La «indefensión total» de una empresaria frente a la Fundación Cajastur

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

ASTURIAS

Una clase en Vive Wellness
Una clase en Vive Wellness

Mayte Montes no puede abrir su gimnasio de Sama de Langreo desde el verano porque la propiedad del local no asume la reparación de una grave avería incompatible con su actividad

12 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Inaugurar un negocio, más en los tiempos que corren y en un país especialmente poco sensible para con los trabajadores por cuenta propia, es una verdadera aventura, siempre preñada de incertidumbre. A la inversión económica se le une la inseguridad que existe acerca de la viabilidad del proyecto y de si los clientes entrarán por la puerta en número suficiente como para cuadrar las cuentas.

Es por eso que cuando un negocio sale adelante es un pequeño triunfo y un motivo de alegría para su promotor. Y también ésa es la razón por la que es mucho más enervante, frustrante y desolador cuando ese mismo proyecto tiene que cerrar a causa de terceros. Este es, groso modo, el caso de Mayte Montes. Cuando inauguró Vive Wellness, en Sama de Langreo, pronto se hizo con una clientela fija y suficiente como para salir delante. El suyo era un centro de salud integral orientado a los ejercicios para embarazadas, de recuperación de suelo pélvico y, asimismo, para lograr el bienestar emocional y mental a través de la actividad física.

El rápido desarrollo de su negocio no pasó desapercibido y, de hecho, le valió para obtener en diciembre de 2017 el galardón «Emprendedora de Langreo». Como en un thriller clásico, esta es la parte de auge del relato. Ahora empieza la de la caída. Un descenso totalmente ajeno a esta emprendedora, fruto de la dejadez e inacción de terceros.

Mayte Montes recibe el galardón Emprendedora de Langreo en diciembre de 2017
Mayte Montes recibe el galardón Emprendedora de Langreo en diciembre de 2017

El local es propiedad de la Fundación Cajastur, antigua Obra Social de la entidad. El inmueble en su conjunto pertenece a Unicaja. Montes resalta que lleva «toda la vida dedicada a la salud y el bienestar». Comenta que «antes de pensar ni tan siquiera en abrir el centro me dieron el premio Mujer y Deporte en Langreo».

También se hizo con un «reconocimiento de la Federación Asturiana de gimnasia» a toda una carrera. Inició su actividad de cara al público con su propio proyecto «en otro lugar el 2 de octubre de 2017 y en enero de 2018 se inundó». «En marzo de 2018 inauguro este otro local», explica. Un establecimiento que «iba bien y el negocio también». Sin embargo, «en junio de ese año comenzaron los problemas».

En primer lugar se produjo una avería con unas bajantes comunitarias que inundaban el sótano del local, lo que provocaba que la humedad llegara hacia arriba. Esto hizo que Vive Wellness estuviera todo ese verano cerrado. Pese a que se realizaron trabajos para minimizar la avería, ésta no se reparó de raíz.

En 2019 volvieron los problemas de humedades y, paralelamente, rompieron de nuevo dos bajantes comunitarias, lo que forzó a clausurar el establecimiento nuevamente. En este caso, el propio seguro de la comunidad alegó que no llevaría a cabo reparaciones relativas a esas bajantes de fibrocemento, ya que era necesario cambiarlas por completo.

Mayte Montes notificó la rescisión del contrato de manera unilateral por no poder usar el local para el fin para el que fue alquilado, pero la fundación se niega a hacerlo. En este momento logra firmar un contrato por el que la Fundación Cajastur se hacía responsable de la reclamación de daños y lucro cesante por su parte, cantidades que nunca recibió. En 2020 llegó la pandemia «y se salió adelante como se pudo». Esta empresaria relata que 2021 estuvo marcado por un escenario en el que «las actividades deportivas se llevaban a cabo con muchas restricciones, por lo que me costaba más tener el local abierto que cerrado, con gastos de luz y demás… solo podía tener seis personas por clase».

Mayte Montes recibe el premio Delfos
Mayte Montes recibe el premio Delfos

El centro cerró entonces por el verano y no pudo reiniciar la actividad hasta octubre de 2021. Ya en 2022 vuelven a romper las bajantes comunitarias anteriormente mencionadas y esta empresaria se ve forzada a cerrar a mediados del mes de julio. Desde entonces apenas ha tenido comunicación por parte de los propietarios del local donde se ubicaba su negocio, que incluso le reclamaban el 50% de la reducción de la renta a la que tuvo derecho al ser inquilina de un gran tenedor.

Incluso les citó para devolverles las llaves y no encuentra manera de volver a poner la propiedad en sus manos. Mayte Montes decidió acudir al Ayuntamiento de Langreo para solicitar una valoración del estado del local. Evidentemente, el Ayuntamiento cerró el negocio por insalubridad e inseguridad a causa de todos estos percances antes mencionados.

En estos momentos esta profesional de la salud y el bienestar tiene una «sensación de indefensión total, además con algo que se sabe». «Para ellos esto es una menudencia», lamenta.