¿Están peor preparados los nuevos universitarios? «Hay que mantener viva la llama del que viene con curiosidad»

María Sánchez Condado
María S. Condado REDACCIÓN

ASTURIAS

Los estudiantes universitarios deberán sacar una nota mínima en función de la rama estudiada para conseguir una beca
Los estudiantes universitarios deberán sacar una nota mínima en función de la rama estudiada para conseguir una beca ANGEL MANSO

Tres profesores de la Universidad de Oviedo dan su opinión acerca del nivel de los nuevos estudiantes y el uso de las tecnologías en el aula en relación a la carta viral del catedrático de la Universidad de Granada

17 ene 2023 . Actualizado a las 12:23 h.

La carta viral del profesor Daniel Arias Aranda, catedrático del departamento de Organización de Empresas de la Universidad de Granada, Querido alumno universitario de grado: Te estamos engañando critica la falta de interés de los alumnos universitarios, así como el uso excesivo de la tecnología en el aula. Un escrito en el que además propone algunas soluciones para mejorar el rendimiento de los estudiantes, entre las que se encuentra la disminución del uso de los dispositivos móviles en el aula, iniciar el proceso educativo en edades tempranas, exigir una mejora de la lengua escrita y oral y potenciar el  aprendizaje sobre el entorno. Además, asegura que el nivel de la enseñanza en las universidades ha disminuido notablemente. Una carta que no ha pasado desapercibida en la comunidad universitaria. Tres profesores de la Universidad de Oviedo, Álvaro Solano, José Luis San Fabian y Juan José del Coz han llegado a la conclusión de que la calidad de la enseñanza universitaria es un tema del que no se puede hablar en términos absolutos.

Según el profesor Arias, las nuevas generaciones vienen menos preparadas que las anteriores, lo que se refleja, según él, en una falta de vocabulario y en el desconocimiento del entorno. Álvaro Solano, profesor de Historia Medieval, considera que es imposible comparar a los alumnos de distintas generaciones en términos de calidad pues «no se puede decir taxativamente que venían mejor preparados los de antes que los de ahora, porque nadie ha estado bajo las mismas circunstancias en los mismos momentos». Aunque destaca que en algunas ocasiones «echaría de menos una formación mejor en cuestiones de ortografía, expresión escrita y oral, pero a la vez también encuentro honrosísimas excepciones que a veces son más numerosas o menos».

Por su parte, el catedrático del departamento de Docencia de la Universidad de Oviedo, José Luis San Fabian, es partidario de realizar un diagnóstico más amplio de la situación. Considera que hay una tendencia a que los niveles educativos superiores se quejen de los niveles previos de los que vienen los estudiantes. Considera, además, que no se puede comparar el sistema de educación actual con el de hace 20 años tomando como referencia unos pocos indicadores, «es evidente que la sociedad ha cambiado. Han cambiado los perfiles profesionales y sociales y también, los hábitos de estudio de los jóvenes. Por tanto, la educación ha cambiado», asegura San Fabian. Un proceso que cree que ha dado lugar a alumnos más preparados para las tecnologías, más preparados para los idiomas y que cuentan con el manejo de nuevos lenguajes, como el de las imágenes. Aunque no niega que «también se pierden otros. Ahí estoy un poco de acuerdo con el profesor de Granada. La expresión verbal antes era la vía de comunicación para la enseñanza, pero hoy no es la única», explica San Fabian.

Daniel Arias remarca en su carta la falta de compromiso y motivación de los nuevos alumnos. Un hecho con el que el Catedrático del departamento de Ingeniería de la Construcción, Juan José del Coz, no está de acuerdo. «En mi experiencia como docente, no noto que los alumnos no atiendan en mis clases. Mi relación con los estudiantes, tanto hoy como durante todos estos años, ha sido excelente. Nunca he tenido ningún problema, excepto una vez en una revisión de examen, pero es algo puntual», explica del Coz. Quien considera que la clave es «intentar hacer las clases un poco dinámicas. Si estás ahí durante 90 minutos hablando, hasta a mí me parecería pesado».

Solano destaca que el problema de la falta de motivación podría encontrarse en los planes de estudio que, según el profesor, «a veces no invitan a mantener el esfuerzo». Pero señala que en su experiencia sí ve interés, ganas, hambre de conocimiento y, también, vergüenza por descubrir el mundo universitario. El historiador añade, además, que «ese desencanto de los alumnos es el que debemos intentar resolver. Es parte de la labor universitaria mantener viva la llama del que viene con curiosidad».

Uno de los aspectos positivos de la Universidad de Oviedo que destaca el catedrático del Coz es que «aunque desgraciadamente la demografía en la región ha disminuido, ha permitido que el número de alumnos por clase sea menor. Por lo que la atención es más personalizada y permite mejorar notablemente la calidad de la enseñanza».

La técnología como una herremienta de enseñanza

Otro de los puntos que critica el catedrático de la Universidad de Granada es el uso excesivo de dispositivos electrónicos en el aula y defiende la necesidad de limitar su uso únicamente a aquellas asignaturas y momentos en los que sea realmente necesario. Una opinión que del Coz no comparte pues considera el ordenador como una herramienta más de trabajo. «Una herramienta puede usarse bien y puede usarse mal.  A mis estudiantes no les pongo ningún impedimento para que utilicen el ordenador si quieren. De hecho, todos mis apuntes son digitales. Incluso cuando Uniovi no tenía campus virtual, yo ya tenía un campus virtual propio que habíamos montado en un servidor», explica el ingeniero. «Las tecnologías no se pueden ignorar», declara, San Fabian, y propone convertirlas en un aliado al servicio de la enseñanza.

Por último, el escrito recoge la necesidad de flexibilizar los primeros años universitarios con la creación de pasarelas. Un concepto que ya existe en algunas universidades españolas como la Universitat Pompeu Fabra. Son grados en los que los alumnos pueden matricularse en varias asignaturas durante dos años para tener un primer contacto con el sistema docente universitario, a partir del tercer año deben escoger el grado que quieren cursar. Una propuesta que San Fabian defiende pues «hay estudiantes que escogen la carrera en el último momento y no están seguros de ello», y que se debería completar, señala el catedrático, con «una prueba de acceso a la universidad con un carácter orientador y no tan preceptivo. Además, las universidades podrían contar no solo con la nota mínima de acceso, sino que también podrían tener en cuenta otras variables complementarias, valorando las capacidades de los alumnos, por ejemplo, a través de una entrevista».