médicos de atención primaria -«que ya tuvieron 15 años para hacerlo»- para que sepan como tienen que informar cuando les llega una persona que quiere iniciar su transición. «Puede haber una unidad coordinadora para formar a los profesionales, pero dejar todo en mano de solo tres personas es una barbaridad», considera Fal, que señala que el borrador de la ley trans asturiana está escrito «con miedo» y aprovecha para parafrasear a Pedro Zerolo en ese sentido: «Cuando los gobiernos legislan con valentía suelen acertar». También añade que no se le olvida que el actual presidente del Gobierno de Asturias, Adrián Barbón, asistió hace cinco años al día del Orgullo con una bandera «que decía ley trans ya; es una decepción muy grande».

 Tener que recurrir a la sanidad privada

En Asturias tampoco se lleva a cabo ninguna cirugía a personas trans. Ni siquiera cirugías sencillas que se podrían realizar en Asturias, como pueden ser una reducción o un aumento de mamas. «Hay personas cualificadas para hacerlo, pero si eres una persona trans inexplicablemente no puedes hacer esa cirugía que si se hace a una persona cis -que no sea trans-, en la UTIG te ponen en una lista de espera para ir a Málaga y pueden pasar años y años hasta que te llaman. Si te llaman, claro». Fal no conoce a nadie que se haya operado en Málaga. «La mayor parte de la gente, si tiene dinero, recurre a la privada. Si eres una persona trans rica no tienes problemas y si eres pobre, sí. La atención va a ser siempre mejor si tienes el dinero para poder pagarlo».

De ahí que también soliciten que la ley asturiana incluya aquellas cirugías que se hacen habitualmente en Asturias y que no se desvíe a las personas trans fuera de la comunidad por ser trans. Por ejemplo en el caso de las orquiectomías o de los tratamientos de acomodación de voz, «que son rutinarios en muchos hospitales asturianos». «El único de estos tratamientos que se hizo en Asturias a una mujer trans fue por sentencia judicial», apunta Fal, que explica que en Llar Trans comparten todas estas trabas e inquietudes para «que no se te venga el mundo encima porque encuentras tantos obstáculos y barreras que no sabes muy bien a dónde recurrir».

La transición además es más complicada para las mujeres trans. «Hace 10 años te obligaban incluso a pasar por lo que se llamaba el test de vida real, que es de lo más cruel que he visto en mi vida. Ahora con suerte ya no es así, pero entonces para poder demostrar que realmente eras una mujer tenías que vivir como tal aun cuando tu cuerpo era evidentemente masculino. Si no, no pasabas al endocrino». También señala que las mujeres trans tienen mucho más enfrentamiento social. «Generalmente su físico pasa menos desapercibido, por su voz, porque tengan mucho vello facial, o porque suelen ser más altas; suele hablarse en estos casos de que pueden tener menos passing. Están saliendo del armario continuamente. A los chicos trans, al poco tiempo de estar con el tratamiento de testosterona, les sale barba, tienen una apariencia masculina, suelen pasar desapercibidos y si cambian sus papeles nadie les va a preguntar. Sin embargo, con las mujeres trans es más complicado y toda esta guerra que hay ahora mismo se centra en las mujeres trans. Me parece sangrante».

La ideologización de los derechos trans

Lamenta que se estén ideologizando los derechos de las personas trans: «Hay gente que está intoxicada y otra que intoxica deliberadamente porque no me creo que una feminista formada y que lleva toda la vida trabajando por el feminismo pueda decir que una mujer trans le borra. Las mujeres trans han vivido vidas muy complicadas hasta hace cuatro días y ahora están empezando a salir referentes que no son marginales, catedráticas como Marina Sáenz o políticas como Carla Antonelli, y resulta que hay un problema terrible de borrado. No me cabe en la cabeza que alguien crea que porque las personas trans tengan derechos me los vayan a quitar a mí».

Fal también menciona el libro A la conquista del cuerpo equivocado, del sociólogo y activista trans Miquel Missé, para referirse al polémico Nadie nace en un cuerpo equivocado. «Missé precisamente reivindicaba en su libro, de cuyo título parece que se han apropiado, que nadie tiene por qué sentir que su cuerpo está equivocado, sino todo lo contrario. Tu cuerpo no encaja en lo que tú esperas de él y quieres tener una vida más fácil, quieres socializar de una manera más natural y por eso necesitas adaptarlo para tener esa socialización fácil y adecuada, pero no es porque el cuerpo esté equivocado. Nadie dice eso. Pero hay personas a las que ese choque con otra gente que espera ver otra cosa cuando dices tu nombre les produce ese rechazo a su propio cuerpo. Todos somos humanos y las personas trans también tienen depresiones, también tienen ansiedad…»

A Llar Trans, en ese sentido, también han llegado casos de menores que no tienen apoyo familiar y que se encuentran en centros de menores. Fal menciona que hay estudios que demuestran que las personas trans, cuando tienen apoyo en sus familias, tienen menos problemas de marginalidad y de abandono escolar. «Si tienes menos problemas de abandono escolar y de que nadie te eche de tu casa y tengas que buscarte la vida en la calle, es más probable que estés mejor formado para la vida laboral y para poder tener una vida independiente. Eso es lo que nos preocupa a las familias, que nuestros hijos tengan derechos y una vida como cualquier otro».

A veces también profesores y orientadores de centros escolares con alumnos trans recurren a Llar Trans para pedir asesoramiento. «Nos preguntan qué deben hacer cuando tienen un niño o un adolescente trans en clase. El problema no es él, el problema son todos los demás que tienen que asimilar la situación y no tratarle como un bicho raro. Es una cuestión de respeto». Sí añade que existen casos de acoso escolar. «Por desgracia hay muchos». O también casos en los que los padres del chico o la chica trans no quieren que se les trate con otro nombre que no aparezca en el DNI: «Desde el año pasado existe una ley de protección de los derechos del menor, que dice que hay que respetar el libre desarrollo de la personalidad y la identidad sexual de los menores con la que debería estar amparado».

Fal reconoce que las expectativas de tener una hija trans no son buenas. «Al principio no quieres ni creértelo, no quieres que lo pase mal. Por eso también somos familias en transición. Aquí hacemos la transición todos». Y por ello insiste en que las familias de personas trans quieren que las transiciones se lleven a cabo al ritmo que cada uno quiera, «teniendo tiempo de reflexionar y de pensarlo bien». «Ninguna madre ni ningún padre está deseando que de repente su hija trans se hormone, se opere… No. Queremos acompañarles de la mejor manera posible y que no se vean ni empujadas ni frenadas».