El médico del HUCA que denunció a 8 sanitarios por espiar su historial: «No quiero que entren en la cárcel»

La Voz REDACCION

ASTURIAS

Imagen de la entrada principal al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) de Oviedo
Imagen de la entrada principal al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) de Oviedo Alberto Morante | EFE

Asegura que si cada uno le indemniza con 7.500 euros se sentiría resarcido por el daño moral

11 ene 2023 . Actualizado a las 12:07 h.

El médico que denunció a ocho sanitarios del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) por espiar su historial clínico tras un ingreso en el centro ha asegurado este miércoles que no quiere que los acusados «entren en la cárcel o pierdan su trabajo» y ha admitido que si cada uno de ellos le indemniza con 7.500 euros se sentiría resarcido por el daño moral.

Ante el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial que enjuicia la causa, el doctor ha manifestado que perdona a dos de las acusadas por el daño que le han hecho por consultar su historial en los días posteriores a que cogiera el alta voluntaria.

No obstante, ha reconocido que no puede confirmar «al cien por cien» que los ocho acusados -cinco enfermeras, dos auxiliares clínicas y un médico anestesista- consultaran de forma inapropiada su historial al permanecer abiertas siempre las sesiones de los ordenadores del HUCA durante la actividad diaria con los pacientes.

El doctor ha explicado que inicialmente dirigió su querella contra 34 personas y finalmente la redujo a ocho al incorporarse a su trabajo y constatar que en una pestaña de su ordenador figuraban los nombres de varias personas que lo habían visto sin ningún tipo de justificación. Según su declaración, ingresó como paciente en el HUCA tras un incidente con un compañero el 8 de enero de 2017 y tras ser operado pasó a planta y cogió el alta voluntaria al día siguiente.

El facultativo, adscrito a la unidad de Cardiología de la UCI, ha reconocido que «es una práctica habitual» que los ordenadores del HUCA permanezcan con las sesiones abiertas, lo que no fue óbice para que siguiera adelante con la querella porque constató que el acceso a su historial había sido visto «por muchas personas» ajenas a su tratamiento los días 10,12 y 19 de enero y el 3 de febrero de 2017, una vez que ya había cogido el alta.

El querellante ha asegurado que en un principio entendió que habían accedido al historial «por curiosidad» dado el «bombazo» que había supuesto su ingreso, que «se había corrido como la pólvora» por el hospital.

Su letrado, Federico Campuzano, que ejerce la acusación particular, ha incidido en que los ocho sanitarios acusados por su presunta autoría en un delito de descubrimiento y revelación de secretos fueron los únicos que «no pasaron el filtro» del criterio que el doctor había puesto de que hubieran accedido al historial una vez que ya había sido dado de alta y que pudieron haberlo hecho «por motivos de cotilleo».

El doctor ha explicado que ingresó en el centro hospitalario tras un incidente y al ver que más de una veintena de personas habían consultado su historial «se le cayó el alma a los pies», sufrió una gran desilusión, un malestar general y al estar en boca de todo el hospital incluso con comentarios que no eran ciertos, pidió la baja médica por depresión.

A preguntas de su letrado ha asegurado que no quiere hacer más daño a los compañeros acusados y se sentiría resarcido si abonan 7.500 euros cada uno de ellos como indemnización y esa ha sido la única razón para que retire la acusación por la vía penal pero mantiene su intención de continuar la reclamación por la vía civil.

La Fiscalía pide penas de hasta tres años y tres meses de cárcel, inhabilitación para ejercer la profesión durante nueve años y un mes y una indemnización individual de mil euros para los acusados por un delito de descubrimiento y revelación de secretos, informa Efe.